Los sabores perdidos de Raquel Martos es una lectura tan apetecible como las recetas de Gabriela Tassile que encontraremos en la novela. Gastronomía utilizada como buena terapia para entender nuestras emociones, para conocernos a nosotros mismos y para aprender a aceptarnos.
La ficha técnica del libro la tenemos en la web de megustaleer.
Argumento
¿Cuál es el sabor de los recuerdos?
Esta es la pregunta que buscan responder los siete alumnos que acuden durante un fin de semana a un Curso de Cocina Emocional en una casa en el campo. Una tarta de cumpleaños para alguien que nunca volverá, un guiso que nos devuelve a la infancia...
A través de las recetas, los protagonistas irán desgranando los momentos que marcaron sus vidas y, así, los sabores y la vida se fundirán en esta peculiar cocina que se irá pareciendo, cada vez más, a una caja llena de recuerdos inolvidables.
Raquel Martos nos regala una novela repleta de emoción y sorpresas que conecta el paladar y el corazón. Y es que las historias de los alumnos -y también de la enigmática profesora- son, de algún modo, las de todos nosotros.
«En un plato de comida caben la alegría, el disfrute, la melancolía y el erotismo: en los sabores cabe la vida entera.»
Mi opinión personal (sin destripes)
Comencé a leer este libro en un momento de mi vida personal difícil y triste. Necesitaba una lectura que me ayudará a mejorar mi estado emocional y como tenía muchas ganas de leer a Raquel Martos pensé que este libro sería perfecto para mi en el momento particular que yo estaba viviendo. Y os puedo asegurar que me ayudo muchísimo, los siete alumnos del curso de cocina emocional y su profesora lograron que con sus platos y sus historias yo también consiguiera conectar momentos de mi vida con sabores familiares y vivir emociones que creía olvidadas.
Olores y sabores que encierran emociones, guardadas en nuestro interior y que necesitamos revivirlas para que nuestros recuerdos no mueran, para seguir viviendo con quien queremos y con quien siempre hemos querido.
Este curso de cocina emocional lo componen alumnos muy dispares y tiene lugar durante un fin de semana en una casa rural. Cada personaje viene de un lugar diferente y sus historias también son diferentes, pero todos comparten una gran pasión, la gastronomía.
Cada personaje prepara una receta y con cada una de estas recetas conoceremos a cada uno de ellos y las historias enlazadas a sus recetas. Y lo más importante, conoceremos las emociones que cada plato provoca en cada uno de los alumnos.
El curso va poquito a poco aumentando en implicación e intensidad, tanto que con cada plato cocinado con su historia correspondiente observé una evolución personal no solo en el alumno que protagonizaba historia y receta, a todos los demás alumnos les salpicaba las emociones del resto y con tanta fuerza y complicidad que con cada historia y receta ellos también crecían personalmente.
Mayte, la profesora, también se dejará salpicar de emociones, olores y sabores con total entusiasmo, de tal forma que ella siente también la necesidad de contar su historia, su receta y sus recuerdos.
Me ha gustado mucho observar como cada alumno crea un plato distinto a pesar de seguir los pasos que indica la receta. Y no podía ser de otra manera ya que cada uno tenemos nuestra singularidad y no podemos ser iguales en nada, ni en la cocina. A mi me pasa con recetas de mi madre, por más que intento copiarlas con exactitud no me quedan igual que a ella.
«Cuando cocinamos, si tratamos de trascender el hecho mismo de la nutrición y nos proponemos subir un peldaño más, el que nos lleva a la emoción, todo adquiere un sentido.
La cazuela, los cazos de servir, el menaje, los manteles, cada detalle forma parte de la historia que quedará en el recuerdo cuando la materia prima haya desaparecido entre el estomago de los comensales, el cubo de la basura y el lavavajillas.
Seguro que todos vosotros recordáis alguno de estos elementos de vuestra infancia, un vaso, una jarra, una cuchara... Y, tal vez, hayáis sentido un pellizco al ver alguno idéntico o parecido en una película, en un rastrillo...»
Los platos de Gabriela Tassile, la chef, son todos muy apetecibles y veréis que los querréis cocinar todos. Ella nos cuenta las peculiaridades e historia de cada receta al explicarnos el proceso de elaboración; y yo disfrute tanto con estas explicaciones que me veía a mi misma en la cocina oliendo y saboreando. Mil gracias a Gabriela Tassile por transmitir su pasión por la cocina en cada uno de estos platos. Mil gracias por compartir con nosotros conocimiento, secretos y EMOCIÓN.
Los sabores perdidos es una lectura tranquila, una lectura para saborearla lentamente, como se saborean los platos ricos.
Recomiendo leer Los sabores perdidos de Raquel Martos para no olvidar lo que somos, para conectar con las personas que siempre hemos amado y revivir emociones que no deberíamos perder. Una novela que recordaré siempre con felicidad por lo bien que me ha sentado su lectura y por todas las recetas de una gran chef, Gabriela Tassile, recetas que quiero cocinar y saborear lentamente.
Raquel Martoses periodista, guionista y escritora. Ha trabajado en programas televisivos comoEl hormigueroy radiofónicos comoNo somos nadie,La VentanaoProtagonistas. Actualmente presenta una sección enJulia en la Onda(Onda Cero) y es columnista enInfolibre. Es autora de las novelasLos besos no se gastanyNo pasa nada, y si pasa, se le saluda
Gabriela A. Tassile Garbarino es chef y ha desarrollado proyectos muy distintos en el mundo de la gastronomía. Responsable del catering de los programas de televisión El Hormiguero y Late Motiv, también es profesora de Masterchef, asesora gastronómica de Disney Channel y jefa culinaria del programa Hacer de comer, que presenta Dani García en TVE.
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