Mi opiniónCuando Marta Mingot llegó por primera vez al Congo en 2001, en los flamantes inicios de su carrera artística, lo hizo atraída por las historias que aquel atractivo belga le contó sobre Makuba, el mítico lugar del que él procedía. Aquel viaje cambió completamente no solo su visión del mundo, sino toda su vida. Se había sumergido, sin quererlo, en un mundo desconocido para ella hasta ese momento, una vorágine histórica de luchas de poder y sucesos despiadados, de intereses comerciales e ilícitos entre las grandes potencias mundiales, políticas y económicas, donde una vida humana valía menos que un pedazo de metal, pero estaba atrapada en las lejanas tierras de Kivu y era difícil escapar. Aquella inesperada aventura, junto a unos compañeros de viaje que el destino puso como un regalo en su camino, había dejado en su alma una herida abierta, una deuda que debía liquidar para poder proseguir una vida que ya nunca sería la misma. Había visto de frente el horror y la muerte y, sin embargo, en aquel viaje, también había conocido el auténtico valor de la amistad y a su verdadero amor. Dos años después, Marta volvió a África, pero esta vez no buscaba Makuba. Tenía que lograr cerrar aquella herida y cumplir la misión que la arrastró a una segunda aventura tan incierta como la primera vez que pisó aquellas tierras, pero esta vez estaba decidida a no volver sin lograrlo.
Hoy os presento mi sincera opinión sobre una novela distinta, diferente a las que hasta ahora he reseñado en este sencillo blog. Su autora contactó conmigo y amablemente me ofreció su novela para ser reseñada. Yo, al conocer su argumento, acepté encantada. Creí que podía ser una buena novela y no estaba errada.
Makuba, tal es su enigmático título, no es una novela al uso. Alguien la puede calificar como novela de aventuras en África o drama-aventuras, pero calificar tan ligeramente es solamente quedarse en la superficie. Makuba es mucho más profunda. Como un iceberg, lo que la protagonista, Marta, vive y ve en sus dos visitas al Congo es únicamente una pequeña porción del horror vivido en aquel país africano.
Su autora, Maruja Moyano, nos traslada al corazón de la sinrazón a través de una joven pintora tan ilusa y confiada al principio como luchadora cuando se da cuenta de que no puede cerrar los ojos ante el horror presente, pasado y futuro de uno de los países con mayor riqueza natural. Y a través de sus ojos occidentales la autora nos muestra parte de la barbarie de la que es capaz el ser humano.
Makuba es una novela perfectamente documentada, de las que se puede afirmar sin temor a la equivocación, que ha sido escrito contando con una investigación profunda y exhaustiva. Y gracias a esa investigación como lectora he podido meterme en todo el dramatismo vivido por los diversos personajes que pueblan sus páginas.
Como se dice, la realidad siempre supera la ficción, y eso en Makuba se cumple. Sus palabras, aunque duras y de difícil lectura para mentes poco versadas en la muerte, la tortura, la violación... se convierten en una lectura necesaria e imprescindible para todos aquellos lectores que desean conocer mejor la historia más reciente del Congo y de paso conmover sus occidentales corazones.