La casa de Bernarda Alba es la última obra de teatro que Federico García Lorca dejó terminada y es la reseña que traigo hoy.
A la muerte de su marido, Bernarda impone a sus hijas un luto riguroso de 8 años. Tan riguroso que ni siquiera podrán salir de casa, frustrando así las necesidades de sus cuatro hijas, "en edad de merecer". Después de haber negado a Maritirio como prometida a un Humanes "por ser gañán", compromete a Angustias con Pepe "El Romano". La aparición de este personaje desenecadena una serie de acontecimientos que degenera en una confrontación entre la madre y las hijas y sobre todo entre estas últimas. Poncia, una e las criadas de confianza de la casa, trata de adertir a la señora sobre las consecuencias de una disciplina tan rígida. Pero Bernarda rechaza todas las críticas; primero para no perder su aparente seguridad y, segundo, porque no puede aceptar consejos de una persona que está a su servicio.
Y aquí dejo un trocito de la obra, representada en 1984.
El reflejo de la sociedad de la época, anclada en el qué dirán y aparentar.