Título: En el país de la nube blancaAutor: Sarah LarkEditorial: Ediciones BAño: 2011ISBN: 9788466646710Nº de páginas: 752
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RESEÑA:Quise leer este libro desde que lo vi en el catálogo de novedades de Ediciones B ya que tenía todos los elementos para atraer mi atención a primera vista: portada preciosa+saga familiar. No tardé demasiado en visitar una librería y traérmelo a casa, aunque pasaron unos meses hasta que finalmente me decidí a leerlo aprovechando el verano. Había leído varias reseñas positivas por lo que sabía casi con certeza que iba a disfrutar mucho con él y así ha sido, me ha encantado y sus casi 800 páginas me las he leído sin darme cuenta.
La historia arranca en el año 1852 y tiene por protagonistas a dos jóvenes inglesas de muy diferente origen. Por un lado está Helen Davenport que trabaja como institutriz en casa de la familia Greenwood. Disfruta ejerciendo esta labor pero ansía tener una familia propia y en Londres cada vez tiene menos posibilidades de lograrlo debido a su edad y la escasez de su dote. Hija de un párroco, tuvo que cuidar de sus hermanos desde niña tras la muerte de su madre y cuando su padre también falleció, se vio obligada a trabajar como profesora particular para pagar los estudios de sus dos hermanos. Por este motivo decide contestar al anuncio publicado en la hoja parroquial en el que se solicitan muchachas que estén interesadas en contraer matrimonio en una comunidad de Nueva Zelanda.
A través de la parroquia recibe una carta con la proposición de matrimonio de Howard O´Keefe, un agricultor de Haldon, Christchurch, que consigue conquistarla a través de las palabras escritas en la hoja. Aunque vivir en una granja no forma parte de su sueño, cree que puede ser muy feliz al lado de O´Keefe, al que ella imagina como un "gentlemanfarmer", es decir, un hombre educado y bien situado dentro de la comunidad de Christchurch.
Con estos sueños se lanza a la aventura y embarca en el Dublín rumbo a Nueva Zelanda con seis niñas huérfanas que son enviadas a este país para trabajar en el servicio doméstico y a las cuales tendrá que cuidar durante la travesía, tiempo que Helen emplea en enseñarlas a comportarse como damas para ser lo más útiles posible a sus señores.
Por otra parte tenemos a una joven noble, Gwyneira Silkham, hija de uno de los mayores ganaderos de Gales. Con un carácter rebelde, se aleja bastante de las pautas de comportamiento que debe guardar cualquier dama y disfruta mucho más en los establos y a lomos de un caballo que en sus clases de francés o bordado. Este carácter "asilvestrado" unido a su escasa dote, ya que es la tercera hija del matrimonio Silkham, hacen que sus posibilidades de encontrar un esposo sean escasas, aunque esto a ella no la preocupa demasiado porque la vida familiar no la atrae lo más mínimo, preferiría ocupar el puesto de su hermano y hacerse cargo del negocio familiar.
Sin embargo este carácter será el que conquiste a Gerald Warden, El barón de la lana, que ha llegado a Gales desde Nueva Zelanda para negociar la compra de ovejas con pedigrí para mejorar la calidad de la lana en su granja y aprovechará la oportunidad que se le presenta en una partida de cartas para conseguir la mano de Gwyneira para su hijo Lucas. Puesto que a ella no le disgusta la nueva vida que el futuro parece ofrecerle, acepta la proposición y se embarca rumbo a Nueva Zelanda también en el Dublín.
En este barco será donde conozca a Helen y a pesar de sus diferencias de clase, acabarán convirtiéndose en grandes amigas y confidentes. A su llegada a Nueva Zelanda descubrirán que las cosas no son como las habían imaginado, pero conservarán su amistad con el paso de los años a pesar de los obstáculos a los que tendrán que hacer frente.
Escrita con un lenguaje sencillo, la historia consigue atraparte desde el principio y mantiene el interés por la lectura a lo largo de todas sus páginas en las que encontramos aventuras, drama, amor, odio, celos, historia... elementos que hacen su argumento muy atractivo y que están combinados de una forma equilibrada, por lo que la lectura no se hace pesada ni aburrida en ningún momento.
