Revista Cultura y Ocio

Reseña: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley

Publicado el 23 agosto 2015 por Arsenico @Arsenico85
¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Hoy os traigo la reseña de una obra maestra que todos conocemos y que yo no había leído hasta ahora. Un clásico imprescindible que recomiendo a todo el mundo. Reseña: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley
Ficha Técnica:Título: Frankenstein o el moderno Prometeo
Autora: Mary Shelley
Editorial: Valdemar
Encuadernación: Cartoné
Nº Páginas: 320
Precio:24€
ISBN:97884-7702-739-3
Libro en Goodreads

Resumen de la editorial: 
En la noche del 17 de junio de 1816, después de una velada en compañía de Lord Byron, Percy B. Shelley, John W. Polidori, Matthew G. Lewis, entre otros, en la que se discutió sobre el galvanismo, los experimentos del doctor Erasmus Darwin y la posibilidad de descubrir el principio vital y conferirlo a la materia inerte, Mary tuvo una pesadilla en la cual un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. Este sueño fue el primer atisbo de una Criatura que se ha elevado por sí misma al pedestal de los mitos básicos del terror. A partir de esta visión de pesadilla, Mary Shelley construyó Frankenstein, o el moderno Prometeo, una historia que ha estremecido a generaciones de lectores y cuya actualidad permanente han garantizado las numerosas adaptaciones al cine. Una historia destinada no sólo a despertar el horror, sino a proponer una reflexión moral sobre la naturaleza humana y la génesis del Mal.


Opinión Personal (sin spoilers): 
Reseña: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary ShelleyCuando era tan solo una niña y vi por primera vez la película Frankenstein, la del 94 en la que Kenneth Branagh hacía de Victor Frankenstein y Robert de Niro del monstruo, me enamoré perdidamente. Fui una niña con gustos peculiares y normalmente las películas oscuras y tétricas me fascinaban. Desde entonces, cada vez que la echaban por la tele ahí estaba yo para verla. Pero no ha sido hasta ahora, 21 años después de aquella increíble película, que me he decidido a leer el libro, y mi fascinación por la historia de Mary Shelley no ha hecho más que ampliarse como nunca pensé que lo haría. Desde hoy este libro pasa a ser uno de mis favoritos. 
¿Qué decir de Frankenstein que no se sepa ya? Victor Frankenstein vivió rodeado de amor, de la belleza etérea de los parajes de Ginebra, su hogar, y se convirtió en un hombre brillante, admirado y amado por aquellos que lo conocían. Pero a pesar de tenerlo todo en la vida para ser feliz le faltaba algo. Poco interés encontraba en los temas que interesaban a los demás y no tardó en comprender que su verdadera pasión se hallaba en temas más trascendentales, como el cielo y la tierra, la vida y la muerte. La naturaleza misma del ser humano. Él creía haber nacido para algo más, quería ser de utilidad a la humanidad erradicando la enfermedad y la muerte. Quería jugar a ser Dios
Fue su pasión por estos temas lo que le llevó a ingresar en la universidad de Ingolstadt, donde pasaría años volcándose tanto en sus estudios que sus conocimientos casi superarían a los de cualquier profesor de ciencias. Poco importaba que sus sueños fueran imposibles a ojos de los filósofos que pese a sus estudios no habían logrado nada, pues no había nada que Frankenstein no estuviera dispuesto a hacer para alcanzar su objetivo. 
«Por mucho que se haya hecho», exclamaba el alma de Frankenstein, «mucho, muchísimo más lograré yo; avanzando por los senderos ya marcados, inauguraré una nueva ruta, exploraré poderes desconocidos, y revelaré al mundo los más profundos misterios de la creación». 

