Una mezcla de ficción y realidad, con profundos tintes espirituales
Por: Marisa Avogadro Thomé. Periodista – Escritora
“Una esfera de fuego emerge desde las aguas del río Tahal, iluminando la comarca como una fogata encendida sobre el horizonte. Despiertan los Serafines y cantan alabanzas de bienvenida. Los pájaros enloquecen recibiendo al nuevo día con un festival de coros alucinados. Aún se distinguen las calles bajo la escarcha, un perro negro cruza desdibujado entre la ventisca de nieve”.
Con estas palabras comienza la novela Krishan. El hijo del Sol, de Juan Pomponio, escritor argentino, en su tercera edición.
Desde los primeros párrafos, el lector va perfilando lo que será el desarrollo de la trama y la manera con que el autor nos contará el relato. Una mezcla de ficción y realidad, con profundos tintes espirituales, que son además una constante en la escritura y expresión cotidiana del autor. Preocupado por el ser y su interior, por conseguir estadios de luz que trasciendan y conduzcan a una vida mejor.
Recursos literarios utilizados desde el inicio para sorprender: antítesis, metáforas, imágenes sensoriales; animaciones, entre otros; van creando la atmósfera necesaria para que los personajes de Krishan tomen identidad.
Juan Pomponio describe a su libro de la siguiente manera: “escribirlo fue una necesidad interna, poderosa, una realidad proveniente del núcleo de mi vida para dejar plasmado el pulso de un viaje hacia todos los seres humanos. Krishan recibe las enseñanzas de los grandes maestros que atravesaron la humanidad, aprendiendo desde la inocencia del ser para continuar con su legado de letras. El Hijo del Sol, apareció en mi senda cuando menos lo esperaba, y ahora ya se encuentra entre nosotros para relatarnos su periplo hacia la ciudad del Tiempo sin Límite”.
A través de sesenta y ocho capítulos, que comienzan con el nacimiento y terminan con el crisantemo de la libertad, esta novela de 362 páginas nos presenta a siete personajes: Krishanbr: el Hijo del Sol; Marlek: su madre, Kremler: el sabio; Bernarda: la sacerdotisa; Santiak: el amigo entrañable; Klarena: la maga del bosque; Zoyara: la matrona del parto.
Como se puede apreciar, en ella se recurre a personajes traídos desde tiempos inmemoriales y personajes actuales. En un camino constante entre la realidad y se podría decir otra realidad que discurre paralelamente, la consigna es encontrar la luz, la esencia y para ello será necesario realizar un camino interior que llevará a tomar las decisiones que traerán dicha la luz. Elegir la senda, abandonar las ya escritas, animarse a reescribirla.
Con una narrativa plena de imágenes; con un lenguaje claro y de magia al mismo tiempo, hoja tras hoja invita al lector a entrar en las profundidades de este devenir del Hijo del Sol, que pueden ser las mismas de cada uno de los que se acercan a leerlo. Y le propone iniciar, desde su interior, mezcla de misterio, sabiduría, entendimiento; el camino hacia la luz.
“Krishan despertó con resabio de aquellas imágenes. “Es tiempo de partir. Ya falta poco para que amanezca.”, pensó, iluminado por el resto de luna que quedaba y escribió en su cuaderno de viaje: “Una hoja en blanco // simboliza el espacio // para que lleguen // palabras desconocidas.// Caen sobre el papel // plasmando la tinta milenaria // de aquellos que aman // el susurro del alma // Ser luz sobre las hojas //que siempre se reciclan // a sí mismas // en un eterno amasijo // de letras liberadas.”
Cuando trazó el último verso, el sol emergió sobre los cerros con ríos crepusculares escurriéndose entre las piedras. Preparó la alforja y partió hacia su destino” (pág. 306).
Juan Pomponio es un escritor, poeta, cuentista, oriundo de Berazategui, provincia de Buenos Aires, de la República Argentina. Fue declarado en 1977 Ciudadano Ilustre por el Consejo Deliberante de Berazategui y ha recibido distinciones literarias en el país y en el exterior. Para comunicarse con el autor: [email protected].