Revista Cultura y Ocio
Decepción. Esa fue la mayor sensación que el libro de Ben
Aaronovitch dejó en mí de principio a fin. Como muchas veces suele suceder, no
conocemos nada del autor ni del libro en sí, pero una vez caemos enamorados de
la portada y la sinopsis nos tienta con descaro, no tenemos más remedio que
hacernos al ejemplar y ver de qué va la cosa. Eso fue exactamente lo que hice
con Ríos De Londres. Debo confesar que tras varios meses aguardando por el
momento de leerlo, las expectativas habían aumentado bastante. Fue por ello que
la decepción y el desengaño fueron más latentes que nunca.
Ríos De Londres es el primer libro de la que hasta ahora es
una tetralogía girando en torno al agente Peter Grant de la Policía Metropolitana de
Londres, un hombre que de repente se ve envuelto en casos que superan lo normal
y común. Grant descubre que ciertos delitos en Londres tienen un tinte
sobrenatural y por tanto deberá ponerse
en contacto con los superiores indicados que le transmitan información
necesaria para rastrear a los villanos de ultratumba. En el camino habrá
enfrentamientos algo escabrosos y escenas que tienen su aire mágico, enigmático.
Para mí todo esto sonaba bien en el resumen. Contaba con algo ingenioso que
bien podría darme un rato muy agradable. Pero me equivoqué demasiado.
En primer lugar, el mayor fallo que le vi a la historia fue
la flojísima transición de lo común a lo sobrenatural. El modo en que el
personaje central y los demás asimilan los sucesos paranormales es tan poco
veraz y débil que desde allí ya me desconecté bastante de la trama. Es como si
el entablar charlas con un fantasma fuese lo más común hoy cuando ayer ni se
sabía a ciencia cierta si existían. Quise obviar este detalle y proseguí. El
inconveniente fue que el relato fluía lentamente, con demasiados episodios
aburridores. Sin mentir ni exagerar, apenas sentí que me enganchaba con las
aventuras escritas en el libro por allá en la página 200, cuando apenas me
restaban 100 para terminar. Y eso no es lo peor. Lo trágico es haber llegado a
la página 250 y querer con todo tu corazón abandonar la lectura allí. Sí, así
de malo se me antojaba el desenlace.
Lo que terminó de hastiarme fue el humor soso, insulso. Tal
parece que es el típico humor londinense, pero lo cierto es que no le encontré
gracia a las ocasionales bromas plasmadas por Aaronovitch. Los personajes no
sobresalen, aunque tampoco son malos del todo. Ahora bien, si hay algo que
destacar, es la precisión con la que el escritor describe los distintos puntos
de Londres donde se sucede la trama. A menos que nos haya mentido a todos los
que le leímos, Aaronovitch nos da un muy buen tour por la capital inglesa sus
ríos. Quienes la conozcan podrán imaginar fácilmente los diferentes escenarios,
y quienes no, llegamos a conocer un poco de tan emblemática ciudad.
Yo soy de los que se goza cualquier lectura y no suele
encontrarle peros a un libro, pero con éste en particular las cosas fueron
terribles. Y créanme, aún sigo algo sorprendido por ello. Más aún si se tiene
en cuenta que en Goodreads dicha novela ha recibido casi 6500 calificacionesque le dan un promedio de 3.93/5, una cifra nada mal cuando en mi caso no me
quedó de otra más que otorgarle un 1.
Así que allí lo tienen. Mientras yo despotrico de la obra y
no la recomendaría jamás, otros le dan buenas calificaciones. Es entendible,
por supuesto. De todos modos, en el mejor de los casos Ríos De Londres no
pasará de ser una lectura light que
si llega a ser de tu agrado, puede ofrecerte un par de tardes y noches amenas,
nada más. En lo que a mí respecta, mejor paso la página y trato de olvidar un
libro que no me cautivó en absoluto.
Jef Volkjten