Ni Prison Break, ni Perdidos ni ostias en (Lays) vinagretas. Si me apuntaran a la cabeza con un trabuco de los Curro Jiménez y me dijeran que me quedara con una serie, diría sin pestañear que me quedo con 24. Mi colega Kiko dice que no la soporta por el simple hecho de que al bueno de Jack Bauer le pasan en unas pocas horas más vicisitudes que a él en toda su vida. Pues hombre, no te digo yo que no sea verdad que el bueno de Bauer tiene un imán para atraer problemas y para verse metido en todo tipo de movidas raras. Pero lo que también es cierto que esta serie es de las que tienen el honor de estar en el nivel de que cuando acabas de ver un capítulo te quedan unas ganas irrefrenables de ir a “devorar” el siguiente (a lo mejor es que yo soy un flojeras impresionable, pero al menos esto es lo que me pasa a mí). La verdad es que antes de empezar su visionado no las tenía todas conmigo, pensando en que después de tantas temporadas anteriores no veía yo que la séptima temporada pudiera enganchar. Vale que de nuevo se recurre al cliché de una nueva amenaza terrorista que pone en jaque a los EEUU, pero es que se pone todo tan sumamente interesante a medida que va avazando la trama que aunque sea “más de lo mismo” no puedes dejar de verla (anda mira, como a una vecina de mi barrio). Además a los fieles seguidores de las temporadas anteriores les alegrará ver a viejos conocidos tales como Bill Buchanan, Tony Almeida, Morris y Chloe O’Brian, y por supuesto a la hija de Bauer, que aunque la noté un poco más fondona sigue siendo la dueña de mis suspiros. Además contaremos con la presencia de personajes nuevos, como la agente del FBI Renee Walker, que a mí personalmente me ha encantado no sólo como personaje sino por la belleza de la actriz que la encarna (Annie Wersching), pues sin ser un repibón del copón tiene algo que atrae esta mujer.
En fin, que no voy a entrar a comentar nada sobre la trama de esta séptima temporada porque es preferible dejar a la gente que aún no la haya visto con el intríngulis de a qué nueva amenaza ha de enfrentarse el bueno de Bauer con su sempiterna filosofía maquiavelista de “el fin justifica los medios”. Comentaré por último que antes de verla echéis un vistazo a la película de ”24: Redención”, pues es bastante conveniente su visionado para entender mejor la trama de esta temporada. Así que yo ahora me froto las manitas deseando ver la octava temporada, donde parece que se pondrá fin a las vicisitudes del gran Jack Bauer ( y es que todo lo bueno se acaba, hijos míos).
Sr. Grifter Cine y TV, General 24, curro jimenez, jack bauer, perdidos, prison break