Título: La nueva mujer: relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX.
Autoras: Sara Orne Jewett (1848-1909), Mary Austin (1860-1934) Willa Cather (1873-1947), Kate Chopin (1850-1904), Su Sin Far (1865-1914), Susan Glaspell (1876-1948), Charlotte Perkins Gilman (1860-1935), Harriet E. Prescott Spofford (1835-1921), Zitkala-Sa (1876-1938) y Catharine Maria Sedwick (1789-1867).
Editorial: Dos Bigotes.
Idioma: inglés.
Traductor: Gloria Fortún.
Sinopsis: mujeres que reclaman su derecho a trabajar en un mundo de hombres, valientes guerreras indias, forajidas del Oeste americano, inmigrantes sin pelos en la lengua, heroínas atrapadas en tenebrosos bosques...Estas son algunas de las protagonistas de La nueva mujer: relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX. Las autoras elegidas por Gloria Fortún para esta antología - mujeres de vanguardia que desafiaron con la pluma y el papel las convenciones sociales - son el símbolo de los anhelos y luchas de una época que asistió al surgimiento del empoderamiento femenino. La nueva mujer reúne a diez escritoras que, después de haberse forjado una carrera a la sombra de un canon literario eminentemente masculino, brillan ahora con más fuerza que nunca gracias a la riqueza y diversidad de sus relatos que reflejan desde múltiples perspectivas la realidad de la condición femenina en un tiempo marcado por profundas transformaciones políticas y sociales.
Su lectura me ha parecido: interesante, compleja, crítica, mordaz, rebelde, contundente, completa, interesante a nivel biográfico, absolutamente necesaria...Queridas lectoras y queridos lectores, hoy me siento abrumada. He de confesaros que, aunque llevo unos días sumida en un estado de constante meditación, en los que nada más acostarme en la cama me paso un buen rato mirando al techo de mi habitación en busca de esa chispa que active mi imaginación, hoy no puedo evitar experimentar como se me contrae el estómago. No estoy enferma, ni mucho menos, es solo que el peso de la responsabilidad se ha apoderado de mi. Esto me sucede cuando menos lo espero, incluso en el ámbito estrictamente cotidiano, pero en lo que respecta al trabajo, pues lo que hago en este espacio de crítica y opinión lo considero como tal, esa responsabilidad adquiere en ocasiones una mueca casi terrorífica. En esta ocasión, tengo ante mis ojos un libro muy especial, cuya lectura ha marcado un antes y un después en mi faceta como escritora, sin embargo, su sola presencia ya me intimida, pues tiene dos de las características más complejas a la hora de reseñar un texto literario. En primer lugar, que se trata de un volumen de cuentos escritos por diferentes autoras en este caso, lo cual lleva al crítico a adoptar una estrategia que dista mucho de la que se suele usar cuando los relatos los ha escrito una sola persona. Una serie de malabarismos para que la lectura de la reseña no decaiga por aburrimiento del lector al considerarla demasiado larga o excesivamente cargada de información. Y en segundo lugar, el tema que sobrevuela al rededor de cada relato, el cual no pasa desapercibido, al menos para mi y que siempre acaba convirtiéndose en una cuestión personal. En fin, espero que logre captar vuestra atención, que la presión se traduzca en éxito y que todos y cada uno de vosotros os adentréis con el tiempo en La nueva mujer: relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX: el literario y urgente empoderamiento femenino.
