Creo que no me equivoco, si digo que Chew ha sido uno de esos soplos de aire fresco del año. Y el segundo tomo recopilatorio, no hace mas que afirmarlo. De nuevo, nuestro detective se ve envuelto en un caso en el que sus habilidades como cibopata (recordemos que consigue a través de los alimentos una impresión psíquica del mismo) le llevarán hasta un destino paradisiaco para los comedores de pollo, aunque ya veremos que no es oro todo lo que reluce.
Layman utiliza gags conocidísimos y vistos en films como Arma Letal, donde la acción se mezcla con humor. La muestra la tenemos en las primeras páginas que abren el tomo, cuando se encuentran Chu y su antiguo compañero (si, el mismo que resultó herido a las primeras de cambio); Todo muy típico pero muy bien llevado. Y sigue utilizando los tópicos de la investigación fuera de su trabajo, de como su compañero debe cubrirlo…típico y tópico, pero con un guión rápido, intenso y lleno de ritmo.
Ya hemos dicho que, en este segundo tomo, nos trasladamos hasta unaisla/país, donde el pollo no es un alimento prohibido. En la trama, además de conocer al nuevo compañero de Chu, veremos como sus habilidades le llevan de nuevo a resolver el caso. Y, como ocurrió en el primer tomo, con la sorpresa de las actividades de su compañero, tenemos sorpresón en las últimas páginas. No digo mas que Layman flirtea con criaturas fantásticas, aunque no es nada nuevo, ya que las propias habilidades del personaje principal de normal no tienen nada.
En fin, un excelente cómic.
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