La macro trama gestada por Rick Remender en sus Imposibles Vengadores da un nuevo salto hacia adelante. Y lo hace en todos los sentidos posibles. En el temporal, en el cualitativo y en el expectativo.
Estrenamos saga -herencia directa del arco anterior, por otra parte-, titulada ¡Vengar a la Tierra!, y multitud de jugosos detalles nos brinda este cómic para analizar. No todos ellos buenos, pero sí se intuye un trabajo más concienzudo por parte del guionista. Remender vuelve a desprender la magia que impregnaba los primeros números de esta colección. No goza -aún- del nivel de las primeras grapas (el arco de Cráneo con el cerebro de Charles fue realmente bueno), pero se acerca.
Y es que no podemos quitarnos de la cabeza que lo que Remender nos narra tiene mucho de evento Marvel y poco de historia intrascendente. El alcance de los hechos recientes es tan basto, toca a tantas cabeceras Marvel -de hecho, toca a todas- que se nos antoja difícil de creer que desde las oficinas editoriales de la Casa de las Ideas hayan relegado a un simple What If todo lo que acontece en Imposibles Vengadores. Y decimos que es difícil de creer porque la famosa Dinastía de M fue un juego de niños comparado con lo que aquí se nos narra. Sí, las consecuencias de Dinastía de M se dejaron sentir durante años, y esta etapa de Remender quedará en uno de tantos futuros posibles que solo los guionistas más avezados rescatarán para alguna historia rocambolesca. Pero todo ello huele a prisas. No por parte de Remender, sino de Marvel. Y es que seguramente la vaca sagrada de la editorial, Brian Michael Bendis, se emperraría en que no tocaran sus juguetes (La Imposible Patrulla-X y La Nueva Patrulla-X). Solo así puede explicarse que Remender use Imposibles Vengadores como campo de pruebas.
Y en este caso las pruebas parecen dar buenos resultados -por fin-. Se agradece la elipsis forzada donde Remender nos ubica directamente unos diez años en el futuro. Con el Planeta X de Eimin completamente asentado, donde Alex y Janet son unos forajidos que se niegan a aceptar lo ocurrido en Ragnarok Now.
No pasa desapercibida la semejanza de la ciudad mutante con la que nos muestra Spielberg en Minority Report. Y esto nos lleva a cuestionarnos si desde Marvel buscaron dedicar los números de este mes a las películas de ciencia ficción, pues algo similar ocurre en La Nueva Patrulla-X Nº 14 (cuya reseña podréis encontrar aquí).
La acción es directa, sencilla y bien llevada. Era necesario explorar más en profundidad la relación de Alex y Janet, y en esta grapa el guionista no esconde sus cartas y nos muestra a dónde conduce todo ello: ambos Vengadores tienen una hija. Una hija humana. Buen recurso el que se saca Remender de la chistera, para dar más peso así a la causa que defiende a la desesperada lo que queda del Equipo Unidad.
Como decíamos, se palpa una progresión narrativa muy necesaria que solo puede ascender. Y solo puede ascender porque el trasfondo del Planeta X está tan pobremente explotado que esperamos con ansia que Remender no se haya limitado a plantarnos una ciudad futurista a modo de decorado para evitar ramificaciones creativas que serían un auténtico lujo. Porque eso es lo que es ahora mismo el llamado Planeta X; un decorado de cartón piedra. Se entiende que, por exigencias del guión, se haya focalizado la atención en la persecución de Alex y Janet y no haya habido espacio material para explorar como se debe una idea tan suculenta como la de un planeta utópico formado exclusivamente por mutantes.
Dicha idea es tan poderosa, tan cautivadora, que esperemos que Remender no se olvide de ella. El Planeta X tiene muchoque ofrecer, desde luego mucho más que una simple ciudad futurista. Las fuentes de energía, el gobierno mutante, las fuerzas de la autoridad, las enseñanzas, lo que los niños aprenden en la escuela -si la historia está adulterada por Eimin o no-.
Por no hablar del papel de los demás mutantes en esta sociedad “perfecta”. ¿Qué ha sido de Cíclope? ¿Y de Lobezno? ¿Por qué, si Logan era miembro del Equipo Unidad y estaba en el Arca de los Gemelos, no sabemos nada de él? ¿Qué rol cumplen Kitty Pride y su Nueva Patrulla-X en el Planeta-X? Son preguntas que Remender, al menos de momento, no está por la labor de contestar.
Un punto negativo como pocos, que personalmente me ha defraudado, ha sido el desdén con el que Rick Remender trata el tema de la Presa de Taquiones. Todos aquellos que seguimos esta cabecera sabemos la importancia capital de la Presa. Medio equipo de Vengadores murió por ella -empezando por Steve Rogers-. Y aquí Remender nos presenta una Presa desprotegida, sin sistemas defensivos, sin guardias, sin nada. Con libre acceso para cualquiera que desee destruirla -y poner en jaque a una utopía que a buen seguro muchos querrían defender a toda costa-.
El punto fuerte que casi nos hace olvidar el poco mimo por este Planeta X es el cliffhanger con el que se cierra el número. Aparece Kang escoltado por los personajes más variopintos de los futuros alternativos de Marvel: Acab, Dyscordia -sí, el gemelo de Cable-, Deathlok, la May Parker con el simbionte, Arno Stark, Mariposa Mental, el Doctor Muerte de 2099… ¡y Thor!
La peor noticia es sin duda la marcha de McNiven y la vuelta de Daniel Acuña. La diferencia en el dibujo es simplemente abismal. Y no está desacertado Acuña en este número, pero Steve McNiven es un grande.
De la reincorporación de Acuña me quedo con el nuevo diseño de Magneto. Mola. La perilla ya la usó Kubert en Ultimate X-Men, y nunca entendí por qué no le sacaban más provecho.
¡Vengar a la Tierra! nos ofrece un inicio agridulce. Desaprovechado en ocasiones, prometedor en otras. Preferimos quedarnos con las expectativas que suscita, y ver cómo desgrana Remender este camino a ninguna parte que ha construido. Esperemos que al final haya valido la pena.