El libro está estructurado en capítulos que a su vez se dividen en cuatro grandes bloques que abarcan etapas diferenciadas en las vidas de las protagonistas. Como en cualquier libro de estas características, la trama principal es la de Helen y Gwyneira, sobre todo esta última, cuya historia adquiere más importancia, pero a medida que transcurren los años van surgiendo líneas argumentales paralelas que son igualmente interesantes.
Dos de los aspectos que más destacan en la novela son la ambientación y los personajes.
En lo que se refiere a la ambientación, es un detalle que la autora ha cuidado mucho, la novela está llena de descripciones minuciosas de las tierras de Nueva Zelanda que consiguen que desees trasladarte a esos inmensos pastizales, disfrutar de la naturaleza y de la libertad que los envuelve. Se aprecia en la narración su fascinación por este país y consigue transmitir al lector este entusiasmo, cuando cierras el libro estás deseando conocer en persona ese maravilloso país y sin embargo tan poco conocido, al menos en mi caso.
Estrechamente relacionado con la ambientación, es necesario hacer referencia al contexto histórico en el que se sitúa la historia, que nos acerca al periodo de la colonización de Nueva Zelanda y en el que se nota que la autora se ha documentado bastante. Conocemos las dificultades a las que tuvieron que hacer frente los que se embarcaron en la aventura de emprender una vida nueva en estas tierras atraídos por las ganas de hacer fortuna, dedicados a la cría de ballenas, la caza de focas, la búsqueda de oro y la ganadería en la mayoría de los casos. Puesto que las dos protagonistas están relacionadas con la cría de ovejas, esta es la profesión y forma de vida que se trata más en profundidad.
Pero no solo nos presenta a los colonizadores, si no que descubrimos también a los pueblos nativos de Nueva Zelanda, habitados por los maoríes. La autora nos acerca a su cultura, sus tradiciones, su forma de vida e incluso su mitología haciendo referencia también a los problemas y disputas que surgieron a raíz de la colonización británica. Para mí ha sido de los aspectos más interesantes de la novela, ya que era una cultura totalmente desconocida y me ha gustado descubrir un poco más sobre ellos y su historia.
Los personajes son otro aspecto destacable en la novela. Sin duda las que más destacan son las protagonistas femeninas, Helen Y Gwyneira, a las que la autora ha dado caracteres muy diferentes, completamente opuestos, lo que creo que ha sido un acierto porque consiguen equilibrar la historia y hacerla más interesante.
Todos están muy bien perfilados y caracterizados, llegamos a conocerlos ampliamente y a través de las descripciones podemos hacernos una idea de su apariencia física, lo que hace que sean muy humanos.
Hay un amplio abanico de personajes, ya que tenemos a los miembros de las dos familias protagonistas pero estos a su vez tienen contacto con muchas más personas como son los miembros del servicio, los habitantes del pueblo, las personas a cargo del ganado, los propios maoríes etc. Pero todos tienen un carácter particular que los hace diferentes y con un papel concreto dentro de la historia.
El libro me ha gustado muchísimo pero tengo que señalar dos puntos negativos. Uno relativo a la edición que contiene faltas de ortografía, sobre todo en las exclamaciones e interrogaciones, se olvida muchas veces del signo final y las deja abiertas; esto ha llegado a molestarme bastante porque es un fallo constante. También hay algunas expresiones extrañas por ejemplo que los jóvenes eran "podorosos" o que provocaba "incerteza".
Y otro relacionado con el final. Todas las reseñas que he leído de este libro coinciden en la idea de que el final es precipitado y es la misma sensación que he tenido. El tiempo comienza a avanzar muy deprisa y pasan muchísimas cosas, lo que contrasta bastante con el ritmo al que la autora nos había acostumbrado, pausado y con multitud de detalles. A pesar de esto, la autora consigue cerrar todas las historias de forma convincente y no se deja ningún detalle en el aire.
Al margen de estos dos pequeños detalles, En el país de la nube blanca es una novela fabulosa y he disfrutado muchísimo con su lectura, tanto con la historia de los personajes como con las descripciones de Nueva Zelanda, un país sin lugar a dudas increíble.
Señalar para terminar que es la primera parte de una saga cuyas continuaciones aún no se han publicado en España, espero que pronto podamos disfrutar de la siguiente.