Revista Cultura y Ocio
Gracias a Connor, Lev y Risa, y a las repercusiones de su revuelta en la Cosechadora de Happy Jack, la población ya no puede seguir mirando para otro lado. Tal vez la desconexión sirva para librar a la sociedad de jóvenes problemáticos y, al mismo tiempo, para surtirla de órganos muy necesarios para los trasplantes, pero su inmoralidad ha saltado por fin a la palestra.
Connor no da abasto dirigiendo el Cementerio, un refugio para los ASP, chicos que, como él, han huido de la desconexión. Risa, paralizada de cintura para abajo como consecuencia del atentado en la Cosechadora, teme resultar más una carga que una ayuda para él. Y Lev se ve envuelto en un movimiento clandestino que pretende rescatar diezmos, y en el cual se le venera como si fuera un dios.
Uno de ellos será traicionado. Otro se escapará. Y el tercero se encontrará con el misterioso Cam, alguien que no existe, y hará un sorprendente descubrimiento sobre lo que se esconde detrás de la desconexión.
Hace un par de meses os traía la reseña de Desconexión, el primer libro de una trilogía, al menos en principio, que se acabó terminando en convertir en tetralogía. Es una distopía juvenil en el que los adolescentes pueden ser desconectados, es decir, sus partes del cuerpo son aprovechadas para salvar otro tipos de vidas y pasan a un estado diviso. Si queréis leer un poco más sobre el anterior libro, podéis pasaros por la reseña que hice en su momento. AVISO: si queréis leer la saga, no os recomiendo leer esta reseña porque aunque no tenga grandes spoilers no quiero fastidiar el proceso de lectura y sorpresas.
La historia continúa unos meses más tarde de lo sucedido en el primer libro: Connor está a cargo del Cementerio de los ASP, Risa está en silla de ruedas ya que se ha negado recibir un transplante de médula espinal para poder caminar y Lev está en arresto domicilario con su hermano y el padre Dan, su antiguo confesor. Tras la situación inicial, conoceremos a Cam, un chico un tanto especial que tiene un propósito, Starkey que es una adolescente que fue colado por la cigüeña cuando era pequeño y Mirancolina, una chica que es diezmo al igual que lo fue en su momento Lev. Estos tres personajes, se irán conociendo y veremos los planes y los papeles que jugarán a lo largo del tiempo de la historia ya que descubrirán algunos secretos terribles.
Pese a que este es un libro de transición en el que se prepara un poco el terreno para el próximo libro, considero que es necesario para esclarecer ciertas cosas que habían quedado sueltas del primero y que abre ciertas subtramas interesantes para los dos siguientes libros. Es un ritmo muy ágil y que de verdad, da gusto que rápido pasan las páginas una vez empiezas a leer porque como me había pasado con el anterior, se lee en casi nada pese a sus quinientas páginas.
Uno de los aspectos que me vuelve a llamar la atención es la originalidad en la que está planteada la historia así como ciertos temas que trata y que no es costumbre tocar en una novela juvenil. ¿Qué es la vida? ¿Cuando decimos que alguien está vivo? ¿Y el alma? ¿Se puede estar vivo y sin alma? Cientos de cuestiones que se nos irán planteando a lo largo de las páginas y reflexiones por parte de los protagonistas para darnos razones tanto uno como los otros, pese a que muchas veces esas opiniones chocan pero ven como se llegan a puntos en común. Me ha encantado que este tipo de temas se traten tan bien y de una manera muy cercana a la realidad.
Desde el principio se nos deja ver como los hechos ocurridos en el libro anterior han marcado la personalidad de cada uno y como están luchando para superarlo, los ha dejado minados y con nuevas responsabilidades que tienen que asumir así como las nuevas condiciones dadas. Primero a Connor que ya en el papel de líder tiene que sufrir todo lo que acarrea ser el responsable de cerca de cuatrocientos adolescentes. Risa, en silla de ruedas, ve que su futuro está muy limitado en cierta manera por la situación en la que está viviendo ya que lo está alejando de Connor y tendrá que tomar decisiones por el bien de los demás. Lev vivirá una terrible experiencia que le hará cambiar otra vez y quiere saber que papel ocupa en todo el panorama de las desconexiones y los diezmos. Los personajes pese a que no evolucionan tanto como en el libro anterior, vemos como se preparan para lo que vendrá en el próximo libro y es que dejan mucho encima de la mesa para averiguar como cambiarán.
En definitiva, Reconexión es una segunda parte de esta fantástica tetralogía distópica juvenil que me está encantando tanto por lo diferente que es a lo acostumbrado, a lo real que puede llegar a ser así como los temas tratados en la historia. Pese a que es un libro de transición sin duda alguna, prepara el terreno para lo que viene a continuación en el tercer y cuarto libro.
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¿Has leído el libro o la tetralogía? ¿Qué te ha parecido? Espero tus opiniones más abajo :)