Esta es la tercera novela del escritor español C. Pérez de Tudela. En alguna ocasión has estado tan harto que has dicho: ¡Hasta aquí!, pues eso es precisamente lo que le sucede a Andrea, la protagonista de esta loca historia. Ella es una mujer de 39 años más uno, está deprimida, ya que todo le ha salido mal hasta ahora; su novio la ha abandonado a través de un mensaje, su insoportable jefe le odia y además tiene, según la opinión del resto de la humanidad, un problema con el alcohol, aunque eso no es cierto, lo que sucede no es que ella beba mucho, sino que el resto bebe demasiado poco. Todo ello unido al hecho de que el mundo piense que ha convencido a su amiga para que deje plantado ante al altar a su exfuturo marido, tienen como resultado que en un momento de locura, no se lo piense dos veces, y se vaya a disfrutar de una extraña luna de miel, ya que no ha habido boda ni tan siquiera hay novio, aunque eso puede cambiar.
Andrea desea comenzar de cero, pero cuidado con las decisiones que se toman con unas cuantas copas de más, porque la verdad, que robar los billetes de la luna de miel de su amiga, hacerse pasar por ella, y largarse con un cheque con una cantidad más que importante que debería haber ingresado por mandato de su jefe, no es la mejor manera de comenzar una nueva vida. De este modo comienza una historia de lo más enrevesada llena de inequívocos y líos. Nuestra protagonista pasa mas tiempo borracha que serena y la mala leche le lleva a tomar decisiones inoportunas, poniéndola en situaciones de lo más extrañas y en ocasiones peligrosas, con un punto de humor bizarro que no te dejan indiferente. El escritor nos presenta a un personaje que en un principio, le llegas a coger manía, porque ella es egoísta, impulsiva, maleducada. Todo lo malo que le sucede es consecuencia de su mal comportamiento, por lo que muy a menudo piensas: es que se merece lo que le pasa. Desde luego el personaje está realmente bien trazado y definido aunque no nos agrade y eso es precisamente el acierto del perfil de la protagonista, que consigue sacar emociones en nosotros, aunque estas no sean positivas. Gracias a esa capacidad de “hacer amigos” que tiene Andrea, se irá encontrando con diversos personajes de lo más variopintos. Ellos darán un toque de irrealidad a la trama, surgiendo numerosos momentos ciertamente divertidos aunque eso sí, raros, raros. Algunos intentarán ayudarla, aunque estos los menos, otros la odiarán a muerte y alguno que otro, tan solo, desearán disfrutar con ella de un momento de sexo. Algo de lo que me vengo quejando en anteriores, y numerosas ocasiones, es la cantidad de tacos y expresiones vulgares que últimamente los escritores se sienten en la necesidad de volcar en sus obras. Supongo que este personaje, en ocasiones, necesita del apoyo de estas palabras para remarcar lo maleducada que es, pero me ha parecido excesivo, ya que en ciertos momentos de tres palabras, cinco eran tacos. Seguiré mi lucha personal para que los escritores cambien, esa será mi cruzada, porque parece, que en ocasiones, soy la única a la que le importa, o a veces me siento así.
Debajo de esa fachada de mala leche, tacos, ideas locas, tabaco y alcohol, parece ser que en Andrea habita una buena chica, aunque está tan ahogada en whisky que le es difícil salir a flote; de vez en cuando, una voz le llega de lejos para preguntarle que qué demonios está haciendo, parece ser que es la conciencia, pero ella no le hace mucho caso. De la mano de esta catastrófica mujer viviremos una aventura llena de enredos, humor, robos, amoríos, mentiras, alguna que otra pistola, todo ello en un lugar paradisíaco, con un final que os sorprenderá y que me ha dado a pensar que tal vez nos encontremos con una segunda parte. Si os decidís por ella espero que la disfrutéis.