Acostumbrada a ser siempre la segundona de todas las fiestas, incluso en las que se organizan en su honor, la denominada patito feo de la alta sociedad toma la determinación de que ha llegado el momento de casarse, y no cejará ante la más mínima oportunidad que se le presente.
Arnold Calvin necesita una esposa con desesperación. Pese a que lo último que desea es atarse, sabe que, si quiere optar al título y la fortuna que le corresponden, debe acatar la última gran exigencia de su moribundo padre: el matrimonio. Para ello, se valdrá de cualquier artimaña a su alcance.
¿Conseguirá la siempre secundaria Betina al príncipe azul con el que ha soñado desde niña, o tendrá que conformarse con que el atractivo Arnold no deje de ser jamás un marido de lo más inconveniente?
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Un marido inconveniente de Romina Naranjo ha sido mi última lectura y también la última obra de la autora publicada en Romantic Ediciones. Hace ya algunos años que no leía nada de ella, pero al ver que ésta contaba con un personaje de otra novela que ya había leído con anterioridad, la cual la editorial publicó hace unos años, me entró curiosidad por saber quién sería ese personaje y cuál iba a ser su historia. Pues bien, debo confesaros que apenas lo recordaba y si el planteamiento de la trama era atractivo y atrayente, el desarrollo de la misma no ha sabido ganar mi interés al completo ya que ni los personajes ni los hechos acaecidos han llegando a satisfacer mis expectativas.
Betina Hildegar lleva siendo años una florero entre todas las jóvenes casaderas de la alta sociedad londinense. Desde siempre ha visto como todos los caballeros han preferido bailar o coquetear con otras que hacerlo con ella por lo que sus esperanzas de encontrar un marido pronto poco a poco se ha ido desvaneciendo como el humo. Al ser hija de una familia que consiguió su estatus a base de trabajo y esfuerzo siente que nadie la va a querer por ella misma pues incluso su aspecto es poco destacable y nada puede hacer frente a las beldades que año tras año van debutando. No obstante, poco le importa a ella eso ya que sus ojos solo miran a una persona, aquella por el que su corazón late solamente, el futuro vizconde Calvin, todo un caballero que con su porte y belleza la tiene suspirando desde que lo conoció. Sin embargo, Betina sabe que su amor es imposible, él nunca se ha fijado en ella pues la muchacha no tiene nada que ofrecerle y su fisonomía dista mucho de las jóvenes que él galantea por lo que sabe que su futuro será ser una solterona cuyo amor quedará encerrado bajo llave para siempre. Pese a todo, Arnold Calvin tiene otros planes que se alejan bastante de lo que piensa Betina, pues obligado por su padre, al que no le una ningún cariño y del que está deseando librarse, se verá en la tesitura de buscar rápidamente una esposa que lo haga merecedor de su herencia y título, una mera transacción que le abrirá las puertas a lo que es suyo por nacimiento, pero una piedra en el camino de la libertad ya que el matrimonio no es algo que vaya con él. De este modo, el joven podrá sus mieras en la hija de Vernon Hildegar, una joven insípida a su entender, pero perfecta para sus planes pues una vez se despose con ella podrá mandarla lejos mientras él sigue con su vida de soltero, disfrutando de todos los placeres y de su consabida libertad. No obstante, no todo lo va a tener tan fácil, su padre es cabezota incluso para ir al más allá y, aunque una su vida a la de Betina, le tocará esperar para ver cumplidos sus sueños. Mientras, Betina será la que más perjudicada salga, la joven siente que ama a Arnold y cuando se entere de su plan rastrero quedará completamente rota por dentro y resignada a vivir una vida solitaria donde solo contará con su familia para sobrellevar la pesada carga que le ha tocado vivir. Pero esto no será todo, un tercero en discordia hará acto de presencia que llevará a Arnold a padecer sentimientos desconocidos para él, haciéndolo actuar sin pensar mucho en sus actos, un error que lo puede abocar a un final desastroso o al principio de una nueva vida junto a Betina.
Romina Naranjo nos lleva de nuevo a la época victoria con una novela sencilla que no posee muchos giros argumentales, una historia que si bien se deja leer, también es verdad que no atrapa tanto al lector, o por lo menos a mí no lo ha hacho, ya que la trama parece un poco inconexa en algunas ocasiones y la pareja protagonista apenas tiene complicidad ni química. Por parte de Betina, tenemos a una joven dama que no presenta batalla por lo que quiere, siempre se conforma con lo que le ocurre y no sabe defender sus sentimientos, una protagonista que me ha decepcionado en muchos aspectos pues mis expectativas para con ella eran muy distintas. A su vez, Arnold ha sido un personaje insufrible, egoísta, creído y con derecho a hacer lo que deseara sin pensar en el daño que hacía, alguien que he detestado y no me ha parecido auténtico sino más bien un malcriado que lo único que le importaba era el título y el dinero, no obstante, parece que al final de la novela entrará en razón para enmendar algo del dolor que ha causado. Igualmente, la relación entre ellos ha brillado por su ausencia, a lo largo de la trama pocas han sido las ocasiones en las que han coincidido haciendo imposible que ese amor que Betina sentía por él fuera real, asimismo los celos de Arnold eran injustificados pues en ningún momento será testigo de la actitud de su esposa hacia esa tercera persona para creer que lo están engañando. En lo que respecta a los personajes secundarios habrá variados y de diferente tipos, uno de ellos será la familia Hildegar, ruidosa, divertida y con mucho amor que dar, poco común entre sus iguales pues no poseen título y todo lo que tienen lo han conseguido con esfuerzo y voluntad. Por el lado de Arnold conoceremos a su progenitor, el vizconde Cornelius Calvin, una persona que no supo querer a su hijo y que siempre ha impuesto su voluntad hasta su último aliento, el gran culpable de que nuestro protagonista nunca haya buscado el amor y solo se fijara en la material. Dos protagonistas criados de forma muy distinta, pero ambos necesitados de algo más que solo se verán completos cuando sepan ver más allá el uno en el otro. Por último, no puedo olvidarme de ese tercero en discordia que antes he nombrado, César Wallace, un hombre sin título ni familia aristocrática, que gracias al comercio de licores exclusivos se ha granjeado alguna que otra amistad entre la alta sociedad siendo Arnold uno de ellos o por lo menos así será en un principio, pues cuando César pose sus ojos sobre Betina y Arnold se deje llevar por una celos incontrolables toda amistad quedará rota entre ellos, un personaje que muy pronto contará su propia historia tal y como se nos avanza en la novela al llevar adjuntas unas pocas páginas de Un contrabandista honorable. Para terminar, solo hablaros de la prosa de la autora, en la misma línea de las anteriores, pero quizás esta vez algo más densa que ralentizaba la lectura por toda la narración, repetición de palabras y los pocos diálogos encontrados, puede que si nuestros personajes principales hubieran tenido más escenas juntos con algún tira y afloja hubiera tenido más chispa, pero esto no ha sido así por lo que me ha costado terminarla un poco más que las otras que he leído de la autora. En definitiva, una historia que se deja leer, pero de la que esperaba mucho más.
Un marido inconveniente de Romina Naranjo es la historia de Betina y Arnold, un romance que deberá esperar su momento pues antes sus protagonistas deberán aprender qué es el amor y todo lo que éste conlleva, una historia algo floja pero con un final acorde dentro de lo esperado.