Revista Cine

Reseña videojuegos: HOMEFRONT

Publicado el 26 junio 2011 por Juancarbar

Reseña videojuegos: HOMEFRONT

Ciertamente no me parece extraño que mi colega Kiko diga que soy un pufazo dándole a los juegos de deportes o a los que no sean de pegar tiros a lo niño loco estadounidense en su cole. Y es que desde un tiempo para acá sólo me dedico a jugar a shooters en 1ª persona, de los que hay que reconocer que son una buena terapia para quitarse el estrés del día, joe. Y mi última adquisición ha sido Homefront, un juego del que no había escuchado demasiadas buenas críticas, pero al final acabé pasándome por el forramen todos esos comentarios, me envalentoné como el que se pone delante de un morlaco de 500 kilos y me hice con él.

Y es que después de haberme pasado hace unos días el Medal of Honor me quedé con ganas de “shootear” todavía más debido al buen sabor de boca que me dejó el juego de EA. Y desde luego que he de reconocer que en estos momentos hay en el mercado juegos superiores a Homefront, pero yo me decanté por él por una razón muy simple y muy sencilla: su argumento.

Y es que desde la intro podemos empezar ya a disfrutar de una historia muy peliculera que tira del sempiterno cliché de que a los pobres americanos les pasan todas las desgracias para finalmente acabar erigiéndose como los grandes salvadores (en este caso de su propio país). Y es que esa intro nos plantea la tesitura de que (tras superar sus diferencias) las dos Coreas se unen en una única y poderosa nación que empieza a desarrollar una política agresiva contra otros países. Tal será su ansia de expansión que llegarán a invadir el más importante país sobre la faz de la tierra: los EEUU. De esta forma, aprovechando el bajón socio-económico en el que estaba sumida la tierra de la libertad, lanzaron un ataque de varios EPM (pulso electro-magnético) dejando sin suministro eléctrico a toda la nación.

Por tanto, el comienzo del juego nos sitúa en el 2027, año en el que los EE.UU es un país totalmente devastado por esa invasión. Y es que desde el primer momento en el que tomamos control de nuestro personaje (Robert Jacobs) seremos partícipes de ese contexto de genocidio y de atrocidades varias que los coreanos causan en suelo yanqui. Se trata de una situación la mar de chunga en la que veremos que los fusilamientos los linchamientos, las ejecuciones, las muertes indiscrimanadas, los campos de exterminio y las fosas comunes son la triste realidad que nos rodea. Sin embargo,  pronto un grupo de la resistencia nos rescatará en una de sus incursiones clandestinas y pasaremos a formar parte de ellos. Será justamente a partir de este momento cuando nos metemos de lleno en Homefront, donde a través de distintos escenarios (divididos en capítulos) deberemos hacer lo posible para liberar a yanquilandia de la tiranía de los opresores orientales.

Sin embargo, a pesar del buen sabor de boca que deja el juego a nivel argumental en esos compases iniciales, he de decir que esto queda un poco eclipsado por la primera impresión de sus gráficos, que a mí personalmente no me llegan a convencer. Y es que el juego cuenta con unas texturas muy flojas y reguleras que le restan espectacularidad al conjunto y dan lugar a escenarios  bastante pobretones. A mí estos gráficos tan ratoneros me han impactado debido al hecho de que he simultaneado partidas a este juego con las del Medal of Honor, y francamente cuando me ponía a jugar a este último después de haberme viciado a Homefront, me daba la sensación de que el nivel de gráficos entre uno y otro era como comparar a Zidane con Pizo Gómez.

Además otro punto negativo que achacaré al juego es el de la linealidad del que hacen gala hoy en día casi todos los shooters, que no nos dejan explorar el escenario a nuestras anchas, y únicamente nos permiten ir siguiendo (en plan perrillo al que le dan una galleta para comer) a algún personaje que nos va marcando el camino mientras disparamos a tutiplén. Y francamente es una pena, porque si hay algo que me ha gustado del juego es el hecho de que se desarrolle en escenarios urbanos y vecindarios con multitud de casas por las que molaría indagar, esconderse o buscar coberturas cuando haya monos en la costa.

Otro elemento que hay que comentar es el de su duración, pues antes de comprarlo había leído por ahí que su modo campaña es corto. Por eso lo recomiendo jugar en modo difícil, pues así alargaréis bastante la vida del juego, ya que en algunas fases sudaréis como cerdas hasta conseguir pasarlas y tendréis que repetir ciertos momentos infinidad de veces (y eso que hay otro modo todavía más chungo, el nivel guerrilla, pero creo que pasarse el juego en ese nivel de dificultad puede llegar a ser desesperante). Por cierto, para los viciados de los shooters diré que Homefront tiene los mismos controles que Call of Duty, pues sin duda alguna es un detalle a agradecer, ya que si no una acaba volviéndose gili cada vez que le cambian unos u otros botones de un juego con respecto a otro.

No puedo acabar la reseña sin dedicar unas palabrejas al modo multijugador, que como viene siendo habitual en este tipo de juegos es el punto fuerte y lo que realmente amortiza su compra. En el caso de Homefront podremos disfrutar de partidazas de hasta 32 jugadores divididos en los bandos de la resistencia americana o el ejército coreano. Como es de suponer, se mantienen elementos como la acumulación de puntos para adquirir nuevas habilidades o mejoras para nuestro personaje, y por supuesto contaremos con las modalidades de Capturar la bandera, el Duelo por equipos, étc… (vamos, las típicas de este estilo de juegos).

En definitiva, Homefront es un juego del montón pero que a mí personalmente no me está desagradando tanto como esperaba por las impresiones que había leído sobre él antes de comprarlo. Y es que una vez que te acostumbras a los gráficos ratoneros y te dejas llevar por la dinámica del juego, se puede disfrutar de ciertos momentos muy espectaculares en plan peli hollywoodiense, aderezados por un guión y unos tiroteos que te meten bastante en él (a este respecto ayuda también su magnífica música en plenos intercambios de balas). Mención aparte merece su magnífico doblaje, bastante chulo y muy currado, por cierto. Puede que no sea el mejor shooter del mercado, pero a mí personalmente me está divirtiendo su modo campaña jugado en nivel difícil. Por eso no quitaré la ilusión al que le tuviera echado el ojo y desde aquí le espoleo a que se haga con él, porque a la larga el juego divierte lo suyo.

Sr. Grifter


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