La historia de como La nueva mujer llegó a mi estantería es como muchas otras. Sin embargo, y a diferencia de otros libros, éste apareció por primera vez ante mis ojos de una forma más tecnológica. No fue en una de las concurridas librerías del centro de mi ciudad, ni en el mercadillo de libros viejos que todos los domingos montan cerca del Mercado Central, ni siquiera di con él a raíz de una recomendación por parte de algún amigo/a. Nada de eso. Fueron las nuevas tecnologías, una tarde poco productiva y un golpe de suerte los que hicieron que me topase, por casualidad, con este libro. Al principio pensaba que se trataba de un manual, como tantos otros, de historia de la literatura, en el que se pondría en contexto los textos de las autoras norteamericanas del siglo XIX. Algo que, sinceramente, no me apetecía por aquel entonces leer. Sin embargo, la suerte quiso que La nueva mujer no fuese uno de esos manuales universitarios que tanto había leído durante mis años estudiando Historia, sino algo mejor, un volumen recopilatorio de los textos de estas diez escritoras. Leí uno por uno sus nombres y a excepción de Kate Chopin, la cual conocía gracias a La culpa, y Willa Cather, interesante escritora norteamericana, el resto me resultaban completamente desconocidas. Fue precisamente ese último dato, el absoluto desconocimiento en estas lides, el que me empujó a contactar con Dos Bigotes y hacerme con un ejemplar de La nueva mujer lo más pronto posible. No obstante, y a pesar de que en un principio tenía muchas ganas y predisposición absoluta, no me sentí en ese momento capaz de enfrentarme a un libro de estas características, pero cuando por fin me animé, no pude soltarlo. Más tarde vendrían los problemas de tiempo, esa responsabilidad de la que os he hablado antes en el primer párrafo y las dificultades de enfrentarse, desde la mirada de la crítica literaria, a un libro de estas características, en donde cada texto, cada cuento, esta escrito por una autora totalmente diferente. Pero queridas lectoras y queridos lectores, todos estos meses de meditación y esfuerzo posteriores a su lectura han merecido mucho la pena. ¿La prueba? En el siguiente párrafo.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que La nueva mujer, en su conjunto, no nace como un simple libro recopilatorio sin más. Al contrario, en este texto Dos Bigotes ha puesto al alcance del lector más común un volumen potente, reivindicativo y que en ocasiones va directo a la yugular, pues, la situación de la mujer y sus derechos todavía son temas de rabiosa actualidad. En La nueva mujer observamos claramente y de forma explícita dos intenciones. La primera de ellas es que ésta es una edición claramente enfocada al aprendizaje y a la contextualización histórica. Aprendizaje en el sentido de que a lo largo del libro, y siempre al principio de cada relato, se nos expone a modo de introducción una breve biografía de las autoras escogidas, la cual sitúa al lector no sólo ante el texto que está a punto de leer en cuestiones de estilo o género literario, también nos da las claves para comprender mejor quien está detrás de la creación y que aspectos de su vida pudieron influir o no en el texto en cuestión. Todo ello acompañado de una situación espacio temporal muy cuidada. Desde el primer momento, el lector ya se da cuenta de en que terreno se está adentrando y que los relatos responden a una época muy determinada en el tiempo, en este caso, la de los Estados Unidos del siglo XIX. Al respecto no solo ayuda el subtítulo del libro o las numerosas biografías de las autoras, también el breve pero necesario prólogo de Gloria Fortún, quien a su vez también ha sido la encargada de traducir los relatos que aparecen en el libro. En él, Fortún ahonda en las vidas de estas diez mujeres y en sus facetas como escritoras, sociólogas, viajeras, activistas, sufragistas, periodistas etc. Todo para, además de situar al lector, con el propósito de que éste sienta los deseos de profundizar más en su legado leyendo sus obras más conocidas, las cuales, por desgracia, no todas están traducidas al castellano. Este si es un prólogo de recomendada lectura antes de adentrarse en la lectura de los relatos. La segunda intención, como no podía ser de otra forma nos la proporciona cada uno de los textos, en los cuales, la figura de la mujer sobresale notablemente y en los que ésta sirve como pretexto para abordar temas de urgencia en lo que respecta a sus derechos y libertades. Unos mensajes que trascienden y que traspasan las barreras del espacio tiempo, llegando al lector actual como un autentico soplo de aire fresco entre tanto tertuliano que piensa que las mujeres ya lo hemos conseguido todo. En La nueva mujer, diez autoras y diez relatos son los que articulan una lectura placentera pero cargada de mensajes tan potentes que retumban en tu cabeza durante semanas, haciéndote reflexionar y cuestionar el mundo que nos rodea en términos de igualdad entre hombres y mujeres. En ellos, las mujeres se revelan contra el poder de los hombres, toman las riendas de su vida, deciden, opinan, trasgreden, logran sobrevivir en una sociedad profundamente machista, derrotan estereotipos de género e incluso vencen a tribus. Y todo ello escritas desde su respectiva posición social y cultural, lo cual, enriquece todavía más el contenido de este libro. Desde la comodidad de la burguesía norteamericana, pasando por la comunidad asiática, el proletariado o las tribus indias. Este logro reside en la apasionante biografía de las propias autoras, entre las cuales, encontramos a figuras tan interesantes como la activista india Zitkala-Sa, la cuentista de origen chino Sui Sin Far, la periodista Susan Glaspell, la sufragista Charotte Perkins Gilman o la escritora Catharine Maria Sedwick considerada una de las fundadoras de la literatura norteamericana entre otras. Sin olvidarnos de Kate Chopin y Willa Cather, las más conocidas y difundidas en nuestro país. Sus vidas tan distintas y fascinantes acaban convirtiéndose en la base de estos diez relatos de personalidad tan marcada. Me encantaría detenerme en cada uno de los relatos y analizarlos como es debido, pero en esta ocasión, prefiero que seáis vosotros, lectoras y lectores, los que os adentréis en ellos y descubráis su magia y fuerza. En ocasiones, el factor sorpresa ayuda a que un libro sea recordado a lo largo del tiempo, y en el caso de La nueva mujer, espero que así sea.
