Mi opiniónAunque ha transcurrido un año, la existencia de Javier Almazán sigue sometida al miedo que un angustioso accidente provocado por su ceguera le dejó como herencia. Incapaz de superarlo, ve como la estabilidad familiar peligra de forma alarmante, empantanada en una vorágine de incomprensiones, tensiones y desencuentros que no consigue detener. La emergencia clínica que de pronto amenaza la vida de Nerea, su hija adolescente, lo obligará a enfrentar la fobia que arrasa su integridad y sus principios. Javier tendrá que lanzarse fuera de casa en busca de la muchacha cuyo paradero desconoce, con la ayuda de su fiel perro guía.
Pero no solo el miedo acecha en cada esquina.
El pasado de Javier se vuelve presente en la persona de Olga Vera, una enfermera que jamás perdonó lo que para ella fue el peor de los agravios. Obsesionada por un deseo paranoico de posesión, perseguirá a Javier hasta conseguir su propósito más anhelado: hacerlo suyo.
Una historia trepidante que conducirá a los personajes a lo largo de un escabroso camino de miedo, oscuridad y perversión. Una trama de realidades entrelazadas que acaban convergiendo en el estallido final.
Solo las horas de margen que la locura concede, decidirán de qué lado se inclinará la victoria. Quizá del de la fuerza de voluntad y el amor quizá del de la más absoluta depravación mental. El lector podrá acompañar a los personajes durante poco más de un día plagado de sobresaltos y situaciones inesperadas que le mantendrán pendiente de cada minuto.
Me llegó la oportunidad de conocer esta novela gracias a Me gusta leer. Como se trataba de un triller psicológico lo acepté, pues aunque no he leído demasiadas novelas de dicho género, la mayoría que he leído me han gustado.
En esta ocasión nos encontramos con una familia compuesta por el padre, la madre y la hija adolescente. En grandes rasgos os voy a presentar a la familia Almazán:
Javier, el padre: es ciego y con un trauma que se nos presenta al inicio de la novela. Ese trama es una de las piezas fundamentales para el correcto desarrollo de toda la trama.
Ariadna, la madre: la podemos llamar como la ausente, ya que está de excursión por la montaña la mayor parte de la novela.
Nerea: la hija adolescente y rebelde. Alrededor de ella se desarrolla toda la trama, cuando decide escaparse de casa.
Por otro lado tenemos a la antagonista, Olga Vera, una enfermera que no está demasiado en sus cabales y obsesionada con Javier.
Después de un comienzo interesante y esperanzador (el desencadenante del trauma de Javier) se desarrolla una trama llena de clichés y escenas predecibles. Los personajes, aunque bien construidos, no han conseguido interesarme. Por ejemplo: el trauma de Javier normalmente le impide salir normalmente de casa, por lo que solamente se traslada de casa al trabajo en taxi. Pero ese día debe salir y claro está, vencer ese trauma. Ese es uno de los problemas. No siento la suficiente tensión una vez se ve en la calle, en compañía del fiel Dago (por cierto, el mejor personaje de la novela).
Por otro lado, Nerea se comporta demasiado como una niña malcriada. Su tozudez ralla lo inverosímil, tozudez creada únicamente para poder escribir la novela. Igual que la ausente madre, que aparece justo en el momento oportuno.
En resumen, la novela comienza muy bien. Me gusta mucho el inicio, las primeras páginas, pero después se convierte de un no acabar. Sus capítulos centrales son excesivamente largos y lentos en comparación con el primero y los últimos, y esa descompensación ha criado en mí una desazón, un desespero por querer acabar la novela lo antes posible; y más cuando no encontraba en ella nada diferente o sorprendente. Ni siquiera el final me ha interesado.
En pocas palabras, una novela para leer en un día de lluvia.