Autor:Daniel Handler
Editorial:Alfaguara Saga: Autoconclusivo
Paginas:360
Precio:16.95€
Te entrego esta caja, Ed.
Dentro está todo.
Las chapas de las primeras cervezas que compartimos, la entrada de cine para ver la película en la que nos dimos nuestro primer beso, aquella nota tuya que tanto significó para mí, una caja de cerillas ahora vacía...
Te devuelvo la caja y todos los recuerdos que contiene, Ed.
Aquí la tienes. Toda nuestra historia.
Toda la historia de por qué rompimos. La primera vez que vi este libro no me llamó la atención para nada, no era el tipo de libro que yo acostumbro a leer, así que lo dejé pasar. Tiempo después comencé a leer muchas reseñas positivas sobre él, lo que me empujó a leerlo. No ha sido hasta finalizada la lectura que he descubierto que el autor es el mismo que el de Una serie de catastróficas desdichas, unos libros que leí hace ya tiempo y que me encantaron, aunque en esete caso el escritor usaba un pseudónimo.
Y por eso rompimos es una historia corriente, sin tintes sobrenaturales. Una historia que te puede ocurrir tanto a ti como a mí, pero no por ello es aburrida. La protagonista, Min (diminutivo de Minerva) nos cuenta la historia de primera mano en una carta bastante extensa que va dirigida a Ed, el chico con el que rompió. Es una forma de narrar bastante original, pues últimamente estamos limitados a la primera o tercera persona.
La protoganista, Min, me ha gustado bastante. Es real. Es humana. No es perfecta. Comete errores. Se equivoca. Un personaje muy bien construido que, independientemente, puede caer mal o bien.Lo que quiero decir es que su actitud te puede sacar de tus casillas, o por el contrario puede gustarte, pero lo que sí está claro es que la construcción del personaje es genial. A mí me ha caído bastante bien, he congeniado con ella y la he entendido en muchas ocasiones, es ingeniosa y la mayoría de las veces construye castillos en el aire que se desmoronan rápidamente, pero ella no se queda parada, sigue avanzando pasito a pasito.
Ed, por el contrario, me ha decepcionado. Es un chico bastante estúpido, muy del montón, con momentos que dan ganas de darle una bofetada y con otros en los que se te ablanda el corazón por su actitud. Los amigos de Ed no son nada del otro mundo, no aportan nada. Por otro lado los de Min sí que me han gustado, especialmente Al, aunque a veces puedan parecer egoístas, al final demuestran que quieren de verdad a su amiga.
Qué error fue pensar que era alguien distinto, como pensar que las áreas verdes te convierten en una vista hermosa , que el que te besen te transforma en alguien a quien apetece besar, que sentir el calor te convierte en café, que el que te gusten las películas te convierte en director.
La narración tiene un estilo especial, el autor sabe plasmar los sentimientos de Min y hacérnoslos sentir a los lectores, podemos apreciar el amor y el desamor, la rabia con que plasma su dolor en las páginas, cada vez aumentando más conforme se van acercando las últimas páginas. De cada objeto que mete en esa caja nos va contando su historia, de dónde salió y por qué es importante, a la vez que vamos viendo el desarrollo de la relación de Min y Ed.
Puede que aparezcan algunos tópicos en esta novela: el chico guapo y popular jugador de baloncesto, la chica diferente con su especial afición por la películas. De hecho hay incluso las típicas exnovias de Ed, esas animadoras guapas y superficiales. Sin embargo el autor trata estos tópicos de manera diferente y no parece que estemos leyendo el típico libro americano. Incluso al final me he llevado una gran sorpresa por el giro que han dado dos de las animadoras (y también exnovias de Ed).
El final es predecible, ya sabemos lo que va a ocurrir, lo que nos falta es el cómo. ¿Cómo es que rompen estos dos personajes si se les veía tan felices? Y la razón de la ruptura es la que me ha dejado más anonadada. Quizá podría haber sido de otra manera, pero lo que realmente teníamos que ver era como la protagonista se desengañaba de ese idílico amor adolescente.
Para leer en una tarde. Real, divertido e ingenioso.