Son tantas las cosas que podríamos calificar como misión imposible que si uno se pone a enumerarlas todas eso puede ser un no parar: que el Real Madrid gane la décima, que el Hermida vuelva a Tve1, o que yo deje de comer Dupis y recupere mi tipín de antaño. Sin embargo, llevadas esas palabras al mundo del cine es ineludible que a uno no le venga a la cabeza la famosa saga de películas basadas en la mítica serie de televisión y que comezaron su andadura en 1996 con un Tom Cruise hecho todavía un buen mozo.
El caso es que a sus ya casi 50 años este muchacho vuelve a meterse de nuevo en el pellejo del súper espía Ethan Hunt en este film dirigido por Brad Bird y escrito por el bueno de J.J. Abrams (entre otros). En Nuestros cómics ya hemos tenido el sumo placer de degustar este largometraje como se merece, y como seguramente en estos momentos muchos os estaréis preguntando si la nueva entrega merece la pena, hoy vamos a desvelarlo dedicando este post a hablar sobre ella.
Hace unos días le comenté a un colega que iba a ver esta cuarta parte de la saga, a lo que me respondió que a él no le llamaba la atención ya que apenas se acordaba de las tres anteriores y no tenía nada de ganas de ponerse a verlas nuevamente. A mí me resultó un razonamiento un poco cogido por los pelos y equiparable al hecho de si para la próxima peli de James Bond uno se ha de tragar las veintitantas pelis anteriores. Y es que esta nueva entrega de Misión Imposible no deja de ser un film en la misma línea que las anteriores, es decir, una nueva aventura de Ethan Hunt en la que tendrá que hacer uso de todas sus habilidades y facultades para salir airoso de una situación muy chunga. Como es lógico, si tienes frescas las tres partes anteriores pues mucho mejor para estar al tanto de pequeños detalles o que te suenen ciertos personajes que por allí desfilan, pero sino, es algo totalmente indiferente a la hora de visionar este film.
Sobre su argumento, todo comienza a raíz de una bomba que explota en el Kremlin y los gobiernos estadounidense y ruso creen que Ethan Hunt es el responsable. Buscado por las autoridades, Hunt y sus muchachos deberán demostrar su inocencia ayudados por el ex-agente Brandt (Jeremy Renner). Todo ello mientras tratan de dar con el verdadero responsable del acto terrorista, un extremista nuclear de nombre en clave “Cobalto”, quien conseguirá hacerse con unos códigos y dispositivos de lanzamiento de armas nucleares con la intención de desencadenar una guerra nuclear entre rusos y americanos.
Salvando las distancias, el hilo central del film me recordó un poco al de la reciente X-Men: Primera Generación en el sentido de la tensión de guerra nuclear en el ambiente, que a uno hace que le venga a la cabeza la famosa crisis de los misiles de Cuba del año 1962. Lo único cierto es que aquí no habrá mutis poderosísimos que salven la papeleta y deshagan todo el entuerto, sino un agente cojonudo con unos recursos y unas habilidades que asustan de lo bueno que es.
Y es que en mi opinión, el punto fuerte de este film (y de la saga en general) reside justamente en eso mismo, en la capacidad de sus protagonistas para urdir planes con una sincronización y una compenetración casi perfectas, sus avanzados artefactos tecnológicos y su capacidad de improvisación a la hora de sobreponerse ante cualquier imprevisto. Todo ello, unido a una acción desenfrenada y a lo interesante de sus urdidas planificaciones, realmente captan la atención del espectador (a pesar de que no sea nada demasiado distinto a lo ya visto en las partes anteriores). Pero lo cierto es que en sus dos horas de duración se mantiene un buen ritmo a lo largo de todo el film, con especial mención a la parte que se desarrolla en el rascacielos de Dubai.
En definitiva, Misión imposible: Protocolo fantasma es una película bastante disfrutable que creo que gustará a los fans de la saga, ya que tiene grandes dosis de justamente lo que uno espera en este tipo de largometrajes: acción, acción y más acción. Una nueva misión para este magnífico espía, un verdadero tío de acción que no piensa sino que actúa. Si decides aceptar su visionado, estoy seguro de que no te defraudará.