Reseñas cine: “Cars 2″

Soy un entusiasta admirador de todos los filmes con los que Pixar nos ha venido agasajando desde hace 25 años. Personalmente, creo que el estudio de animación capitaneado por John Lasseter juega en otro liga; no sólo respecto a sus competidoras directas en el terreno de la animación 3-D (léase Dreamworks Animation o Blue Sky Studios), sino en el marco general del cine actual, sin importar géneros ni estilos. Tal vez suene a boutade, pero lo cierto es que ante una trayectoria que incluye éxitos consecutivos como “Monstruos S.A.”, “Buscando a Nemo” y “Los increíbles” o “Ratatouille”, “Wall-E”, “Up” y “Toy Story 3”, no se me ocurre más conclusión que la obvia: Pixar está haciendo, hoy por hoy, el mejor cine que se puede ver año tras año en las carteleras de medio mundo.

No obstante, si tuviera que elegir mis películas “menos favoritas” de cuantas ha producido Pixar hasta la fecha, éstas serían “Bichos” y “Cars”. No me parecen malas, ni mucho menos, pero sí creo que se encuentran uno o dos peldaños por debajo de las joyas del estudio afincado en Emeryville, California. Tal vez por eso “Cars 2” no las tenía todas consigo para satisfacer las altas expectativas que todo nuevo lanzamiento de Pixar suscita.

Agotada la trama del engreído Rayo McQueen que aprende gracias a los campechanos habitantes de Radiador Springs el valor de la humildad en la primera entrega de la franquicia, “Cars 2” es una secuela directa de aquélla que, sin embargo, se desvincula temáticamente de sus orígenes desde su primera escena: una presentación del espía secreto Finn McMisil que rememora (e incluso supera) las oberturas más rocambolescas y espectaculares de los films de 007 protagonizados por Pierce Brosnan. No es baladí que sea el mismo Abel Folk, doblador de Brosnan en nuestro país, quien ponga voz al carismático y elegante Aston Martin DB5 con “licencia para aparcar”.

A partir de ahí, “Cars 2” se convierte en “la película de espías” de Pixar, del mismo modo en que “Wall-E” era su cinta de ciencia-ficción, “Up” su film de aventuras exóticas (a lo Errol Flynn o Indiana Jones) y “Toy Story 3” su homenaje al cine de evasiones carcelarias.

Aunque el trasfondo argumental presente una nueva competición deportiva en la que Rayo McQueen intentará demostrar que sigue siendo el coche más veloz de la Tierra, el personaje central de la primera “Cars” quedará rápidamente relegado a un rol secundario para ceder a su amigo redneck Tom Mate (la grúa oxidada de modales pedestres) el protagonismo casi absoluto de la película. Así, Mate se verá envuelto por error en la trama de espionaje que vincula al agente secreto McMisil con el villano profesor Z, un hilarante Zündapp Janus con monóculo que pretende sabotear el campeonato en el que competirá McQueen, organizado por un millonario que dice haber descubierto un revolucionario combustible ecológico.

Al igual que su predecesora, “Cars 2” es una de las propuestas más vocacionalmente infantiles, menos profundas y más desenfadadas de la factoría Pixar. Carece, sin duda, del calado dramático de “Up” o “Wall-E”; películas que lograron que a un servidor se le encogiese varias veces la patata e incluso le asomase esa lagrimilla tonta que se enjuga con menos vergüenza en la oscuridad de una sala de cine. Ahora bien: como propuesta infantil, menos profunda y más desenfadada, “Cars 2” es una experiencia terriblemente divertida, narrada con un ritmo trepidante y repleta de escenas de acción fantásticamente planificadas.

Por otro lado, y como ya viene siendo habitual en cualquier producto Pixar, el aspecto estrictamente técnico de la película se salda con una calificación de matrícula de honor. Si bien los coches no ofrecen, de por sí, las capacidades expresivas de los animales antropomórficos, los juguetes o los seres humanos cartoonizados, el diseño de personajes sigue siendo un acierto rotundo (virtud heredada de la primera entrega de la saga) y sus movimientos en pantalla les confieren vida propia de un modo casi milagroso. Cada vehículo tiene una marcada personalidad y esto queda de manifiesto no sólo en su carrocería, sino también en el acting de cada personaje. Además, la majestuosidad de los escenarios donde transcurre la acción, tomados esta vez de entornos reales (ciudades como Tokio, París o Londres) ofrece la sensación inequívoca de que “Cars 2” es un importante paso adelante respecto a la primera entrega de la saga.

Es más que probable que ésta no acaba siendo, tampoco, una de mis películas favoritas de Pixar. La comparación, me temo, ofrece en este caso muy pocas opciones a la nueva cinta dirigida por John Lasseter. Pero eso, como viene siendo habitual, no desvirtúa en absoluto un producto tremendamente disfrutable: un estupendo film de acción, humor y aventuras que volverá locos a los pequeños y hará igualmente feliz a una gran mayoría del público adulto.

Y es que Pixar no falla jamás.

UN PAR DE ACLARACIONES:

Antes de “Cars 2″ se proyecta un cortometraje protagonizado por los personajes de “Toy Story 3″. Su título es “Vacaciones en Hawaii” y, aunque no es ni de lejos el mejor corto de la factoría (otros como “Presto”, “Parcialmente nublado” o “Día y noche” están bastante por encima), siempre es un placer volver a ver a Woody, Buzz y compañía en pantalla grande.

Por otro lado, ”Cars 2″ se proyectará en algunos cines en su versión estereoscópica (es decir, con las dichosas gafas 3-D). Ésa fue precisamente la copia proyectada en el pase de prensa al que pude asistir ayer, y debo decir que este sistema sigue pareciéndome un añadido totalmente innecesario que no hace sino encarecer el precio de la entrada de cine. Es cierto que en el caso de las cintas de animación 3-D la estereoscopia ofrece una calidad de imagen algo superior, sobre todo en lo que respecta a la definición de volúmenes, pero sólo he visto un ejemplo real en el que el formato aporte una valor narrativo añadido a la película, y ha sido en “Avatar” de James Cameron. Por tanto, recomiendo cautela a la hora de pasar por taquilla.

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“Cars 2″ se estrena en España el próximo 6 de julio.

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