¿Se acuerdan del hermano insoportable del aún más insoportable Frasier, uno de los personajes insoportables de Cheers, una sitcom americana llena de tipos insoportables? Pues en El Perfecto Anfitrión lo borda. Se trata de una impagable película independiente en la que el humor y la tragedia se confunden, protagonizada por desgraciados patosos que se buscan su propia ruina. Un atracador con mala pata (metafóricamente se ha pegado un tiro en el pie) huye de un robo a un banco e intenta esconderse en el lugar equivocado. Desde que se ve al supuesto depredador meterse él solito en la guarida de un afectadísimo tipo aparentemente frágil, está claro que la cosa no va a acabar como él espera. Y no les cuento más, es mejor que no les diga nada o se perderá la sorpresa. Al lado del drama psicológico hay una comedia disparatada con un giro inquietante. Un tour de force interpretativo entre los dos protagonistas lleno de piruetas argumentales a medio camino entre Hard Candy y The Human Centipede. De la cachaza flemática al histerismo pasando por el mero cachondeo, El Perfecto Anfitrión es una película pequeña, sin pretensiones, pero tremendamente ingeniosa y culminada por una impecable banda sonora. Oh, las inesperadas sorpresas que te da el cine.
Fran G. Lara