Alaska, 1974. Indómita. Impredecible.
Y para una familia en crisis, la prueba definitiva.
Ernt Allbright vuelve de la guerra de Vietnam convertido en un hombre distinto. Incapaz de mantener un trabajo, toma una decisión impulsiva: toda su familia comenzará una nueva vida en la salvaje Alaska, la última frontera.
Con apenas 13 años, su hija Leni ansía encontrar su lugar en el mundo, mientras que su mujer, Cora, estaría dispuesta a cualquier cosa por el hombre al que ama, aunque eso signifique seguirle en su aventura hacia lo desconocido.
En una inhóspita y remota esquina del país, los Allbright encontrarán una pequeña comunidad de hombres aguerridos y mujeres aún más fuertes en la que labrarse un nuevo futuro. Allí, Leni tendrá que madurar muy deprisa, enfrentándose al desafío de una naturaleza desmesurada y cruel, a lo que oculta su propia familia y a la tormentosa relación de sus padres. Pero cuando el invierno llegue y el frío y la oscuridad lo invadan todo, madre e hija descubrirán que, en un entorno hostil, nadie puede salvarte más que tú mismo.
Cuando vi este libro me quedé enganchada a la historia y pensé que era lo que quería leer en ese momento, algo familiar, un tocho libro que me hiciera vivir ahí dentro, conocer Alaska...
Aquí está la historia de una familia a la que la vida no se lo ha puesto fácil, no encuentran su lugar y hay fantasmas que no los dejan avanzar hasta que surge la oportunidad de irse a vivir a Alaska, es una gran prueba para todos ya que las cosas no suelen salir como quieren y Alaska... tan lejos y tan salvaje... No tienen ni idea de todo lo que les espera en este viaje donde conocerán la verdadera fuerza de la vida.
Me han gustado mucho los personajes, son muy reales y tengo que admirar hasta a esos malos, no por sus acciones claro, si no por lo bien que están construidos. La forma en que la autora narra hace sentir que estamos allí, podemos ver los paisajes, sentir los miedos, el frío, la angustia, lo desconocido y lo seguro de un abrazo. Esta reseña va a ser diferente porque ademas de que no puedo contar lo que pasa, es que para mí ha sido algo más cercano donde el papel principal lo han tenido los sentimientos.
Tengo que confesar una cosa aunque pueda parecer algo loco, a veces algunos libros me recuerdan a olores, sabores, a sensaciones y este me recuerda a algo particular que definiría como algo familiar, que atrapa en ese ambiente dulzón, algo asfixiante, cómodo y dentro de todo, seguro. Así explicado quizás queda raro pero entre sus páginas pude sentirlo, curiosamente me recordó a otro libro que me gustó y sentí algo muy muy parecido, se trata de El baile de las luciérnagas y eso me encantó, echaba de menos ese estilo, hasta que ahora al hacer la reseña me he dado cuenta que es la misma autora...Tengo una memoria algo distraída y soy mala para los nombres pero me ha fascinado el hecho de que el estilo de la autora sea tan reconocible y en dos historias diferentes me pueda gustar igualmente. Esto hace que quiera leer todo lo que escribe.
Siempre me cuestan las reseñas positivas, les doy mil vueltas y aún así me dejo cosas atrás que no debo contar pero creo que mi falta de palabras dice mejor que nada lo que me ha gustado.¿El final? Pues me deja con ganas de seguir leyendo a esta autora que se está convirtiendo en unas de mis favoritas.
Volverás a Alaska ha sido una buena lectura. He vivido dentro de sus páginas y solo por eso la recomiendo. Una vez más (sin saberlo) la autora me vuelve a atrapar, esta vez en Alaska. Volveré a leerla.
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