Título: Los días del halcónAutor:Cecilia RandallEditorial: Ediciones BISBN: 9788466661461Páginas: 672Año de publicación: 2017Precio: 17,00€En Hyperversum, un videojuego online, Ian y Daniel son ladrones y paladines. En la vida real, solo son dos estudiantes adictos al juego de moda. Ian, sumergido en el estudio de códices medievales, vuelve de Francia para pasar las vacaciones con la familia de su mejor amigo. Daniel, por su parte, solo conoce el Medievo por lo que ha aprendido gracias al juego, donde cada nueva habilidad le permite subir de nivel. Pese a sus diferencias, ambos tienen claro qué conlleva su ansiada reunión: jugar a Hyperversum. Sin embargo, todos sus conocimientos resultan inútiles cuando, durante la partida, una tormenta los hace naufragar en el Medievo.... Incapaces de salir del videojuego, Daniel, Ian y el resto de jugadores descubren que han encontrado un portal que los ha trasladado al verdadero siglo XIII, en plena guerra entre Francia e Inglaterra. Obligados a tomar partido en el conflicto, los jóvenes se verán inmersos en una lucha de poderes, traiciones e intrigas. Cada paso que den será decisivo si no quieren cambiar el destino de Europa.
Obviamente esta es una de esas novelas que tiene que llamar mi atención rodeada de luces de neón solo por como comienza su sinopsis, un grupo de amigos jugando a un videojuego que los lleva al siglo XIII donde/cuando se ven obligados a adaptarse a la época con sus costumbres y su idiosincrasia para poder sobrevivir hasta que encuentren la forma de volver a donde y cuando pertenecen.
Así que sí, era una de esas novelas que combinan perfectamente con mis afinidades y por tanto sabía que iba a disfrutar hasta que me di de bruces con un inicio flojo en cuanto a personajes, ambientación, trama, prosa y solo Dios sabe qué más fallaba ahí. Me recordó a los Power Rangers, y a cualquier historia americana de los noventa en la que los protagonistas entraban de lleno en un contexto de la realidad totalmente infundado con un ligero atisbo de asombro que ni se acercaba a la sorpresa, lo aceptaban y seguían adelante con la cabeza alta más dignos que una reina.
Y, efectivamente, una vez salvado el terreno pantanoso inicial, la novela fluye con una prosa amena y adecuada al contexto que plantea la novela. Lo primero que hice al ver aquella nueva versión de la escritora fue asumir que su endeble presentación solo era un mero trámite así que no me sorprendió encontrar entre sus páginas una historia más cargada, más elaborada y más mimada de lo que puede intuirse en las primeras cien páginas.La historia envuelve a seis personajes que quedan varados en el siglo XIII con el único objetivo de sobrevivir, después de pasar fugazmente por toda las fases del duelo y de iniciar cabalmente su andadura por el medievo, se dan de bruces con injusticias, actuaciones deleznables, honores mancillados y orgullos puestos a prueba por menudencias. Lo que es el medievo, exaltación por una baja tolerancia al rechazo cuando la Humanidad era una adolescente socialmente hablando, sensible y con convicciones más que discutibles.
Los personajes protagonistas que narran la historia desde sus diferentes puntos de vista alternándose episodios, párrafos, capítulos y entremezclando sus voces con cierta gracilidad durante toda la lectura son los dos jóvenes estudiantes, amigos de la infancia y casi hermanos que han acabado aún más hermanados por los retos del medievo. Ian y Daniel se ven empujados hacia la superación forzosa de eventos vitales como el sacrificio, la humillación del orgullo herido, el amor imposible, la naturaleza beligerante del hombre, el inevitable machismo y las creencias desdichas por el tiempo. Son unos buenos protagonistas, si desechamos ese inicio tan poco favorecedor repito, que dotan a la historia de un juego bastante sencillo y recurrente de novela que ameniza aún más la trama y reparte también la tensión a lo largo de la novela.
Me defraudó bastante que teniendo elementos muy jugosos no haya aprovechado para tener ni un personaje femenino con más presencia en la historia. Las mujeres son sus personajes históricamente mejor retratados, expuestos en un segundo plano y a merced de los dictámenes de los hombres. Es cierto que hay un par de escenas en que estas juegan un papel de peso, pero podríamos decir que estamos ante el uno por ciento de toda la historia, durante el resto son objeto de amor, deseo u honor, pero poco más.En términos generales, y esto viene dado también por el mimo con el que la autora ha tratado la ambientación medieval de su historia y por cómo ha intentado ser fiel al contexto, los personajes son elementos bastante grandilocuentes y encajan muy bien con lo que la historia va necesitando para avanzar en su desarrollo. Yo me he quedado con la impresión de que han quedado en estereotipos a los que les faltaba un pequeño empuje para despegar, pero tampoco voy a desdeñar del todo el aporte que hacen a la hora de afianzar esa ambientación.
La trama es muy obvia para el lector, por lo menos a mí me lo resultó, totalmente transparente a lo largo de sus más de seiscientas páginas excepto al final que ya lo imaginaba visto para sentencia cuando dio un giro entre interesante e inesperado que me deja con la curiosidad al lector. Al margen de su capacidad de sorprender o no al lector, es una trama bien desarrollada con los giros y las salidas de contexto adecuadas en el momento oportuno. La tensión y el misterio necesarios para enganchar al lector. Una genial combinación de acción caballeresca, estrategia social y romanticismo que es lo que verdaderamente consiguió mantenerme pegada a las páginas.
La ambientación es EL fuerte de esta novela, como decía al principio de la reseña, las primeras páginas son un mero trámite y el lector lo nota, sobre todo cuando advierte que el grueso del mimo, el talento y el trabajo se despliega más adelante. La calidad de la rigurosidad histórica debe y es baja, mucha ficción dotando de sentido, fiereza y atractivo a muchos de sus elementos. Pero la autora pretende trasladar esos esfuerzos a las descripciones, la exposición y admiración del detalle del arte perdido en el tiempo, además del complejo disfrute que encuentra en redefinir, según los parámetros de la historia, a los personajes emblemáticos que tienen un hueco en su narración. Con las licencias que se ha tomado todo bien, es una novela de ficción. Pero la cantidad de descripciones no iba a compensar que el retrato social de la época se corresponde en gran medida con lo que estamos acostumbrados a ver, no me ha aportada nada nuevo en ese sentido.
Como también mencionaba antes, los efectos del trabajo en la ambientación y el contexto para la trama se dejan ver, y mucho, en sus personajes, pero donde realmente parece regocijarse y quedar encantada es el uso del lenguaje, en la demostración del uso de una prosa compuesta por y para que encaje en esa época. Sin llegar al nivel de exactitud que haga que nos queramos arrancar los ojos, pero sí que el lector aprecia las diferencias en los diálogos, en las descripciones, las narraciones de la acción o incluso en como evolucionan los personajes y la trama. La autora ha conseguido una buena combinación.
Sí que tengo que admitir que la lectura se nota alargada. Creo que la autora tuvo una especie de ataque narcisista y de tan encantada de leerse, demasiados detalles le parecieron imprescindibles y así ha quedado la novela, con esa sensación de que sobra un poco de todo. Pero tampoco ha sido como para querer leerla en diagonal, es decir, que no es para tanto.
En general ha sido una de esas historias bonitas, con un poco de leyenda, acción a capa y espada, y misterio bastante entretenida con una buena ambientación que la saque adelante y he disfrutado mucho de la lectura.