Género: Narrativa/Terror.
Páginas: 220
Formato: 148 x 210 mm. Portada a color (300 gr.) con laminado mate con solapas. Interior papel novela (80gr.) en blanco y negro. Encuadernación fresada.
SINOPSIS:
Diego y María se embarcan en una travesía a bordo del Nuestra Señora del Rosario, un buque de guerra con un destino que nadie podía imaginar. Lo que se presentaba como una experiencia inolvidable se convierte en la peor de sus pesadillas. A los pocos días de zarpar la nave empieza a ser presa de unos extraños fenómenos que abocarán a la tripulación al más funesto final. Don Pedro, un experimentado capitán de navío, junto con los oficiales de más alto rango, intentan mantener el orden en el barco mientras los marineros ven a Diego y a María como los culpables de las calamidades que están sufriendo… El miedo, las supersticiones y una terrible enfermedad acabarán imponiéndose sobre la razón, segando cualquier atisbo de humanidad.
Descubre uno de los barcos más impresionantes que jamás surcará los mares y planta cara a los aterradores peligros que esconden las entrañas de un mar inhóspito y misterioso. Navega con un relato que evoca magistralmente las inmortales obras de W. H. Hodgson o W. Clark Russel, y disfruta del realismo sobrecogedor de una novela que hará que te sientas un miembro más de la tripulación.
OPINIÓN:
Quiero comenzar la reseña de hoy por el final, es decir, diciendo que me ha encantado el libro y desde ya mismo os lo recomiendo. No importa si te gusta o no el terror, tampoco voy a hablar ahora de los personajes ni la trama, ni de la increíble portada de Colluci o el bellísimo prólogo de Jorge P. López (si después de leerlo no te apetece devorar la novela es que tienes horchata en la sangre, marinero). Lo que más me ha llamado la atención ha sido el estilo narrativo del libro, escrito como se hacía hace dos siglos, de manera ortodoxa, elegante, con un abundante y rico léxico que no produce otra cosa mas que deleitar al lector.
Nos encontramos en 1805, Diego y María se embarcan en un navío de guerra llamado Nuestra Señora del Rosario, sin imaginar ni de lejos, los acontecimientos que iban a vivir. Es a través de un cuaderno de bitácora que va escribiendo Diego, la manera en que nos enteraremos de lo que va sucediendo en el barco y a sus pasajeros y tripulantes.
Muy interesante me pareció también el glosario de términos y las ilustraciones que nos acompañan a lo largo de sus páginas, para que podamos entender mejor algunas partes o zonas del barco, e incluso situárlas como si estuviéramos en él. Por no faltar no falta ni alguna canción marinera con traducción incluída. Aprenderemos así quién fabricaba la artillería en aquella época o qué es el arte de la cabuyería, así como los castigos que se infligían, o las enfermedades que contraían los marineros, o repeleremos el olor de las sentinas cuando pasemos cerca de ellas.
Desconocía también la cantidad de gente que podía ir en un navío de guerra, me ha chocado bastante la verdad, lo mismo que la forma en que se preparaban o entrenaban para estar listos en caso de combate.
Pero no todo es tan bonito. A los pocos días de zarpar y sin saber muy bien el porqué, la mala suerte empieza a cebarse poco a poco con toda la tripulación. Lo que parece que iba a acabarse en cualquier momento, no hace si no empeorar a causa de unos extraños fenómenos que no son capaces de explicar. Alberto Bermúdez maneja aquí de manera sublime el terror más humano pero el más temible, el que genera uno mismo, el de las supercherías y engaños.
A través de las anotaciones de Diego, podemos experimentar la angustia, el terror, la desolación y la locura que los va engullendo hasta que ni siquiera son capaces de recordar quienes son.
Tras la primera parte donde hemos conocido el relato de Diego, leeremos la versión del capitán para poder comprender mejor todo lo ocurrido, e incluso habrá una tercera parte y un epílogo del que nada quiero comentar para no dar pistas, sólo deciros que el epílogo me dejó boquiabierto…
El punto fuerte del libro: La angustia que va apoderándose de todos poco a poco y que les arrastra a la perdición.
El porte y la serenidad de Diego que se mantiene con aplomo incluso al final.
El punto menos fuerte del libro: Una pena que no sea un poquito más largo, me quedé con ganas de seguir leyendo.