
Está la necesidad. Y luego está el Destino. Estar destinada a convertirse en un enchufe sobrenatural no es precisamente algo genial, especialmente cuando la "otra mitad" de Alexandria la sigue allá donde va. Y que, además, Seth aparezca en su sala de entrenamiento, al salir de las clases y también en la puerta -o ventana- de su dormitorio, definitivamente no es nada genial. Aunque su conexión tiene algunos beneficios, como alejar las pesadillas que envuelven lo ocurrido con su madre, no tiene efecto alguno sobre los sentimientos prohibidos que tiene Álex por el puro Aiden. Ni sobre qué va a hacer -y sacrificar- él por ella. Cuando los daimons se infiltran en los Covenants y atacan a los estudiantes, los dioses envían a las furias, diosas menores con la función de erradicar cualquier amenaza para los Covenants y el resto de los dioses, incluyendo al Apollyon y a Álex. Y si eso y las hordas de monstruos chupadores de éter no fueran suficiente, una amenaza misteriosa parece dispuesta a hacer cualquier cosa por neutralizar a Seth, incluso si eso supone forzar a Álex a la servidumbre o matarla. Cuando se involucra a los dioses, algunas decisiones ya no tienen vuelta atrás.
Si bien Mestiza tiene lugar durante el verano, con los entrenamientos de Aiden y Álex, Puro empieza en septiembre, cuando Álex empieza las clases como alumna del Covenant. Así que sí, transcurre muy poco tiempo entre un libro y otro, así que es muy difícil perderse en detalles.
He tenido la sensación de que esta segunda parte se ha centrado algo más en la parte romántica, pero para nada se deja de lado la acción; al contrario, hay acción a cada instante y varios giros argumentales que hacen que te mantengas pegada al libro y que pasen las páginas solas; porque sí, a pesar de las casi 400 páginas, el libro se lee en un suspiro. 
