Por: Alberto Berenguer. Instagram: @tukoberenguer; @delecturaobligada
Después de años en los que la lectura quedó aparcada, entre las oposiciones de secundaria y el Máster de Salud Planetaria de la UOC, «Victoria» ha sido mi puerta de regreso al placer lector. ¡Y qué regreso! Desde la primera página, la escritora Paloma Sánchez-Garnica me atrapó con su historia por su ritmo fluido, su delicadeza narrativa y por unos personajes profundamente humanos, llenos de matices, valentía y contradicciones.
La historia arranca en un Berlín devastado por la Segunda Guerra Mundial. Allí conocemos a Victoria, una mujer compleja y entrañable que sobrevive cantando en un club nocturno mientras protege a su hija Hedy y a su hermana Rebecca. Pero el chantaje de los soviéticos la empuja a cruzar el Atlántico, rumbo a una América que se presenta como tierra de oportunidades… pero que también arrastra sus propios demonios: el racismo o el fanatismo político.
Es en Estados Unidos donde Victoria encontrará a Norton, un personaje que me ha emocionado profundamente. Su relación está llena de ternura, complicidad y redención. A medida que avanzan los capítulos, todos con giros que te mantienen la atención del lector, la novela despliega no solo una historia de amor, sino también de pérdida, resistencia y coraje en un mundo que, tras el horror de la guerra, sigue sin ofrecer una paz verdadera.
La autora logra algo realmente admirable: convertir la historia novelada en un espejo emocional que nos habla del presente. Porque sí, Victoria es una novela ambientada en el siglo XX, pero sus ecos resuenan con fuerza en el siglo XXI. Desde los prejuicios raciales hasta la polarización política, desde la opresión ideológica hasta la lucha de las mujeres por su voz y su libertad.
Debo confesar que me he emocionado con Victoria. He sentido rabia, ternura, miedo y esperanza. He conectado con su hermana Rebecca y con su hija Hedy. Y he cerrado el libro con esa sensación única que solo dejan las buenas novelas, la de haber vivido varias vidas en una.
Una lectura que, sin duda, recomendaré a quien esté buscando una novela bien escrita, emocionalmente poderosa y con un trasfondo histórico fascinante. Paloma Sánchez-Garnica ha creado una obra que se merece cada palabra de reconocimiento que ha recibido.
Gracias, @alexrovil_, por la recomendación.
Gracias, BMP Almoradí, por tenerla en sus estanterías.
Y gracias, Paloma, por recordarme por qué leer es volver a vivir.
