En Fin de temporada de Ignacio Martínez de Pisón encontré una dolorosa historia familiar marcada por una huida continua de un pasado penoso y triste.
Difíciles relaciones familiares, amor dañino y secretos que dejarán de serlo para intentar entender y para comprobar como fue la vida de una madre soltera y la de su hijo en los años setenta.
La ficha técnica del libro la podemos consultar en la página web de Planeta de Libros.
La familia no es un buen lugar para guardar un secreto.
Una carretera junto a la frontera de Portugal, junio de 1977. Juan y Rosa, apenas adolescentes, tienen cita en una clínica abortista clandestina, pero un accidente les impedirá llegar a su destino. Casi veinte años después, Rosa y su hijo Iván comienzan el que será el proyecto de su vida, la recuperación de un camping en la Costa Dorada, en el otro extremo de la península. Desde que Iván nació han vivido en diferentes lugares, siempre de forma provisional, siempre solos, huyendo de un pasado que no tardará en alcanzarlos.
Fin de temporada es una novela sobre la fuerza, a veces envenenada, de los lazos de sangre; sobre secretos familiares que hacen que cada generación se vea abocada a repetir ciertos errores, y sobre cómo saber nos transforma en otras personas.
Ignacio Martínez de Pisón traza personajes memorables y una relación madre e hijo extraordinaria en esta historia que recorre casi un cuarto de siglo y nos descubre que el pasado no resuelto es una trampa vital aunque intentemos ignorarlo, o precisamente por ello.
Qué complejas son las familias y cuántos modelos de familias existen. En Fin de temporada Ignacio Martínez de Pisón nos presenta a una familia compuesta tan solo por una madre y su hijo, una familia herida que nos muestra la dificultad de tener unas relaciones familiares sanas. Una historia familiar que es también una historia de España, una historia de nuestro país que lamentablemente aún sentimos cercana.
Unas relaciones familiares no sanas por un pasado oculto, por heridas no curadas y por un exceso de posesión maternal que ahoga, que no deja volar en libertad a su hijo por miedos a las raíces familiares, por miedo a que los orígenes fortalezcan a quien quieres tener siempre en propiedad.
Pero no se puede luchar contra el pasado, siempre nos alcanza. Y saber nos hace diferentes, nos convierte en otras personas.
Me vi viviendo junto a Iván y su madre situaciones dolorosas que me agitaron muchísimo y eso ha sido debido a la fantástica creación de personajes; son muy de verdad, llegaron a mi corazón y sentí unas ganas tremendas de ayudarlos, de gritarles las barreras que yo creía que ambos debían derribar para evolucionar, para salir de sus continuas oscuridades y dejar de sentir esos dolores. Pero no pudo ser, me identifique con Mabel al ver que madre e hijo solo se veían a ellos mismos.
Mabel me encanto, y mención especial merece este personaje de Mabel. Una mujer fuerte y luchadora que se agota al verse metida de lleno en la maraña continua que van tejiendo madre e hijo y no lograr poder cortar ese hilo que se va enredando y enredando cada vez más. Madre e hijo que no son capaces de apreciar su ayuda, madre e hijo que no ven a nadie más. Solo existen ellos. Solo existe su embrollo.
¡No puedo estar toda la vida arreglando lo que los oturos estropean! [...]. Sois como esos árboles que no dejan que crezca nada a su alrededor. ¿Y los demás qué? ¿Y yo qué? Estáis tan encerrados en vosotros mismos que no sois capaces de ver a los que estamos al lado ".
Fin de temporada es una novela dura, realista; una novela que retrata al detalle dos Españas muy diferentes. Extraordinaria al reflejar con pericia y arte una excepcional relación entre una madre y un hijo. Una novela con la que recorrí décadas anteriores para observar los cambios sociales que se han producido en nuestra sociedad hasta ahora.
Podéis comprobar que he disfrutado muchísimo esta novela y es una novela que volvería a leer para captar algún detalle más que nos deja el autor para plasmar el realismo a la perfección. Como por ejemplo que los protagonistas vivan en un camping creo que refleja la vida inestable, provisional, sin cimientos.
Os recomiendo leer Fin de temporada para disfrutar de la historia y de las letras de un escritor que admiro. Una historia que nos enseña que el pasado no resuelto no lo podemos ignorar, el pasado siempre regresa y cuando no lo afrontamos con valentía nos puede derrotar para siempre.
Se vinieron abajo mis dos vidas, la real y la imaginada, y me quedé sin nada. Peor aún: me quedé sólo con la sensación de pérdida. La pérdida de lo que había sido mío y la pérdida de lo que jamás habría podido llegar a serlo ".
Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) es autor de más de quince libros, entre los que destacan, El día de mañana (2011; Premio de la Crítica, Premio Ciutat de Barcelona, Premio de las Letras Aragonesas, Premio Hislibris), La buena reputación (2014; Premio Nacional de Narrativa, Premio Cálamo al Libro del Año) y Derecho natural (2017). También ha publicado el ensayo Enterrar a los muertos (2005), el libro de relatos Aeropuerto de Funchal (2009) y la novela de no ficción Filek (2018).
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