Autor: Joss Stirling
Editorial: Bruño
ISBN: 9788469601785
Páginas: 416
Año de publicación: 2014Precio: 14€
A los seis años, Sky es abandonada en una carretera sin familia, sin recuerdos. Afortunadamente, diez años después ha logrado encontrar la paz en compañía de sus padres adoptivos. Al trasladarse de Londres a Estados Unidos, la joven empieza una nueva etapa: nuevo instituto, nuevos amigos... y nuevos problemas, pues allí conoce a Zed, el pequeño de los extraños hermanos Benedict, que insiste en que él y Sky están unidos de una forma muy especial. Lo que al principio parece una broma o incluso una locura, acaba dando paso a toda una aventura que cambiará para siempre la vida de la protagonista y la llevará a descubrir la verdad sobre sí misma.Desde que vi que publicaban esta trilogía en América del Sur (si mal no recuerdo, fue en Argentina), quise saber cómo era recibida. Al ver que tenía su éxito allí, recé para que la trajesen a España y, al igual que con Firelight, mis súplicas recibieron respuesta.He de confesar que al principio pensé que se trataba de una trilogía que se centraba en la misma pareja, es decir, lo normal en las novelas juveniles; pero hasta que terminé la novela (sí, así de burra soy) no me di cuenta de que era un libro autoconclusivo y la siguiente historia era la relación de otros dos personajes. Aunque parezca un dato nimio, dado el humor en el que estoy, agradezco muchísimo este tipo de novelas.Esta primera parte nos introduce desde la primera persona en la vida de Sky, una chica que fue abandonada cuando era pequeña pero a la que adoptaron una pareja de bohemios artistas. Por motivos profesionales, cuando Sky ya ronda la edad de la adolescencia, la familia debe viajar a Estados Unidos, en donde se encontrará con un instituto nuevo, amigos nuevos y otra serie de obstáculos que un adolescente no quiere hacer frente. Su vida, en cierta forma, se complica cuando conoce a los famosos Benedict.La primera palabra que aparece cuando recuerdo cómo fue esta novela es "tierno". Muy a mi pesar, llevaba cierto tiempo en el que las novelas juveniles no me emocionaban tanto como me gustaría. No lo achacaba a la edad, sino más bien al lenguaje tan coloquial que me he encontrado en los últimos autores que he ido leyendo. Y eso se debe a que, a pesar de que aquí sí hay cierta jerga adolescente, no me ha molestado tanto como en los libros anteriores, puesto que, de un modo u otro, la prosa estaba cuidada y sí que había un cuidado por parte del escritor de no desfasarse en lo que escribía.Si bien puede que el lenguaje no tenga mucho que ver con la ternura que me ha transmitido el libro, es (en mi opinión) uno de los motivos por el que he podido introducirme con más intensidad en la novela hasta el punto de ponerme a reír y a saltar como si volviese a tener dieciséis años. Y eso, queridos vigilantes, no lo han conseguido muchas novelas.Las continuas pullas entre los protagonistas, los momentos "casuales" en los que vuelven a verse y la amistad que ha ido forjando Sky con los secundarios están tan bien planteadas y ordenadas que he disfrutado cada página que he ido devorando en estas navidades. Desde luego, me ha animado las horas de estudio.El final cerrado también contribuyó a que me terminase de encandilar esta novela. Eso y que el siguiente libro no fuese otra vez de esta pareja, puesto que un poco de aire fresco nunca viene mal. No me avergüenza decir que estoy (un pelín) ansiosa por leer la segunda parte y si vosotros os animáis a leerlo, me comprenderéis.