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Reseña | La chica de las libélulas, Raquel Antúnez

Por Flordecereza @NovelaRomantica

2 Mayo 2024 · Contemporáneo · Autoconclusivo

Reseña | La chica de las libélulas, Raquel Antúnez

La chicha de las libélulas de Raquel Antúnez es la novela que nos llegó de parte de la autora hace ya algunos meses, una lectura pendiente a la que le tenía muchas ganas y que, por desgracia, he tenido que ir retrasando por motivos diversos. Como siempre, nos ofrece un libro refrescante, divertido y con un punto muy canalla que sabe captar al lector desde el principio, no obstante, también es una obra que ella misma cataloga como la más personal que ha escrito hasta el momento, algo que se ve a la perfección. Temas como el autismo, la amistad o la pérdida de un ser querido componen una novela donde Carla será la protagonista por excelencia, una joven un tanto obsesiva y con un peso sobre sus hombros que le hace dar el cien por cien en todo, sin embargo, no tendrá en cuenta el destino que se cruzará en su vida en forma de hermano buenorro de su mejor amigo, una distracción que no se puede permitir si quiere alcanzar sus metas.

Carla tiene muy claros sus objetivos, debe sacar el curso con las mejores notas para conservar su beca, algo indispensable para seguir en Tenerife, ya que su familia no puede asumir el coste de sus estudios. Unas metas que requiere de cero distracciones, pero vivir con Jai y Julia no se lo pone nada fácil, sus amigas son dos taradas que se han empeñado en hacer que recupere su vida social, algo impensable con los exámenes a la vuelta de la esquina. Además, está Bruno, el chico más amable y cariñoso que ha conocido, una persona muy especial que requerirá de su apoyo cuando la vida lo golpee duramente. Aun así, ya está acostumbrada a todo esto, puede lidiar con estos pequeños escollos, lo mismo que con la loca de su abuela, el insoportable de su hermano y con las discusiones que mantiene con su madre cada vez que hablan, una vida complicada que vendrá a agitarse un poco más cuando Gael entre en ella, quien parece no soportarla y que se convertirá en un verdadero dolor de muelas cuando comience a estar presente en su ordenada existencia. Dificultades que Carla tendrá que superar y asumir, pues Gael va a ser mucho más, una tentación peligrosa que ya no podrá alejar de sus pensamientos.

Gael se fue a Madrid cuando las cosas en casa se pusieron demasiado difíciles, el divorcio de su padre y Rebeca y el autismo de Bruno no eran lo mejor para un joven que intentaba abrirse camino en la vida, por lo que su traslado le dio la perspectiva que necesitaba, pero también lo alejó de su familia, aunque no dudo en construir otra allí, con amigos que lo querían y una mujer que lo supo entender desde el principio. No obstante, una triste noticia lo hará volver a casa, a Tenerife, junto a un hermano que lo necesita más que nunca y con la tarea de hacerse cargo de esas responsabilidades de las que siempre había huido, algo que le hará replantearse su existencia tal y como está, centrada en el trabajo y junto a alguien que solo es un remedio contra la soledad. Una vuelta complicada por todo lo que representa y que vendrá a torcerse más cuando empiece a experimentar sentimientos que van más allá del deseo por Carla, la amiga de Bruno, la chica de las libélulas, una loca muy divertida que hará que su corazón se salte un latido cada vez que está cerca.

Así, con un primer encuentro de lo más extraño, el comienzo entre Carla y Gael no será sencillo, ninguno de los dos está preparado para las emociones que el otro despierta en su interior, por lo que ser antipático es lo más sencillo para obviar esa atracción que hay entre ambos. Una actitud que marcará su convivencia, sin embargo, las cosas irán avanzando y Gael empezará a comprender que la joven es una fuerza de la naturaleza que ha comenzado a derribar el muro que había construido hacía tantos años. Carla, por su parte, también comprenderá que el chico es un apoyo importante en su vida ahora que todo parece complicarse, y que, a pesar de no conocerlo mucho, ha ido colándose poco a poco en su mundo. Dos personas con problemas que tendrán que solucionar, pues hay capítulos que deben cerrar a nivel personal y heridas que no podrán sanar si no recurren a la sinceridad con aquellos que más quieren. Una amistad sincera que esconderá unos sentimientos intensos, un deseo que cada vez es más difícil de ocultar y que terminará explotando cuando se dejen llevar por la pasión. No obstante, no están preparados para una relación, Carla sigue con su plan de cero distracciones y Gael debe romper con el pasado para poder tener un futuro digno, aun así, lo intentarán y tendrán la confianza necesaria para asumir las consecuencias de un amor que deberá enfrentarse a más de una dificultad cuando todo salte por los aires.

