Nube de tinta || Septiembre 2015
320 Páginas || Papel y ebook
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Greg, un joven muy peculiar, verá cómo su vida cambia cuando su madre le obliga a visitar a una chica con leucemia.
Según Greg Gaines, el secreto para salir airoso del instituto es no ser amigo de nadie pero llevarse bien con todos. Su lema es «sin amigos no hay enemigos». Solo tiene a Earl, con quien se dedica a grabar versiones terribles de sus películas favoritas.
Hasta que vuelve a ver a Rachel.
Rachel tiene leucemia, y a la madre de Greg se le ocurre la brillante idea de obligar a su hijo a que sea su amigo. Greg tiene claro que esto no va a ser una de esas típicas historias de amor entre una chica en estado terminal y un chico que de repente se enamora de ella. Pero, de todos modos, hay algo especial entre Greg, Rachel y Earl...
Cuando Rachel decida dejar su tratamiento, Earl y Greg le harán un homenaje: grabarán para ella La Peor Película de la Historia. Y Greg tendrá que dejar la seguridad de su anonimato para darle a Rachel justo el final que su historia necesita.
Greg es un adolescente algo peculiar y un poco raro, que intenta pasar desapercibido en su último año de instituto, intentando no formar parte de ninguno de los grupos que se forman en el mundo que rodea a los estudiantes. Por el momento, le ha salido bien, pero esto provoca que no tenga una relación estrecha con nadie, y que su único amigo sea Earl, un chico casi tan raro como él, con una familia bastante desestructurada, y que tiene claro que su futuro, no estará en la universidad, sino trabajando para independizarse cuanto antes. La vida para ambos pasa sin pena ni gloria, acudiendo a clase, y viendo películas en casa de Greg, hasta que la madre de éste le pide que vaya a ver a Rachel, una chica que conoce desde hace muchos años, pero con la que nunca ha mantenido una estrecha relación de amistad. Salvo un periodo en el que fue su novia, o algo parecido. El motivo para que su madre le pide que vuelva a verla es que Rachel, tiene leucemia. Y tanto ella como Denise, la madre de la joven, creen que le vendría bien alguien como Greg, que suele animar a cualquiera con sus tonterias. Y así es como el duo de raros, se convierte en trio, y juntos, empiezan a vivir una peculiar amistad a tres bandas.
Greg es un personaje que puede parecer idiota en muchos momentos, sobre todo cuando nos habla de lo que siente o no por Rachel. Y al que dan ganas de abofetear para que reaccione y deje de pensar en si mismo. Y no sé si soy yo, que he visto un fondo diferente en sus actos, pero he sentido, sobre todo al final, que no era tan egoista como parece, y que de verdad siente algo por Rachel. A mi me ha dado la impresión de que si sufría por lo que a ella le pasaba, y debo decir que, a pesar de sus tonterias, el personaje me ha gustado mucho.También lo ha hecho Earl. Un personaje fuerte y algo complejo, del que vamos descubriendo más a medida que avanza la lectura, dándonos cuenta de que su vida es de todo menos sencilla, y que guarda más en su interior de lo que aparenta a simple vista. Incluso ésto es una sorpresa para Greg, que demuestra que no espera que las cosas resulten como lo hacen al final, ni que él sufra tanto como lo hace con la familia que le ha tocado.
Y por último está Rachel, la chica de la historia, la que más sufre por su enfermedad, y por la que llegamos a sentir mucho cariño. O al menos yo lo he hecho. Vemos su sufrimiento a través de los ojos de Greg, y deseamos que pueda recuperarse y vivir la vida que se merece. A la vez que vivimos con ella el proceso de su enfermedad, el paso por el hospital, el dolor de las sesiones de qumioterapia, y como va cambiando su carácter según el estado en el que se encuentra. Algo que ha sido muy real, y que me ha parecido muy consecuente con la actitud de Greg. Cuando te enfrentas con algo así, no sabes como actuar. No sabes si lo que haces por la persona que sufre la enfermedad está bien o no, y creo que él ha demostrado sentirse muy perdido con Rachel. Hasta cuando se enfada con ella por sus cambios de humor me parece una actitud lógica, y que a todos en algún momento nos puede pasar. Aunque pensemos que es egoista e injusto para la enferma.
Él libro está narrado desde el punto de vista de Greg, haciendo que sepamos en todo momento lo que él siente y hace, y como vive la situación. Es una lectura algo caótica, porque es algo así como un diario, en él que Greg nos relata lo que piensa, sin que haya un hilo conductor de ese pensamiento. Tan pronto habla de una cosa, como enlaza con otra diferente, básicamente lo que es en si un diario, algo escrito sin pararse a pensar en lo que se escribe, y sin tener en cuenta que sea un buen libro o no. Y admito que eso me ha gustado, y que tampoco es una lectura que sea díficil de seguir. Y si, en ocasiones me he divertido con sus ocurrencias y me ha hecho sonreir, y hasta soltar una leve carcajada, lo que no consiguen todos los libros. No sabía si enfrentarme a esta historia por el tema que trata, y que ya sabeis que me toca muy de cerca, pero gracias a Greg ha sido una lectura divertida y amena, con un punto de vista diferente a los libros que tratan sobre este género, y sobre personajes enfermos o a punto de morirse. Te entristece si, porque hay momentos duros, pero la mayor parte del tiempo piensas más en lo tonto que es Greg, que en lo que puede estar sufriendo Rachel.
En resumen, 'Yo, él y Raquel' es un libro divertido y entretenido, que trata un tema doloroso de una forma muy amena, y que no pretende enseñarnos como cambia la vida de alguien cuando conoce a una persona con cáncer, sino como vive esta situación cuando todo empieza de una manera obligada. Greg nos lo deja claro, Rachel no deja una huella profunda en su vida porque esté enferma, sin embargo leyendo entre líneas no nos cuesta ver que quizá, esto no es del todo así. Os lo recomiendo si buscais una lectura fresca y divertida por momentos, sin que os asuste el hecho de que trate sobre una chica con cáncer. No es un libro para llorar aunque a ratos te ponga triste. Es un libro para reir con las ocurrencias y los pensamientos de Greg, su protagonista.
Así que, como un gilipollas, yo no lo había entendido hasta que me encontré allí viendo cómo se moría físicamente, cuando ya era demasiado tarde para hacer o decir nada. No podía creer que me hubiese llevado tanto tiempo comprender algo tan elemental. Tenía ante mí a un ser humano que se moría. No volvería a haber nadie con esos ojos, esas orejas, esa forma de respirar por la boca y esa forma de reír in crescendo hasta estallar en una carcajada monumental, con las cejas levantadas y las aletas de la nariz ligeramente dilatadas. No volvería a existir nadie como ella en todo el mundo, y ahora que todo estaba a punto de acabar, no podía enfrentarme a ello.
Gracias a la editorial por el ejemplar.