El escritor Ulises Bértolo, nos invita a conocer su última novela “Orthodoxia”, donde disfrutaremos con un atípico viaje por algunos parajes del Camino de Santiago. Tanto en ésta como en su anterior obra “La sustancia invisible de los cielos”, el autor juega con hechos del pasado para desarrollar la historia presente, uniendo ambos hilos temporales a través de asesinatos e intrigas.
“Sandra Márquez podría seguir siendo una guardia civil más de la unidad de patrimonio histórico, pero el asesinato en extrañas circunstancias de un anodino funcionario en el Monasterio de Uclés (Cuenca) le hace replantearse sus propias convicciones como agente de la autoridad. De la mano de una mente desprejuiciada como la del profesor libanés Thomas Noah, descubre que las dos pistas que encuentran en el escenario del crimen, una extraña moneda y un cuadro de autor anónimo, pueden estar encriptando un enrevesado mensaje”
Aquellos que hayan leído la anterior novela de este autor se encontrarán con aspectos familiares. Bértolo es amigo de introducirnos poco a poco en la trama, encuadrándola históricamente y ofreciéndonos los datos precisos para que logremos seguir las mil vueltas por las que nos llevará, como medio de transporte una investigación que se remontará siglos atrás, estando las pistas en el patrimonio arquitectónico del Camino Santiago. Tal vez haya lectores que no se encuentren a gusto con esta manera de proceder, al encontrarnos con muchísima información, que en ocasiones se nos torna excesiva, pero que a la larga se nos volverá necesaria para lograr disfrutar al máximo de este entramado de secretos. Otro aspecto ya conocido, es el hecho de retroceder en el tiempo para comenzar a desarrollar el tamiz en el que jugarán los contendientes, aquellos que investigan ciertos asesinatos, incluso algunos casos sin resolver de otras épocas; y esos otros escondidos en las sombras, poderosos y pertrechados con las últimas tecnologías y un fanatismo que pone los pelos de punta, que pretenden hacerse con el control absoluto de la humanidad.Como consecuencia de lo anterior la historia va de menos a más cogiendo hacia la mitad un ritmo vertiginoso que incita al lector a seguir leyendo. Es así y gracias a toda la información que en un principio nos ofrecieron que sin darnos cuenta llegamos a la página 474.Tal vez lo más característico, a parte del estudio minucioso de la Orden de Santiago, sean los personajes. Las posiciones están claras exceptuando alguno que otro que se pasará al bando contrario. Sorprende sin duda la familia Menz y su sala de los Evangelios; descubriremos un micromundo donde la palabra de uno solo se antepone sobre su progenie y aquellos que cohabitan con ellos y lo que no logra con su palabra se valdrá del dinero o la muerte, para salir siempre victorioso. Sus ideas y hasta donde ha llegado para lograrlo en verdad que impresionan.Sandra y Thomas serán los encargados de dar caza, lucharán juntos para esclarecer las muertes que se están sucediendo alrededor de un cuadro encontrado al lado del primer asesinato, así como un misterio que se remonta en el tiempo, siempre un paso por delante de sus perseguidores. Se les unirá Luis, que con su vida destrozada encontrará en la investigación de sus antepasados, “los santiaguistas” un modo de sentirse útil.
De esta reseña se ha hecho eco la revista CULTURAMAS
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