Hace ya tiempo escuché en la radio una crítica sobre esta película con motivo de su estreno en cine allá por el verano, y la verdad es que tengo que reconocer que suscitó mi interés por realizar un visionado de la misma. Ayer por fin pude degustar este film en el que tenía tantas expectativas, y la verdad es que ni mucho menos ha colmado mis ganas de verla (y aún todavía menos ha sido lo que yo esperaba).
Si uno se fija en el cartel de la película, seguramente lo primero que le viene a la cabeza es que el largometraje tiene pinta de ser una peli de terror puro y duro con tintes a lo Species. A decir verdad, el único parecido con esta mencionada película es la creación de un “nuevo ser” a partir de un experimento científico mezclando el ADN de distintos animales (al que se le añade también una pequeña pizquita de ADN humano, que le da un toque rico-rico y con fundamento). Tal y como se puede apreciar, el film recurre al cliché de científicos impetuosos que se adentran en terrenos desconocidos en los que es mejor no indagar, provocando “una situación” que al final se les irá de las manos.
Supongo que también tiene que ver el hecho de que un servidor está ya muy “encasillao” en el cine friki y en la serie B, y me dejo llevar a veces por la emoción. Y es que salvo los 10 minutos finales en los que sí se crea una ligera tensión y un pequeño toque terrorífico, el resto del film a mí me pareció un dramón (con amplios tintes de moralidad), y donde seremos partícipes durante casi todo el film de cómo esa pareja de científicos empatizan con su creación y establecen con él una relación paterno-filial con la que nos queda clara la premisa de que a “un hijo” se le quiere por feo que sea. A lo mejor otra cosa no, pero es que la criatura en cuestión es fea de narices (sobre todo cuando es pequeñita, que a mí personalmente me recordó a un bicho “despeluchao” de esos que salían en el Chocobo racing).
En cuanto a los actores, tendremos por ahí pululando al bueno de Adrien Brody, que si hace unos días le criticaba en mi reseña sobre Predators diciendo que un tirillas como él no pega en el papel de chulazo y tipo duro, en Splice en cambio le viene que ni al pelo su actuación de científico empollón y temeroso por adentrarse en experimentos donde nunca antes nadie ha llegado. En cuanto a la moza (Sarah Polley) os sonará por haberla visto en esa joya del noveno arte que es el remake que se hizo hace unos años sobre El Amanecer de los muertos. Poco que decir más sobre los protagonistas, salvo que cumplen con actuaciones modestitas, y meramente testimoniales.
Así que querido lector, si lo que buscas es echar la tarde con una película de terror, lamento comunicarte que Splice no se acerca ni de lejos a ese género (salvo los últimos minutillos del film antes comentados). Se trata más bien de una película de ciencia-ficción con un argumento para mi gusto un tanto plano y lineal, que se desarrolla en base a la idea de la moralidad que supone crear una criatura como esta y las consecuencias que ello provoca. A mí al menos se me hizo un poco pesado tanto dilema moral de ahora quiero un montón al bicho este – ahora creo que lo mejor es que lo mandemos al otro barrio (tanto rollo de ese acabó por hacérseme un poco pesado).