Revista Cultura y Ocio

Reseña: ‘La última raya’, de Javier Jorge

Publicado el 25 julio 2014 por Delecturaobligada @DelecturaOblig

Simulemos ejercer la psicología con La última raya, una novela de extremos poco convencional

Por: Alberto Berenguer   Twitter: @tukoberenguer

Portada de la novela

Portada de la novela

El escritor badalonés Javier Jorge, ha alcanzado con creces los objetivos previos que se plantearía cuando decidió escribir y publicar La última raya. No es algo habitual embelesar a más de 50.000 lectores con tu primer libro, ni tampoco convertirse en la novela autoeditada en formato papel más vendida de los últimos 30 años en España. La empatía a causa de la sentimentalidad, crudeza y realidad de la vida del protagonista, consigue el reclamo del lector siendo uno de los puntos clave de la historia.

La última raya es una novela emocional y compleja de analizar, porque consigue involucrar y desorientar al lector en la constante agonía existencial del protagonista, Rubén. Una historia psicológica que desde el inicio queda patente la brutalidad del manuscrito «Aspiro fuerte. La coca me entra del tirón. Me llega hasta el fondo del alma.», y trastoca cada una de las ideas preconcebidas a lo largo de las páginas. Además, algo a destacar por su complejidad, es que cultiva opiniones muy personales y dispares entre lectores, pues es algo que ha favorecido las interacciones y ha despertado la curiosidad por crear una opinión propia. Sólo hay que leer algunas reseñas u opiniones que podemos encontrar en la red «Fantástico libro. No me ha durado ni 3 días.» o «De las veces que más rápido he abandonado un libro.», para darse cuenta de la particularidad y complejidad que envuelve La última raya.

Entiendo que haya lectores que no consigan conectar con Rubén, un periodista de crónica social que trabaja para una agencia de televisión de prensa rosa. Y no por este hecho, sino por la rutina existencial en la que se ve envuelto junto al sexo y a la droga. Follar y esnifar son el pan de cada día y su único refugio, junto a su dormitorio. Entiendo esa perspectiva porque al principio me resultó hasta cargante su personalidad y su forma de hablar, pero debemos interpretar la realidad que ha querido plasmar el autor. Un personaje que necesita urgentemente de ayuda profesional porque tiene hundida su autoestima, se considera fracasado en sus ideas de futuro y sobre todo decepcionado en el amor. En definitiva, una persona que no está realmente en sus cabales.

Como he comentado anteriormente, el protagonista de la novela se codea día a día con artistas y personajes del mundo del famoseo. De esta manera vincula la realidad del autor a la de Rubén, tras más de 15 años dedicado a la crónica de sociedad en diferentes medios de comunicación, así como sus tres años de reportero en el programa “Aquí hay tomate”, teniendo Isabel Pantoja una importante presencia en su novela La última raya. También hace referencia a escritores de la talla del brasileño Paulo Coelho, a cantantes como Sabina, a futbolistas como Roberto Carlos o actrices del porno como Celia Blanco.

Javier Jorge hace referencia en su novela a otros temas sociales y personales como pueden ser los placeres de la masturbación, tanto masculina como femenina, los “despistes” del uso del condón como método anticonceptivo y de prevención de enfermedades sexuales, el consumo de alcohol, la homosexualidad y la prostitución desde dos perspectivas diferentes, una legalizada y la otra ilegal.

Otro aspecto destacable es la narración directa, coloquial y cruda, removiendo persistentemente los sentimientos del lector y los párrafos extensos enumerando uno a uno los hechos del propio protagonista. Tal es así, que el lector entrará en la mente, en el corazón y en las vísceras de Rubén desde la primera línea. En ningún momento encontrarás que el autor se va por las ramas, llamando a todo por su nombre. Confieso que en ciertos momentos he reído por situaciones que me han pasado y en otras he flipado. Si hay algo que no me ha gustado de la narración han sido en ocasiones los diálogos. Ese “y yo” o “y ella”, por ejemplo, para hacer referencia a distintos personajes dentro de una misma conversación y párrafo, lo veo que en vez de agilizar la lectura, la ralentiza. Incluso, alguna falta ortográfica para mejorar en próximas revisiones. Me hubiese gustado conocer más a Angie, exnovia de Rubén, y no quedarme solo en descripciones físicas. Quizá, podrá el escritor jugar con nuestra o mi curiosidad en un próximo trabajo.

Para concluir, recomiendo adentrarse en la lectura de la novela desde el perfil del protagonista, no en el nuestro propio. Intentar entenderle, no juzgarle. Como si tuviese carne y hueso, y fuese nuestro amigo. Así conseguirá el lector disfrutar más y entenderle mejor. Simulemos ejercer la psicología con La última raya.

Pd: Algún lector no ha podido acabar la lectura por la crudeza de la historia al revivir hechos comunes con el protagonista. Esa es la clave de la novela: hacerte sentir.


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