Palabras de Victor Frankenstein que lo llevarían a la ruina más absoluta. Y es que jugar a ser Dios, intentar influir en algo tan natural como es la vida y la muerte, puede llevarte a la gloria pero también a la destrucción, y eso es algo con lo que Victor no contaba. Frankenstein se dedicará en cuerpo y alma a sus estudios y volcará su vida, su salud, y también cordura, a ello. Estudiará los límites entre la vida y la muerte, intentando sortear la infranqueable barrera que los separa. Su objetivo no es otro que dar vida a la materia inerte, a la putrefacción, seleccionando meticulosamente huesos y miembros de cadáveres hasta desarrollar un cuerpo perfecto, grande y de rasgos que él creía hermosos. Con sus sueños de gloria, en ningún momento pensó en lo que sucedería si finalmente su trabajo daba sus frutos. De modo que cuando la criatura abrió los ojos al mundo comenzó el verdadero tormento, la vida de pesadilla que estaba a punto de destruir todo lo que una vez había amado.
Mi atención se centraba en todos los objetos insoportables para los delicados sentimientos humanos. Observé cómo se degrada y consume el hermoso cuerpo del hombre; observé cómo se suceden la corrupción y la muerte en las mejillas radiantes de la vida; vi cómo el gusano hereda las maravillas del ojo y del cerebro. Me detuve a examinar y analizar los más pequeños detalles de la causa tal como se manifiesta en el cambio de la vida a la muerte y de la muerte a la vida, hasta que del centro de todas estas tinieblas me surgió una luz; una luz tan brillante y prodigiosa, aunque tan simple, que al tiempo que me sentía deslumbrado ante los inmensos horizontes que iluminaba, me asombraba el que, entre tantos hombres de genio que habían orientado sus investigaciones hacia la misma ciencia, se me hubiese reservado a mí solo tan prodigioso secreto. 

No creo que haya necesidad de contar nada más acerca de la historia. Todos conocemos la historia de Victor Frankenstein y el monstruo al que da vida y que él llama demonio. Un ser al que él aborrece y abandona a su suerte desde el momento de su nacimiento, movido por el asco y el espanto que su aspecto físico produce en él. Victor, acostumbrado a la belleza del ser humano, de la vida, no puede más que horrorizarse ante su creación. Poco importa qué es de la criatura, sus sentimientos, su soledad, la amargura de verse solo en un mundo donde es despreciado por su enormidad y fealdad, por la monstruosidad que su creador le había regalado y que un instante después había repudiado. 
Supongo que el libro impactará de manera diferente a cada lector. Para mí ha sido como una montaña rusa de sentimientos. He sufrido muchísimo, por Victor, que me ha despertado una inmensa lástima. Porque sí, es un hombre extraordinario al que aprendes a querer, con el que sufres, pero también injusto y cruel, aunque ni él mismo sea capaz de verlo. Y luego sentí una pena infinita por el monstruo, que también es cruel a su manera pero ¿cómo no serlo en su situación? ¿Cómo no serlo cuando estás solo en el mundo, cuando eres sometido a abusos y desprecios, a la soledad más absoluta solo por tu apariencia? ¿Cómo no serlo cuando tu creador te suelta en un mundo que no comprendes? Un recién nacido sin nada más que un cuerpo deforme con el que defenderse, pues ni siquiera sabe cómo comunicarse.
Hubo un tiempo en que mi imaginación se recreaba en sueños de virtud, de fama y de alegría. Hubo un tiempo en que esperé ilusoriamente encontrarme con seres que, perdonando mi forma externa, me amasen por las excelentes cualidades que era capaz de manifestar. Abrigué pensamientos elevados de honor y abnegación. Pero ahora el crimen me ha degradado por debajo de las más ruines alimañas. Ninguna culpa, ningún daño, ninguna maldad, ninguna desdicha pueden compararse a la mía. Cuando examino el espantoso inventario de mis pecados, no logro convencerme de que soy la misma criatura cuyo pensamiento estuvo en otro tiempo lleno de visiones sublimes y trascendentes sobre la belleza y la majestad del bien. Pero es así: el ángel caído se convierte en demonio de maldad. Sin embargo, incluso ese enemigo de Dios y del hombre tuvo amigos y aliados en su desolación; en cambio yo estoy solo. 

Me animé por fin a leer el libro gracias a La noche en que Frankenstein leyó el Quijote y también el video de Los libros de María Antonieta, que habló sobre las ediciones de Frankenstein, su libro favorito. Recuerdo que decía que una de las interpretaciones era la de comparar al monstruo con el ser humano y a Victor Frankenstein con Dios y, de hecho, yo también lo he visto de esa forma y quizá sea lo que más me ha hecho reflexionar y sufrir, poniéndome en la piel del monstruo. Y sí, terminé el libro con lágrimas en los ojos.
Sin dura te acordarás de estos papeles. Aquí están. Cuentan todo lo referente a mi desdichado origen, las repugnantes circunstancias que lo hicieron posible, con la más minuciosa descripción de mi abominable figura, en un lenguaje que refleja tu propio horror, y que grabó el mío de forma imborrable. ¡Sentí náuseas al leerlo! ¡Maldito sea el día en que recibí la vida! —exclamé con agonía—. ¡Maldito mi creador! ¿Por qué fabricaste un monstruo tan espantoso que incluso mismo te apartaste horrorizado de mí? Dios, en su misericordia, hizo al hombre hermoso y atractivo, a su propia imagen; en cambio, mi figura era una mezcla inmunda, una parodia de la tuya, más espantosa aún por su mismo parecido. 