Centrándonos en la principal reflexión que nos transmite La nueva mujer, hay que decir que la cosa está bastante clara, o al menos eso es lo que una siente nada más finalizar su lectura, nada más despedirte de su último cuento, en concreto, del de Willa Cather. Las diez mujeres que componen este volumen nos hablan desde del pasado, desde los márgenes de la historia de los Estados Unidos del siglo XIX, un país que durante ese siglo asiste a numerosos acontecimientos históricos. La Guerra de Secesión, la guerra contra México, la abolición de la esclavitud o la conquista del Oeste son algunos de ellos, los que la gente versada o no en historia más se acuerda. Sin embargo, y también en el siglo XIX, concretamente en la localidad neoyorquina de Seneca Falls, tuvo lugar en 1848 la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados Unidos. Organizada por Lucretia Mott y Elizabeth Clady Stanton, abolicionistas y pioneras del movimiento feminista, tuvo como resultado la redacción y publicación de un documento, la Declaración de Seneca Falls, basado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en el que denunciaban las restricciones, mayoritariamente políticas, a las que estaban sometidas las mujeres. Poder votar, poder presentarse a unas elecciones, la posibilidad de ocupar cargos públicos, conseguir afiliarse a organizaciones políticas, asistir a reuniones de carácter político eran sus reivindicaciones, pues, para las mujeres, dichos ámbitos estaban completamente vetados. Dicho documento sentó un importante precedente para que, tras la Guerra de Secesión, Elizabeth Clady Stanton y Susan B. Anthony fundaran la Asociación Nacional por el Sufragio de la Mujer y para que, ya en las primeras décadas del siglo XX, la sufragista Alice Paul liderase numerosas manifestaciones pacíficas durante el mandato del presidente Woodrow Wilson. Una inagotable lucha que desembocaría en la aprobación del voto femenino en el año 120, pero solo el de la mujer blanca, las mujeres afroamericanas aún tardarían varias décadas hasta ver sus reivindicaciones cumplidas en 1967. Este fue el contexto, en lo que a temas de igualdad se refiere, en el que la mayoría de las autoras que componen La nueva mujer se movieron. Algunas desde el activismo abolicionista, otras desde las asociaciones de mujeres a favor del voto femenino y otras, las que durante mucho tiempo han permanecido ocultas para la historia, desde la reivindicaciones para un mayor reconocimiento de los derechos de las poblaciones indígenas. Sus cuentos, en aquella época, significaron un acto de rebeldía y valentía en un mundo donde el poder del hombre era absoluto. Mensaje que no se ha perdido, y que en los tiempos que corren, en pleno siglo XXI, ha adquirido una fuerza imparable. En el caso de Estados Unidos, las mujeres han vuelto a manifestarse bajo el lema "Me too" para defender sus derechos y libertades frente al machismo de su nuevo presidente. Si algo enseña La nueva mujer es que, a pesar de que nuestras antepasadas han luchado y logrado alcanzar derechos hasta entonces imposibles, las nuevas generaciones debemos recoger el testigo y persistir, porque, aunque no lo parezca, todavía quedan muchos techos de cristal por romper, muchas barreras que superar y muchos objetivos que alcanzar. Un mensaje atemporal que retumba en nuestra conciencia y se traduce en una mirada más crítica, más abierta, más concienciada, en definitiva, menos manipulada. La nueva mujer: Relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX: cuentos de perseverancia, valor, fuerza, tenacidad, frustración, feminismo, individualidad, constancia...Diez relatos, diez autoras, diez tesoros literarios imperecederos.
Frases o párrafos favoritos:
"Como mujer lloraba, como escritora regocijaba."
Película/Canción: como no podía ser de otra manera he decidido adjuntar el tráiler de una película que he descubierto recientemente y que va en la línea del concepto de la nueva mujer y la lucha feminista en Estados Unidos. Se trata de Iron Jawed Angels (2004), dirigida por Katja von Garnier y con las interpretaciones de Hillary Swank, Julia Ormond, Vera Farmiga, Anjelica Huston o Frances O´Connor entre otras, narra la historia del movimiento sufragista americano durante las primeras décadas del siglo XX.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Editorial Dos Bigotes