Reseña | Un paseo con Mary Poppins

Un paseo con Mary PoppinsPamela Lyndon Travers | Ilustradora Hélène Druvert  | 40 páginas | Edelvives

Jane y Michael Banks van a volar su nueva cometa al parque, cuando de pronto aparece de nuevo Mary Poppins. Con ella pasean por Londres, entran en mundos fantásticos como el fondo marino y miran los personajes de las estrellas en la noche.

Antes de empezar a hablar de este libro he de deciros que es una delicia para la vista, la edición por parte de Edelvives es sublime. Dicho esto, la historia de Mary Poppins me fascina desde bien pequeñita. Esa adorada niñera con paraguas que se encarga de cuidar a los niños ofreciéndoles magia y aventuras hasta que esa familia vuelve a unirse de nuevo y ella se retira satisfecha por su gran labor.
Espero poder leer el libro de P. L. Travers ya que en Un paseo con Mary Poppins hay escasez de texto, está más dedicado a un público infantil en cuanto a la narración pero, en cuanto a edición, no hay edad para poder disfrutarlo, ¡es maravilloso! Se trata de un álbum ilustrado troquelado con muchísimos detalles que invitan al tacto y a la vista para disfrutar y dejarse llevar.
Es un libro bastante delicado y a veces me da miedo pasar las páginas por si ocurre algún accidente pero es tan bonito que hay que saborearlo muy poco a poco y disfrutarlo al máximo.

En la calle del Cerezo, hace un día soleado.

La historia no tiene nada que ver con la película aunque sí tiene mucha magia y alguna que otra aventura. Los protagonistas son los niños, Jane y Michael y, por supuesto, la gran Mary Poppins. El libro es un pequeño recorrido a ciertos lugares de Londres que enamoran.

Todas las páginas son en blanco, negro y gris, las que están troqueladas son una pasada como combinan con las otras imágenes. Ya sé que me repito pero es que es una auténtica obra de arte.


Un paseo con Mary Poppins es un clásico que no puede faltar en nuestras estanterías por su belleza, para cuando nos apetezca volar nuestra cometa, o visitar a los guardias en el Buckingham Palace, o pasear por Picadilly Circus, ¡incluso aparecer debajo del mar! Una auténtica obra de arte.