El libro se divide en varias partes, pues en realidad está contado todo por medio de cartas que Walton, capitán de un barco en una expedición peligrosa hacia el Polo Norte, envía a su hermana contándole cómo Victor Frankenstein es encontrado un día sobre una placa de hielo, a punto de morir, y cómo lo acoge en su barco y va tomándole cariño conforme lo ve recuperarse. Es entonces cuando Victor le cuenta el extraordinario relato que lo ha llevado a donde está y donde la historia se verá narrada en primera persona desde su punto de vista, dirigiéndose siempre a Walton (si habéis visto la película, esta parte es bastante fiel al libro). Además, como es Victor el que lo narra, contaremos también con una parte donde el mismo monstruo tomará partido en la historia y también contará sus vivencias y el porqué de sus acciones desde el momento en que Victor le abandona. Me he dado cuenta de que no recuerdo que en la película el monstruo cuente cómo fue su vida (quizá porque ya he olvidado partes o quizá porque simplemente lo omitieron), de modo que he disfrutado muchísimo conociendo esta parte de la historia para mí completamente desconocida, que enriquece la obra y le da más humanidad al monstruo, haciendo que también te encariñes con él y sufras con todo lo que le pasa.
Me he enamorado de la narración de Mary Shelley y la manera en que te muestra su visión del mundo, toda la belleza que hay a sus ojos. Las descripciones de los paisajes que recorren los personajes hacen que te fundas con la naturaleza, lo bien desarrollados que están los personajes y lo mucho que te afectan sus alegrías y sus penas, sus tormentos más profundos. Una delicia de narración y ya estoy deseando leerme sus cuentos. 
En cuanto a la película, tengo muchísimas ganas de verla otra vez y cuando lo haga seguramente os traiga una comparativa hablando un poco acerca de las diferencias y mis impresiones. Por lo que recuerdo, algunas cosas son muy fieles y otras son totalmente inventadas, como es natural. Pero tampoco quiero spoilear, solo diré que recomiendo tanto el libro como la película pero que, evidentemente, el libro es infinitamente mejor. Por cierto, no sé si habéis visto el tráiler de la nueva película dirigida por Paul McGuigan que llegará a los cines en noviembre de este año, con James McAvoy en el papel de Victor Frankenstein. Espero equivocarme, pero tiene pinta de que será una decepción absoluta. Vamos a cruzar los dedos para que al menos se pueda ver. 
Reseña: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary ShelleyHay muchísimas ediciones de Frankenstein o el moderno Prometeo. La que yo tengo es la de Valdemar (más info AQUÍ), que cuenta con un estudio preliminar de la obra a cargo de Antonio José Navarro, de casi 70 páginas, además del prólogo de la autora donde nos explica cómo se gestó su obra. La traducción, por Francisco Torres Oliver, es impecable, que a fin de cuentas es lo que busco yo cuando leo un clásico. De modo que si queréis una edición completa, esta es mi primera recomendación. Si lo que buscáis son ediciones de Frankenstein bonitas, tenéis la de Nórdica, ilustrado por Elena Odriozola y que también cuenta con la traducción de Francisco Torres Oliver (esta no la compré porque la letra me parece muy pequeña y eran azules sobre papel blanco, así que me molestaba al leer. Podéis verla AQUÍ). Y quizá la más bonita de todas es la de Planeta, con las impresionantes ilustraciones de Bernie Wrightson (autor de la ilustración que aparece a la izquierda) y un prólogo de Stephen King (es esta de AQUÍ). No sé quién será el traductor de esta edición, pero solo por las ilustraciones seguramente tarde o temprano acabará en mi estantería. Si por el contrario, lo único que queréis es leerlo y buscáis ediciones de bolsillo, tenéis elecciones para aburriros. Sea como sea, os recomiendo encarecidamente que leáis esta joya de la literatura al menos una vez en la vida.
¿Lo habéis leído? ¿Os ha maravillado tanto como a mí?
¡Un besote a todos!

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