El Tíbet, siglo XIII. El llamado «País de las Nieves» ha recogido el testigo del legado budista dejado por la India. Los monasterios se multiplican y los lamas ensalzan la meditación y predican una filosofía pacifista que condena la destrucción de la vida.En semejante contexto, el Imperio mongol comandado por Gengis Kan, el más grande y sanguinario conocido hasta la fecha, alcanza sus fronteras y tras un periodo de tregua se lanza a saquear aldeas, monasterios y todo cuanto se va encontrando a su paso...Cuando Laky propuso esta lectura conjunta y vi la portada, pensé en apuntarme. Fue ya cuando leí la sinopsis cuando me di cuenta de que en realidad ya tenía ganas de unirme a la lectura y de leer La esperanza del Tíbet, aunque no lo conociese de antes. Novela histórica situada donde se sitúa, que nos va a enseñar cosas acerca del budismo, una religión que a mí me parece más que atractiva... vamos, que no podía dejarlo pasar. Para ya
En La esperanza del Tíbet se nos presentan dos (o tres) tramas paralelas. Por un lado tenemos al Karmapa -líder espiritual- que muere sin tener aún un sucesor; y por otro, a una familia que se ve obligada a trasladarse con el peor de los infortunios. A raíz de dicha migración, los hijos de la familia, Thupten y Chögyam, acaban cada uno por su lado en situaciones totalmente distintas y, casi seguro, sin posibilidad de volver a verse.
Tras un comienzo más que prometedor que nos ubica en el lejano Tíbet, nos metemos de lleno en la historia de los dos niños. Si os soy sincera, mi primer pensamiento, tras la muerte del Karmapa y el accidentado viaje por parte de la familia, fue "Menudo drama me espera". Hacía tiempo que en un libro que parecía cándido y mono me hacían algo así, y se agradece, creedme. Me gusta que haya muertes en los libros, más aún cuando se trata de una novela histórica en la que evidentemente nada será de color rosa. Lo que comienza bien sigue mejor y la trama continúa encandilando, sin decrecer en ningún momento. Porque el autor ha tenido la capacidad de ir incluyendo ciertas cosas (la sucesión del Karmapa, el proscrito, el ermitaño...) de manera discreta, así que no da tiempo a aburrirse en ningún momento. Pasan y pasan cosas y todo está tan bien enlazado que da gusto.
Además, y este tema es algo que siempre me preocupa cuando se trata de leer a autores auto/coeditados, está muy bien escrito. Tanto las descripciones, que nos sitúan perfectamente en la época y lugar correspondientes, como lo que es perfilar a los personajes está más que logrado, lo que nos lleva a otro aspecto que no me ha defraudado. La ambientación es una pasada. Como ya he comentado arriba, el budismo me resulta un tema muy atractivo del que nunca se sabe demasiado -las religiones en general-, y todos los detalles que el autor incluye son una gozada y hacen que se aprenda mucho, pero sin aburrir. Lo cierto es que no sé si decir de ella que es una novela histórica, yo la calificaría más como de aventuras, ¡y menudas aventuras! ¡Es un no parar esto!
Esto me lleva al siguiente punto, que serían los aspectos negativos que le he visto a la novela. Son dos, uno de los cuales es algo sumamente personal en lo que me fijo muchísimo. Se trata de que me pone muy nerviosa cuando todos los personajes hablan de una manera actual, cuando tratándose de una novela en un tiempo pasado sus expresiones y formas de dirigirse a los demás serían distintas; además no hay ninguna característica especial en el diálogo de cada uno de los personajes. En lo personal esto siempre lo miro muchísimo, es de esas cosas que me molestan como lectora. Lo otro malo es que hay ciertas palabras, términos, que hacen que en un principio estemos más perdidos que un pulpo en un garaje. No estaría de más una especie de glosario o bien enlaces, tratándose de la edición digital, a una definición. Se echa en falta sobre todo al inicio de la lectura; luego ya según vamos avanzando y haciéndonos a los conceptos ya no, pero hasta ese momento es un tanto complicado.
La trama es amena, fluida y engancha desde el primer momento. El autor alterna entre las dos tramas más relevantes y además mete de vez en cuando alguna cosa de otros personajes quizás menos importantes pero que a la larga lo serán. Esto hace que el interés no decaiga en ningún momento. Si que es verdad que se me hizo algo predecible, el final me lo veía venir aunque el autor use líos y vericuetos para llegar a él; y a pesar de esta obviedad, en general la trama la he disfrutado mucho porque se conecta con los personajes de una manera excelente. En seguida se les coge cariño a los niños protagonistas y todo lo que les pasa hasta desembocar en el final choca, interesa, emociona... según toque. En este caso prima más lo que es la novela en sí que el final, que no es que decepcione porque es muy entonado con el libro, pero en las últimas páginas yo ya estaba convencida de lo que iba a pasar.En definitiva, La esperanza del Tíbet es un libro más que recomendable que me ha dejado muy satisfecha. Bien contado y estructurado, la historia de estos dos niños entretiene e interesa, además de enseñar cosas desconocidas sobre la historia del país. Sin duda un libro que se disfruta de principio a fin; si bien es verdad que he echado en falta un glosario al final de la novela.