Existía mucho miedo con esta secuela, y no era para menos. La primera parte fue un reinicio cinematográfico de una exitosa franquicia, en la que se buscó dar una nueva vuelta de tuerca a algo que ya habíamos visto en la gran pantalla de la mano de Sam Raimi. El resultado fue agridulce, con muchos puntos a favor y otros tantos en contra, pero dejando la sensación de que la cosa podía ir a más en futuras entregas. El temor con esta secuela se centraba principalmente en ver qué camino seguiría la franquicia y, sobre todo, si se sabría manejar esa gran cantidad de personajes que se han ido revelando poco a poco. Y es que muchos aún tenemos fresco el recuerdo de aquella desastrosa Spiderman 3.
El caso es que ya nos dio buenas vibraciones cuando asistimos al adelanto de 30 minutos que nos brindó Sony Pictures España hace unas semanas, pero tras ver la película al completo, se confirma que podemos dejar de lado los temores para disfrutar de una auténtica aventura arácnida. Al fin conseguimos ver, en todo su esplendor, al Spiderman que todos estábamos deseando ver. Los cómics del trepamuros se ven reflejados en la película en cada fotograma, en cada diálogo y en cada acción, y esto es lo que, al fin y al cabo, pedíamos a gritos todos los fans del personaje.
Como decimos, al fin se transmite esa sensación que obtenemos cuando abrimos las páginas de un cómic de Amazing Spider-Man, esa sensación de que Spidey mola, y no solo porque es gracioso, divertido y tiene esos poderes tan chulos, sino porque también es hijo, es sobrino, es novio, es amigo y… es humano. El personaje desprende humanidad por los cuatro costados, y esto es algo indispensable para una película de superhéroes de hoy en día, donde uno de los principales hitos es conseguir hacer que los personajes sean lo más terrenales posible. no es solo una película sobre Spiderman, sino también una película sobre Peter Parker.
Una de las formas con las que consigue esto el director Marc Webb es haciendo algo que no es de su invención, sino que viene extraído directamente de los cómics, como no podía ser de otra forma (algo que agradecemos). Vale que Spiderman tiene superpoderes, muchos y muy poderosos, pero no es un héroe invencible. El lanzarredes sufre mucho en esta película, con y sin la máscara, y no son pocas las veces que gana las batallas con su cerebro. Y es que recordemos que Peter Parker es uno de los tipos más inteligentes que hay en el Universo Marvel, y ese es un “poder” que ya tenía antes de que le picase la famosa araña radioactiva.
El guión esta muy bien construido, mezclando elementos del Universo Marvel tradicional, elementos del Universo Ultimate y elementos de nuevo cuño. Y aunque no es ni de lejos perfecto, cuenta con una buena y bien elaborada combinación de toques sentimentales, de acción y de humor que podemos considerar tranquilamente como made in Spiderman. Sin embargo, y de esto no queda ni la más mínima duda, lo que más funciona en la película son los actores principales, todos muy acertados y fieles a los personajes del cómic. Andrew Garfield, Dane DeHaan y Jamie Foxx sostienen de una forma estupenda sus personajes y su tiempo en pantalla, pero si hay que rendirse ante alguien es, por supuesto, ante la maravillosa Gwen Stacy de Emma Stone. No nos queda duda que, tras esta película, muchos adolescentes colgarán un póster de la actriz en las paredes de sus habitaciones.
A esto hay que añadir esa química más que necesaria entre dos protagonistas enamorados, y entre Garfield y Stone sobra química para dar y tomar. Recordemos que, tras los hechos acontecidos en la primera parte y la promesa hecha al Capitán Stacy, Peter y Gwen viven separados el uno del otro. La escena del reencuentro en esta película es uno de esos momentos en los que lo que sienten el uno por el otro se puede palpar casi como si fuese algo real y tangible.
Otro hecho destacable es cómo gestiona Webb la interacción, la relación y el tiempo en pantalla de los múltiples personajes. Este aspecto es uno de los que más miedo metía, porque casi siempre suele cumplirse esa premisa de que “el que mucho abarca, poco aprieta“. Vemos a Rhino, al Duende Verde, a Electro y muchas sombras bajo el emblema de Industrias Oscorp que seguramente jugarán un importante papel en el futuro, ya a sabiendas de que en los próximos años tendremos películas de Los Seis Siniestros y Veneno.
Pero de este buen trabajo sacamos la que probablemente sea la mayor pega que se le puede achacar al filme, dejando de lado alguna que otra inconsistencia en el guión o algún detalle superfluo. Hablamos de las muchas cosas que se cuentan y de las pocas que quedan totalmente cerradas. Ver esta película es lo más parecido que podemos tener a ver un capítulo intermedio de una serie de televisión. Es auto-conclusiva, pero forma parte claramente de algo más grande que ha tenido un capítulo previo y que continuará en el futuro con posteriores entregas. Esto deja al espectador con ganas de más, pero también con una ligera sensación de frustración y de no entender algunas cosas. Lamentablemente, sabemos por experiencia que la mayoría de las veces que se dejan muchos hilos abiertos no se acaban cerrando en su totalidad, y se quedan perdidos en el limbo por los siglos de los siglos. Esperemos que este caso sea una excepción.
Echando ya el cierre de esta crítica, sobra decir que los momentos de acción y los efectos especiales son brutales. Las batallas con los villanos, en especial con Electro, son espectaculares no, lo siguiente, y suponen otro punto más a añadir en la lista de cosas que nos hacen ver en la pantalla al Spidey de los cómics. Son especialmente destacables los momentos de cámara en primera persona con Spiderman, y el bastante buen uso del 3D, que está bien encajado en la película y forma parte de la historia.
A esto habría que añadir también un comentario sobre la banda sonora que ha compuesto Hans Zimmer, esta vez con compañía, para la película. La música es curiosa e incluso original en ciertos puntos, pero encaja a la perfección con cada momento y cada situación, resultando bastante destacable positivamente en su conjunto.
En definitiva, estamos ante una película que no es perfecta, pero que sirve mejor que bien a su propósito, que no es otro que entretener al público en general y contentar a los fans de Spiderman en particular. Aunque es una película por sí misma, lo que nos presentan aquí es un capítulo intermedio que sirve de base para lo que vendrá después, ya sea en la propia franquicia (de la que ya hay anunciadas dos películas más) o en diversos spin-offs. Como poco, y ya es bastante, The Amazing Spider-Man 2: El Poder de Electro es una gran elección para pasar el rato en familia o entre amigos.
PD: Lo sentimos, pero no hay escena post-créditos finales.
Gracias a Errol por la colaboración.