Raquel Antúnez vuelve a deleitarnos con una obra fresca y divertida, llena de momentos tiernos y situaciones de lo más desternillantes que harán que el lector pase de la emotividad a la risa en cuestión de minutos. Una historia llena de personajes reales, sumidos en problemas de lo más auténticos que tendrán que tomar duras decisiones y lidiar con una realidad donde el día a día estará plagado de obstáculos que deberán sortear. Así, con una prosa sencilla y fluida, impregnada de un ritmo ágil, nos encontramos con un libro contado a dos voces donde Carla y Gael serán los encargados de poner voz a una trama que viene a tratar temas como la amistad, el autismo, el dolor por la pérdida o las dificultades en las relaciones familiares. Ellos van a ser unos protagonistas con taras emocionales que irán desgranando a medida que vayan avanzando en su relato, dos seres rotos por las circunstancias ocurridas en el pasado que deberán afrontar un presente complicado a nivel emocional. Carla es una joven que ha tenido que luchar mucho para lograr su sueño de ir a la universidad, las responsabilidades que dejó cuando abandonó el hogar familiar la hacen sentir culpable y no desea fracasar en la aventura que la llevó a ser independiente y dueña de su vida. De ahí que esté obsesionada con los estudios y no se permita ninguna distracción, pues, esto implicaría dar la razón a aquellos que dijeron que no era lo suficientemente fuerte para alcanzar sus metas. Además, durante este año que lleva en Tenerife, sus amigos han sido su baluarte, su punto de apoyo y quienes la han cuidado cuando ella olvidaba hacerlo, una pequeña familia donde la sangre no es lo importante. Gael, por su parte, ha sentido algo parecido, tuvo que alejarse de los suyos para permitirse ser libre de las presiones y encontró en Madrid quienes lo acogieron por ser el mismo, una situación cómoda que lo alejó de los problemas, pero le impidió ver la realidad que dejaba atrás, un hermano que lo echaba de menos y que lo necesitaba a pesar de todo. Ahora, cuando las circunstancias lo hagan volver, descubrirá realmente que su vida no está completa, ese muro que recubre su corazón no le deja ser verdaderamente feliz, algo que reconocerá cuando Carla entre en su mundo para ponerlo del revés, despertarle unos sentimientos que no había sentido antes y demostrarle que la verdadera felicidad comienza con una simple sonrisa de su chica de las libélulas. Una pareja que tendrá muchos tira y afloja durante buena parte de la novela, sus enfrentamientos le darán chispa a la historia y pondrán de manifiesto ese flirteo que desembocará en una relación intensa, llena de pasión y donde la química hará que esta sea de todo menos sencilla. Juntos afrontarán problemas y caminarán por una senda donde ya nadie puede negar sus emociones y en la que el amor será su final más justo, no obstante, primero deberán cerrar capítulos que aún siguen abiertos. En cuanto a los personajes secundarios, al igual que nuestra pareja principal, han estado muy bien construidos, con roles que vienen a encajar perfectamente en la trama ya que, Jai, Julia y Bruno son indispensables para entender todo el desarrollo de la misma, son ese grupo de amigos que todos queremos, con problemas propios y relaciones difíciles que los marcarán, pero que, a pesar de todo, siempre van a estar ahí. También veremos a la familia de Carla, la abuela es todo un amor, tan loca como su nieta y con ideas que de lo más surrealistas que me han hecho reír a carcajadas, a mí, personalmente, me ha encantado, no obstante, también veremos a la madre de la joven, una mujer que no sabe manejar el dolor y que encontrará en los enfrentamientos que tiene con su hija la forma de desahogar su frustración. En definitiva, una novela perfecta que nos habla de muchas cosas, pero que el lector hará suya cuando se enamore de Carla y su obsesiva insistencia en ser una mujer fuerte que no necesita a nadie, aunque en el fondo sus amigos y, posteriormente Gael, se convertirán en el sostén que todos debemos tener para superar los malos momentos.

La chicha de las libélulas de Raquel Antúnez es la última novela que he leído de esta autora, la cual siempre me hace disfrutar de cada una de sus historias, todas ellas refrescantes y divertidas que animan al lector a sumergirse entre sus páginas, una obra donde Carla se encontrará de frente con el destino cuando, a pesar de tener milimetrada su existencia, entre a formar parte de su mundo Gael, el chico imposible, aquel que se muestra antipático, pero luego tiene detalles que le derriten el corazón, un amor que comenzará como una atracción abrasadora y terminará convirtiéndose en aquello que siempre deseo aunque ni siquiera lo sabía, ese compañero con el que compartir todos sus momentos y poder alcanzar su verdadero sueño.

Gracias a la autora por el ejemplar ·


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