Conocí La magia de las pequeñas cosas en la presentación que Puck hizo en Barcelona de las novedades del primer semestre. Y quedé enamorada, primero por su portada, y segundo, por la pasión con la que hablaba Rocío, la editora . Sabía que en cuanto saliera tenía que leerlo, y la verdad, es que me ha durado nada. Una vez lo empecé, no pude parar de leer. Y reconozco que se me ha hecho corto, cuando lo terminé pasaba las páginas esperando encontrarme más.
"En fin, hice todo lo que hubiera hecho mi madre. Al menos, intenté hacerlo. Pero el universo sabe perfectamente que estoy jugando a algo, fingiendo contar con un manual que ya me gustaría tener. Aun así, cuando la despedí con un beso en su cabecita morena, Wren entró contenta en el edificio. Eso tiene que contar."
En La magia de las pequeñas cosas nos encontramos con Lucille, una joven de 17 años que de la noche a la mañana se encuentra con su padre internado en un hospital mental y con una madre que ha decidido tomarse unas vacaciones, sola, dejando a las dos hermanas solas, sin dinero y sin decirles por cuanto tiempo se va. Le viene todo grande. pero ella intenta hacer lo mejor por su hermana.
La magia de las pequeñas cosas es mucho más profundo de lo que te puedas esperar. Te hace reflexionar realmente que a veces en los peores momentos siempre hay un poquito de luz , siempre puedes encontrar a alguien en quien apoyarte, siempre habrá esa persona capaz de tenderte la mano y no soltarte.
Cada capítulo empieza con poniéndonos en situación en que día se encuentran después de la marcha de su madre, incluso hay algún flashback para conocer un poco a la Lucille del pasado. Aunque reconozco, que después de un hecho no lo voy a decir, pero si lo leéis ya sabréis de cual hablo, la nomenclatura digamos que cambia y eso me tuvo un poco loca pensando que me había perdido algo...
"[...] Debería haber pensado en las escaleras -toma otro sorbo de limonada-. Supongo que debería agradecer que al menos pueda seguir tomando azúcar. Aún no tengo diabetes -golpea la barandilla con los nudillos y sonríe. - Supongo que todos debemos estar agradecidos por las cosas pequeñas -me parece que es lo más apropiado que puedo decir."
Pero Lucille no está sola, tiene a su lado a su mejor amiga Eden y al mellizo de ella, Digby. Y a unos ángeles que le dejan comida, le limpian la casa y le arreglan el jardín... y sobretodo, tiene a su hermana.
La magia de las pequeñas cosasSí que podemos decir que hay una relación amorosa, algo peculiar, y que a veces no sabes muy bien por donde te va a salir, pero realmente, lo que nos encontramos en
es el viaje que emprende Lucille a la madurez, de tener que llevar una casa ella sola, mientras aún está estudiando y haciendo malabares para que nadie sepa realmente cual es su situación. Es uno de los puntos fuertes, juntamente al enfoque de las relaciones de la protagonista, el vínculo que hay entre Lucille y su hermana Wrenny, y a la amistad que tienen Eden y Lucille. , es un personaje que me ha encantado, es fuerte y valiente y su voz es real y cruel. Es más, se lo toma muchísimo mejor de lo que yo hubiera hecho. Su carácter me ha gustado, incluso cuando a veces podía parecer una desagradecida, porqué realmente veíamos todo lo que ha tenido que soportar.
"Trago saliva. Tengo que controlarme. Miro su mano. - Últimamente he pensado que quizás hay cosas que no podemos explicar -empiezo a decir-. Que a lo mejor cuando pasan muchas cosas malas, también tienen que pasar cosas buenas. - ¿Como por arte de magina? -Digby se ríe y aparta la mano para cambiar de marcha-. Venga ya, Lucille. - Como para equilibrar las cosas - replico. Debo de parecer una loca. Su cara me lo está diciendo."
Y bueno, el final... la verdad es que me he quedado con ganas de más, mucho más. Se me ha hecho demasiado corta y tengo la sensación de que no todo ha quedado cerrado (más que una sensación es la realidad)