Un hijo, de Alejandro Palomas.AutoconclusivoEditorial: La Galera | Número de páginas: 288Precio: 17.95€
Agradecimientos a la editorial
Guille es un niño introvertido con una sonrisa permanente, y es un lector empedernido con mucha imaginación. Solo tiene una amiga. Hasta aquí, todo en orden. Pero tras esta máscara de tranquilidad se esconde un mundo fragilísimo, como un castillo de cartas, con un misterio por resolver. El rompecabezas lo configuran un padre en crisis, una madre ausente, una profesora intrigada y una psicóloga que intenta armar el puzle que está en el fondo. Una novela coral que respira sentimiento, ternura, vacíos, palabras no pronunciadas y un misterio sobrecogedor.
No había leído nada de Alejandro Palomas, pero desde que cerré Un hijo he decidido que tengo que hacerme con más libros suyos. Un hijo es una maravilla, y pasa a convertirse en uno de los mejores libros que he leído este año. La portada, como podéis ver, es absolutamente maravillosa, pero las letras que encierra lo son el triple más.
Alejandro Palomas nos presenta a Guille, un niño de 9 años muy especial al que le encanta Mary Poppins. Tanto que de mayor quiere ser ella. No como ella. Ella. Y ahí empezará la magia. No tengo palabras para describir lo que me ha hecho sentir esta novela. Desde el principio se siente esa magia tan especial, una sensación tan bonita y que te hace sonreír que no se irá en ningún momento. Un hijo está contado desde varias perspectivas y puntos de vista: el de Guille, el de su padre Manuel,el de su profesora Sonia y el de la orientadora María. Todos y cada uno de ellos están explicados de una forma clara y sencilla, pero de una manera misteriosa que hará que quieras saber más.
Como he dicho, Guille es un niño muy especial. Es un niño un poco introvertido que solo tiene una amiga: Nazia; pero es que tampoco necesita nada más. Desde el momento en el que dice en clase que quiere ser Mary Poppins (repito, no como ella, sino ella); María, su profesora, se pone en alerta y convence al padre de Guille, Manuel, que le permita que visite a la orientadora del colegio, Sonia, para que vea qué es lo que le pasa por esa cabecita. Su relación con su padre, sus sentimientos hacia el hecho de que su madre no está, lo que piensa de su amiga Nazia,... y todo tipo de pensamientos que pueden rondar en la cabeza de un niño de 9 años es lo que iremos desentramando a lo largo de la novela, y hará que no puedas despegar los ojos del libro. El punto de vista de Guille, tan inocente y tan inteligente a la vez, es lo que más me ha enamorado.
En general, los personajes que presenta Alejandro Palomas son todos maravillosos. Consiguen que empatices con todos ellos, que les comprendas, que les quieras ayudar, que tengas ganas de darles un abrazo. Simplemente maravilloso. Además, se nota cuándo el punto de vista es de uno de ellos. Cada uno tiene un estilo muy personal, y creo que tiene mucho mérito el haber podido escribir desde tantos puntos de vista de forma tan diferente. Los personajes son el alma del libro. Sencillamente eso. No sobra ninguno, no falta ninguno. Tan simple como que cada uno es imprescindible en la historia.
Lo único que cambiaría de la novela es la edición, e incluso el precio. Si habéis leído más reseñas de este libro, seguro que habréis leído que los márgenes de las páginas son demasiado exagerados, pudiendo hacer que la novela fuera hasta incluso la mitad de corta.
Y lo que más emociona, lo que más te hará llorar, lo que más hace que se te ponga la piel de gallina, sin duda, es el final. Un final perfecto, maravilloso, al que no le cambiaría ni una sola coma. Un final que ha hecho que me enamore de Alejandro Palomas y de su pluma. Un final que ha hecho que me emocionara como no lo había hecho antes, que ha conseguido que se mezclaran tanto mis ganas de sonreír como mis ganas de llorar. Un final que hace que Un hijo se haya convertido, como he dicho, en una de las mejores lecturas del año.