Ya veis que aún estando en una semana donde los miembros del blog podríamos habernos ido de puente a Torremolinos, hemos preferido quedarnos por el bien común y de nuestros lectores. Tal y como tenemos costumbre, el Sr Grifter se vino para mi casa para disfrutar de la tortura que suponen últimamente lo que llamamos Lunes Molones. Como estamos en un ambiente festeril, en vez de jugar al Fifa 12 y ponernos de los nervios, preferimos echarnos unos vicios al Blur y al Modern Warfare 3 en pantalla partida. Con el último juego fue donde peor lo pasé, dado que éste le produce al Sr Grifter un estado tal de euforia y excitación que empezó a restregarse contra el sillón. Después de frotarme los ojos con un estropajo para borrar de mis retinas el espectáculo tan bochornoso que había visto nos dispusimos a ver la peli que teníamos preparada.
Sinceramente, tuvimos que usar un film que teníamos de reserva, dado que nos surgieron problemas técnicos con la peli que había elegido el Sr Grifter. En su lugar, nos vimos Los Abandonados, de Nacho Cerdá.
Marie realiza un largo viaje para adentrarse en los confines de Rusia con la intención de encontrar pistas sobre su familia. Con las preguntas que surgen al ser adoptada, Marie no puede evitar hacer conjeturas sobre lo que pasó con sus padres y con la granja donde éstos vivían. Lo que no sabe es que ese viaje le descubrirá un pasado familiar que seguramente no se esperaba. La granja de su familia esconde secretos que quizás no deberían perturbarse y con la llegada de Marie se repetirán terribles acontecimientos pasados que pondrán en peligro su vida.
El comienzo francamente pintaba bastante bien, consiguiendo mantener la atención del espectador gracias a un ambiente asfixiante. Y es que la llegada de Marie a la granja de su familia no puede ser peor: un caserón en bastantes malas condiciones con evidencias de los terroríficos sucesos acaecidos antaño, la oscuridad de la noche, un paraje aterrador alrededor de la granja que impide cualquier intento de escapar y unas presencias que pondrán en jaque las vidas de los protagonistas.
Tristemente la película empieza a hacer aguas en algunos momentos, con cosas que no se llegan a entender demasiado bien (que alguien me explique por qué la protagonista decide cruzar un bosque para llegar al caserón en medio de la noche. ¿No sería más fácil ir a visitar la puñetera granja por la mañana?), situaciones rocanbolescas que harán pensar al espectador “qué cojones está pasando” y que le dejarán con cara de poker. Cerdá abusa en demasía de los ruidos de ambiente para ponernos en tensión, como crujidos, gemidos de niños, etc. que dan la sensación de que no deberían estar ahí y cantan demasiado como ruidos “de bulto”.
En definitiva, una ida de olla para los amantes de los argumentos que te dejan “to” loco pero sin llegar a tener un desenlace magistral. Tiene algunos momentos de tensión bastante bien conseguidos, pero quizás lo más destacable es la habilidad de dejar con la boca abierta al espectador por las incongruencias de algunas escenas, que son explicadas más adelante en el film. No sé, no me dejó un buen sabor de boca, pero quizás es que ayer estaba muy espeso.