Esta es la primera novela de la escritora y periodista francesa Juliette Morillot, especialista en Extremo Oriente, que fue todo un éxito y ha sido traducido a varios idiomas. Basada en hechos reales, cuenta la esclavitud a la que fueron sometidas muchas mujeres coreanas por las tropas japonesas. La historia comienza en 1937 en la época en que el ejército japonés avanzaba, en su conquista de Asia.
Me gustaría destacar la hermosa dedicatoria de la escritora, que creo que sintetiza de manera perfecta esta novela:
"En 1995, en Seúl, conocí a una mujer. Una anciana. Mun halmŏniUna noche me explicó su vida. Sus sueños. Sus sufrimientos.Al amanecer, ante mis incrédulos ojos, se desnudó.Su cuerpo era una estatua de piedra pulida por los años, cincelada a punta de sable y cigarrillos.Dedico estas páginas a Mun halmŏniMi halmŏni de Corea, que me confió el relato de su vida.Dedico estas páginas a aquellas mujeres que jamás hablaron". Más de 200.000 mujeres, e incluso niñas, coreanas sobre todo, pero también chinas, malayas, filipinas y hasta holandesas, fueron reclutadas a la fuerza en las unidades de «servicio por la patria» del ejército japonés. Se supone que existieron centenares de estaciones de consuelo donde estas mujeres fueron institucional y regularmente violadas por los soldados del ejército imperial japonés. Japón sigue sin reconocer su existencia y ellas aún esperan sus escusas.
Esta novela recoge con una narración única, las experiencias de todas ellas, reunidas en una sola voz, la de Sangmi. A través de sus palabras vamos atisbando el infierno que tuvo que vivir a manos de miles de hombres, porque no fue uno, ni dos, sino que cada día profanaban su cuerpo más de 20 hombres, deseosos de satisfacer sus más bajos instintos, sin mirar ni un solo instante lo que tenían enfrente; sin darse cuenta que bajo el maquillaje de todas ellas se leía claramente su sufrimiento, las afrentas a su cuerpo y espíritu.
“Desde hacía ya tiempo, habían terminado por olvidar lo que significaba vivir; habían encontrado una manera de olvidar la humillación, a través de un distanciamiento total a la belleza de la vida.” Ellas debían consolar al ejército japonés con su cuerpo, pero ¿quién las consolaba a ellas?
La manera magistral de escribir de Morillot te envuelve y te traslada en el tiempo, arrastrándote por el fango de las vilezas de la humanidad. Esta es una novela, si es cierto, pero basada en el testimonio de una mujer que resistió con empuje a estas atrocidades, al igual que muchas otras.
Con una fortaleza poco común, Sangmi va resistiendo los embates e infortunios que le depara el futuro. También conocerá el amor, la amistad férrea y la solidaridad que se creará entre todas esas mujeres, unidas por el mismo cruel destino, consiguiendo mantener, de este modo, intacto su orgullo.
A través de sus incansables traslados, de una casa de consuelo a otra, iremos visitando diferentes rincones de Asia, descritos con tal pericia que será como si allí mismo estuviéramos, acercándonos a su cultura y a su manera de pensar.
Esta historia está escrita con tal crudeza y realismo que te rompe el corazón con cada página. Es una apasionante y desgarradora novela, que nos habla sobre las vilezas humanas, pero también sobre la infinita fortaleza de nuestra protagonista, que luchó de manera denodada ante la humillación y el horror a la que fue sometida. Un canto a la amistad y a la esperanza, todo ello desarrollado en un paisaje lleno de colores y olores exóticos. Este es un relato que todos debéis leer y que si lo hacéis, nunca podréis olvidarlo, dejándoos una huella imborrable.