RESEÑA PÍLDORAS AZULES, Frederik Peeters

Diseño: Manuel Bartual  

Rotulación: Estudio Fénix

ISBN: 84-95825-57-0

200 páginas

SINOPSIS:

Frederik Peeters, cuenta con humor, una tremenda historia de amor con el VIH como telón de fondo.

OPINIÓN:

Hoy os presento una novela gráfica que recomendaría a cualquiera que le guste leer. Os diría antes de empezar que trata sobre un asunto espinoso, peliagudo, como es el sida. Si además os adelanto que el protagonista de la novela es el propio autor y lo que nos cuenta son sus propias experiencias, acordaréis conmigo que es un cómic especial e íntimo.

La novela comienza en la juventud de Frederick, como todas las juventudes, llenas de fiestas con los amigos y risas. En una de esas fiestas conocerá a Cati, aunque no será hasta el cabo de unos años cuando poco a poco comenzarán una relación. Es en uno de esos encuentros en los que una pareja empieza a conocerse, en el que Cati (que ya tiene un niño de tres años),  le revelará que tanto ella como su hijo son seropositivos.

Tras el impacto inicial, Frederick comprende la situación y decide acompañarles el resto de su vida.

Lo bonito de la historia son la narración y las viñetas que Frederick traza sobre sus temores, sentimientos, tropiezos; no se limita a dibujar sobre el sida y sus consecuencias, llega más allá, y  nos muestra desnudo el miedo (tanto suyo como de Cati hacia él), al contagio, el futuro incierto que hay sobre ellos, la forma en que afrontarán el comunicárselo a su madre, la “toxicomanía vital” del niño con la medicación, la euforia de unos días o la depresión y desconsuelo de otros.

Las viñetas en blanco y negro con trazos curvos y sinuosos, pienso que ayudan a meternos de lleno en la historia, dan un aspecto de desesperación, de desasosiego a los personajes.

Me han gustado mucho también las reflexiones profundas que hace el protagonista, creo que reflejan el “descontrol” que uno llega a tener de una situación que viene añadida a algo tan hermoso y sencillo, como tiene que ser el amor entre dos personas.

Y destacaría igualmente la parte en la que Frederick conversa con el médico, por suerte un médico cercano y comprometido, que le hace ver más allá de sus narices para poder disfrutar plenamente de su amor.

Poco más puedo añadir a parte de que lo leáis para sentirlo, os aseguro que lo recordaréis mucho tiempo.