Revista Libros
El agujero de Walpurgis de Ronaldo Menéndez. Edelvives, col. Alandar, 2014. Rústica, 184 pp., 9,90 €.
Por José R. Cortés Criado.
Se trata de una novela de aprendizaje, los personajes son adolescentes a punto de hacerse adultos que viven una serie de experiencias en un pueblo de la sierra madrileña.Sebas siempre va detrás de su primo Álvaro, algo mayor que él; el primero se siente Watson y considera al segundo Sherlock Holmes.El verano en el que transcurre la historia, estos dos jóvenes, de vacaciones en casa de sus abuelos, y el resto de los chavales y chavalas de su edad, autollamados Los furtivos, deciden investigar en un lugar siniestro, donde el abuelo de aquellos, siendo joven, sufrió un extraño ataque de un meteorito, o al menos, eso dice el anciano.Se trata de un antiguo sanatorio hoy abandonado que guarda un terrible secreto. Lo llaman el sanatorio de Walpurgis (la noche de todos los muertos) y nadie quiere acercarse a él por temor a ver a los difuntos recorrer sus ruinas.Pero el secreto que guarda es otro, no hay fantasmas que deambulen por los pasillos, sí un aguajero en una pared interior que atrae a todo el que pasa cerca y quien mira en su interior cambia; ese es el mal, que cada cual ve algo en el interior que no es fácil de interpretar, dando lugar a controversias o ideas desacertadas.El primero en mirar el interior siniestro es Álvaro, días más tarde le siguen los demás, pero el primero entró en un estado de melancolía algo desconcertante tras su visión, asunto que preocupa mucho a Sebas que no cesa hasta que consigue que las cosas vuelvan a ser como antes.El pequeño de los primos va a descubrir ese verano el amor, también la envidia, el temor, la traición, la muerte, la amistad…, ese mundo de sentimientos que empezamos a descubrir y valorar conforme vamos madurando.La obra está bien estructurada y mantiene la atención del lector que sigue los vaivenes emocionales de su protagonista y narrador hasta el final.El autor, además del guiño literario a la famosa pareja inglesa, lo hace al agente 007, a otra pareja del cómic, Mortadelo y Filemón; y al cine, citando las películas Titanic, Viernes trece y Matrix.