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¿Alguna vez te has metido tanto dentro de un libro que has desaparecido?
Vivaldo Bonfim se perdió dentro de sus libros favoritos. Ahora su hijo Elías tiene doce años y la llave de la biblioteca del ático: se meterá en todos esos libros fascinantes para encontrarlo. Descubrirá el amor, el miedo, el peligro y la magia de la lectura.
Una invitación a leer clásicos vibrantes, de Stevenson a Dostoievski. Un viaje repleto de giros y personajes inquietantes y mágicos. Un homenaje a la lectura como la mejor de las aventuras.

Elías Bonfim tiene 12 años hace mucho tiempo que no ve a su padre, Vivaldo Bonfim, quien un día, sin saber por qué o cómo, desapareció mientras leía sus libros favoritos. Elías tiene la llave de la biblioteca del ático donde su padre leía, y ahora que ya se siente mayor, está decidido a buscarlo y traerlo de vuelta. Para ello, deberá leer los mismos libros que su padre e introducirse en ellos cómo él hizo, saltando de uno a otro hasta dar con su paradero. Mientras lo busca, conocerá mundos diferentes y personajes enigmáticos, e irá comprendiendo cómo funciona la vida y la relación real que se establece entre lo que vivimos y lo que leemos. ¿Conseguirá encontrar a su padre? ¿O terminará él también perdido entre esos libros?
Todos estamos hechos de historias, no de a-de-enes ni códigos genéticos, ni de carne ni de músculos ni de piel ni de cerebros. De historias.'Los libros que devoraron a mi padre' es un libro muy corto que se lee en una tarde. Cuando la editorial me envió la nota de prensa, lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que fuera un libro en el que se hablaba de libros. Siempre me resultan muy interesantes ese tipo de historias, no por nada La historia interminable es uno de mis favoritos. Mezclar la ficción de los libros que leemos con nuestra propia realidad es algo que me gusta mucho, o incluso aunque no se mezcle, simplemente que se mencionen otros libros ya me resulta muy interesante, así que tuve claro que este libro tenía que leerlo. Y no negaré que me ha gustado mucho, y que la forma de escribir del autor y todo lo que nos enseña de esos clásicos por los que Elías termina viajando me ha encantado, sin embargo, en lo que a la historia en sí se refiere, y la pérdida de Vivaldo, me ha resultado algo flojo, como si al final todo se quedara sin resolver. Y si me conocéis ya sabéis cuanto odio eso.

Lo que yo estaba haciendo, me dijo, era leer las historias que se esconden en la partes blancas de las hojas, entre las letras de los libros, en los espacios que hay entre cada palabra. Es una gramática construida por la imaginación.Estamos ante un libro muy corto que se lee en un suspiro, y ante una forma de escribir que termina cautivándote. El autor hace que nos metamos de lleno en las historias, como hace Elías, y provoca que percibamos esos libros de los que se nos habla, de otra manera. La relación que se establece entre ellos es maravillosa, y todo tiene un por qué, y eso me ha encantado. Estoy segura de que si vuelve a publicarse algo de Alfonso Cruz lo leeré, porque he disfrutado mucho con su manera de escribir, y con la pasión que transmite al hablar de la literatura, y eso no sé a vosotros, pero a mi me encanta. Estamos ante un libro escrito desde el punto de vista de un niño, y no negaré que en ocasiones he sentido que la edad del pequeño quizá no se correspondía con su forma de pensar o de actuar, pero también comprendo que no ha tenido una vida sencilla, y que perder a un padre puede marcar mucho. Así que su empeño por encontrarlo es de admirar, y lo que hace para conseguirlo, comprensible.
Nuestros recuerdos nunca son verdaderos o absolutamente verdaderos, tan solo son una interpretación. Existen otros, y a lo largo de los años vamos viendo el pasado bajo una luz distinta. Nuestros recuerdos son contemplados desde diferentes pespectivas, según lo que aprendemos y lo que sentimos en el instante en que los rememoramos.Elías es el único personaje al que conocemos realmente porque es quién más representado está en la historia, aunque hay personajes de otros libros que también podemos llegar a comprender porque el autor nos da su visión de la historia y de lo que ocurre realmente en los libros en los que aparecen, mostrándonos así porqué Raskólnikov, de Crimen y Castigo, actúa cómo actúa en el libro, por ejemplo. Los clásicos que aparecen no los he leído, así que desconozco si realmente en esas historias se conoce profundamente a los personajes o no, pero la visión que a aquí se nos da de ellos, me ha gustado mucho. Y sobre Elías, está claro que tiene una evolución, y que a través de los mundos e historias que conoce, madura, porque no le queda de otra, porque se da cuenta de que la humanidad puede ser cruel y de que los errores, aunque se intente, a veces no pueden compensarse ni enmendarse.

En la literatura, una sola planta resulta insuficiente. Funciona para la construcción civil, es cómodo para quien odie subir escaleras, útil para quien no pueda subirlas, pero la literatura necesita pisos que se acumulen uno encima del otro. Escaleras y peldaños, letras por debajo, letras por encima.


Gracias a la editorial por el ejemplar.
