Reseña, un millón de gotas

“Un millón de gotas” es la última novela del escritor español Víctor del Árbol, que una vez que salió a la venta, en la primera semana se agotó la primera edición. Ha ganado diversos premios literarios y alguna de sus novelas como “La tristeza del samurái” ha sido traducida a numerosos idiomas. Víctor se ha ido haciendo hueco, poco a poco, en el mercado literario un tanto saturado, pero que de vez en cuando alguno sobresale de entre el resto, para quedarse ahí ente los mejores; un escritor que ha declarado que escribe a mano sus obras, dejando de lado las nuevas tecnologías y manteniéndose anclado en cierto modo al pasado.
Gonzalo Gil es un abogado metido en una vida que le resulta ajena, en una carrera malograda que trata de esquivar la constante manipulación de su omnipresente suegro, un personaje todopoderoso de sombra muy alargada. Pero algo va a sacudir esa monotonía. Tras años sin saber de ella, Gonzalo recibe la noticia de que su hermana Laura se ha suicidado en dramáticas circunstancias. Su muerte obliga a Gonzalo a tensar hasta límites insospechados el frágil hilo que sostiene el equilibrio de su vida como padre y esposo. Al involucrarse decididamente en la investigación de los pasos que han llevado a su hermana al suicidio, descubrirá que Laura es la sospechosa de haber torturado y asesinado a un mafioso ruso que tiempo atrás secuestró y mató a su hijo pequeño. Pero lo que parece una venganza es solo el principio de un tortuoso camino que va a arrastrar a Gonzalo a espacios inéditos de su propio pasado y del de su familia que tal vez hubiera preferido no afrontar. "Hay un momento en la vida en el que uno necesita saber de dónde viene"   La novela se divide en dos momentos históricos diferentes pero consecutivos, en los que veremos la lucha de padres e hijos por diferentes causas y en contextos diferentes, pero una lucha por unos ideales, al fin y al cabo. Un tema que se recalca en toda la novela es que es importante que conozcamos quienes eran nuestros progenitores, sin falsas mentiras, pero también el pasado de nuestro país. Habla con dureza de la dictadura de España  desde un enfoque más humano. El escritor lucha por defender la memoria nacional y ser conscientes que nosotros somos el resultado de los sucesos pasados. La historia no la podemos cambiar pero tal vez, sólo tal vez, conseguiremos aprender de nuestros errores.“Admiro a la gente que lucha por sus sueños”.   A través de la voz de unos personajes Víctor nos cuenta que la historia se va conformando a través de esos pequeños gestos heroicos que en ocasiones suceden. La novela está plagada de pequeños héroes, de esos anónimos y cotidianos que surgen cada día y en cualquier lugar, intentando mantenerse dignos, sin traiciones y aunque se caigan, se vuelven a levantar. Son una de esas millones de gotas que conforman un océano pero cada una de ellas pretende ser diferente. “Son personajes que forman parte de un océano pero que luchan por ser una gota”, la primera gota de una tormenta que podrá cambiar el mundo, teniendo siempre presente que nosotros elegimos el camino y lo que queremos ser, independientemente de la vida que nos toque vivir.El que elija abrir este libro se adentrará en “un viaje sobre la condición humana”, con numerosos personajes imperfectos, llenos de rabia y remordimientos, lastrados a los errores del pasado; son todos ellos contradictorios, frágiles e inestables; sobrevivientes de situaciones francamente duras, hombres y mujeres que han bajado al infierno y no podrán volver a ver la vida del mismo modo que antes. Los sentimientos se desparraman por el canto del libro, envolviendo toda la trama de una tristeza constante así como de nostalgia por el pasado. Víctor tiene una manera única de expresarse llena de matices, con un lenguaje pulcro que hace que disfrutes pasando las páginas, aunque ha habido momentos que me han sobrepasado, haciéndome difícil seguir leyendo algunos pasajes, pero que ha merecido la pena continuar para poder conocer la historia de esas millones de gotas que forman parte de un océano.   “Incluso en los peores lugares puede encontrarse el alivio de las cosas hermosas”