Siempre me he sentido atraída por el mundo de los ángeles caídos y los nephilims, así que en cuanto vi este libro supe que tenía que leerlo. La sinopsis me parecía bastante atrayente, sin embargo he de decir que para mi gusto desvela demasiadas cosas.
Nefilim, el beso del amanecer nos cuenta la historia de una tímida estudiante de piano que conoce a un misterioso chico que cambiará su vida por completo. Está contado en primera persona desde el punto de vista de Sophie, aunque en ocasiones una tercera voz se inmiscuirá entre medias y no sabremos a quién pertenece hasta más de la mitad del libro. La manera de narrar me ha encantado, describe cada lugar a la perfección, entrelazando las palabras y haciéndonos sentir cada uno de los sentimientos de la protagonista.
Sophie puede parecer a primera vista una típica protagonista sosa de las que tanto abundan en la literatura juvenil, sin embargo he econtrado una fuerza en ella y una sensibilidad que me han encandilado. Por otra parte tenemos a Nathaniel, personaje que he odiado en ocasiones y que he amado en otras. Eso sí, él siempre está rodeado de un halo de misterio que me atrae especialmente.
Durante el transcurso de la novela pasan algo más de siete años, lo que hace que podamos ver madurar a los protagonistas. No obstante, hay un salto en el tiempo desde que la hija de Sophie (Aurora) nace hasta que cumple los siete años.
La perfecta narración, junto con el misterio, harán que devoremos las páginas, totalmente adictos a las palabras de la autora. Según mi propio criterio dividiría la novela en dos partes. En la primera nos encontramos con una historia bien estructurada con unos escenarios preciosos (cabe destacar la ambientación) y abundantes momentos de tensión. Al principio estamos tan ciegos como Sophie: no sabemos quién es peligroso y quién no, y ni siquiera sabemos qué es lo que realmente está sucediendo.
Todo me parecía extraño, una ciudad desconocida, como si jamás hubiese pisado sus calles y callejones no oído tañer las campanas de las iglesias. El mundo de Nathan y mío era único, separado y liberado de todo, pero cuando despertaba de nuevo a la realidad me sentía fría y sola.
Un elemento destacables es el personaje de Aurora, la hija de Sophie, que será uno de los mayores quebraderos de cabeza de su madre. La pequeña no es como los niños de su edad. Posee una inteligencia sobrenatural y hace cosas que no son características de los humanos. Aurora da un toque de misterio y de intriga, a veces llegando a rozar el propio miedo.
Luego está “la segunda parte” en la que nos desvelan todo lo que no sabíamos, y para mi gusto la autora lo suelta de golpe. Pasamos de no saber absolutamente nada a saberlo todo, y tenemos que asimilar demasiada información. Además, en esta segunda parte también hay mucha más acción, muchas luchas, algunas de ellas sin sentido. Definitivamente me he perdido en los últimos capítulos con tanta lucha desenfrenada y con tantos descubrimientos.
El final me ha parecido “bonito”, aunque me hubiera esperado algo más. El epílogo, en mi opinión, sobraba, ya que lo único que hace es dar pie a una segunda parte que no tendría por qué ser necesaria.
-Aurora-murmuré-. Tiene que llamarse como la diosa del arrebol. Aurora.
En definitiva “Nefilim, el beso del amanecer” es una buena historia que engancha en sus primeras páginas pero que conforme vas avanzando se va torciendo cada vez más y más. No obstante, he disfrutado con su lectura.
Lo que más me ha gustado: la ambientación, que se divide entre la ciudad de Salzburgo (Austria) y también entre una casona antigua en un pueblecito.
Lo que menos me ha gustado: me ha parecido que el mundo de los nefilims estaba un poco desdibujado.
Una buena historia