Hachiko. El perro que esperaba|| Luis Prats ||
152 páginas.La Galera| Tapa dura | Marzo 2015
El profesor Ueno recoge un cachorro para su hija. Pronto, la relación entre el profesor y Hachiko, el perro, deviene especial. Cada mañana lo acompaña a la estación y, cada tarde, espera su regreso a las cinco y media. Cada día laborable. Cada mes. Cada año. Se ha forjado una relación basada en la amistad y la fidelidad. Y nada puede romperla...
Nada más ver que La Galera publicaría este libro, no me pude resistir, ¡necesitaba leerlo! La historia de Hachiko la conozco muy bien ya que he visto la película americana tropecientasmilveces porque es de mis favoritas -siempre, siempre, acabo llorando-. Tenía mucha curiosidad por leer el libro y no me ha defraudado en absoluto, es muy parecido a la película aunque hay ciertas cosas que cambian, como suele pasar.
El profesor Eisaburo Ueno debe recoger un perro para su hija. Se trata de un akita inu al cual le ponen como nombre Hachiko. A pesar de que el perro es para su hija, el profesor no puede evitar encariñarse del perro y hacerse cargo de él. Entra ambos surge una amistad leal, única e inseparable. Una amistad que va más allá de la eternidad.
Para empezar, me gustaría destacar la edición tan preciosa que tiene este libro. Es de tapa dura y en su interior podremos encontrar ilustraciones preciosas de la mano de Zuzanna Celej. La historia está narrada de manera sencilla, tiene la letra bastante grande y son unas 147 páginas. Se lee enseguida y nos enseña la verdadera historia de Hachiko, el famoso perro de Shibuya, una historia que va más allá de todo, una historia especial y única como pocas que todo el mundo debería leer.
Es un libro precioso aunque reconozco que no me hizo llorar, sí me emocioné con ese final pero no me causó los mismos sentimientos que la película. Aún así, lo disfruté muchísimo y lo recomiendo totalmente.
Una novela basada en hechos reales que nos cuenta la historia entre un hombre y un perro, como la lealtad supera todos los límites. Increíble y sencillamente maravilloso.
· Gracias a La Galera ·