La verdad es que cualquier persona que no tenga ni zorra idea del personaje y lea esto de El Motorista Fantasma pensará que hoy vamos a hablar del típico chulazo dieciochoañero que aprueba todo y papi le compra una moto con la que poder salir por ahí a perseguir falducones. En cambio los más frikis del noveno arte (o cualquiera que haya visto la película anterior) es sabedor de que se trata de uno de los antihéroes de Marvel Comics, que bien se podría encuadrar dentro de la catalogación de “personajes de ficción sobrenaturales”.
Personalmente he de decir que la primera parte de esta saga peliculera me dejó un poco cartulina. Y es que Ghost Rider es un personaje del que apenas he leído nada en cómic (alguna cosilla esporádica), y he de reconocer que el primer film tampoco me dejó con demasiadas ganas de querer degustar más cosillas sobre él. Así que con el visionado de esta segunda parte esperaba ver si la cosa mejoraba un poco, pero francamente he de reconocer que mi indiferencia por las andanzas del motorista se ha quedado tal y como estaba…
Supongo que en ese mal sabor que me ha dejado esta saga influye también el hecho de cuando en su día leí la noticia de que sería Nicolas Cage (con sus pelos de rata) el encargado de dar vida al personaje. Y es que este tío desde hace mucho se había encaprichado por interpretar a algún personaje de cómic en la gran pantalla, y es bien sabido que hacia finales de los años 90, Warner Bros contrató al director Tim Burton para realizar una nueva película de Superman, que llevaría por título ‘Superman Lives’ y Nicolas Cage iba a ser la estrella elegida para este proyecto, que por diversos motivos (y gracias a los dioses) nunca llegó a realizarse.
El caso es que en Ghost Rider: Espíritu de venganza el bueno de Cage cumple una vez más su sueño de interpretar a un personaje de cómic en este film de argumento un tanto ratonero. En él le veremos nuevamente atormentado con su maldición, viviendo apartado del mundo y sin relacionarse con nadie, hasta que acaba siendo localizado por el monje Moreau, que necesita de su ayuda para buscar a cierto jovenzuelo poseedor de un “don especial” antes de que caiga en manos de Roarke (un viejo conocido de nuestro protagonista).
Todo ello da lugar a una película que no tiene nada que envidiar a las pelis chungas esas de serie B que salen directamente a DVD. Por si eso fuera poco, todo ello está aderezado por esos momentazos en los que Nicolas Cage se pone a interpretar con caras desquiciantes y con muecas de tontaco subnormaloide, y que a mí personalmente me exasperan. Y no me importa reconocer que cuando pone esos jetos de bobo a mí este tío me da mucho miedo…
Por cierto, ni que decir tiene que como segunda parte peliculera que es, tampoco faltará el momentazo en el que el héroe de turno (o mejor dicho antihéroe) sufrirá la típica “crisis de los supertipos” y querrá desprenderse de sus poderes, aunque en este caso es algo más comprensible al tratarse al fin y al cabo de una maldición. Quizás lo único un poco más interesante del metraje radica en esa parte en la que se alude al origen de ese espíritu de la venganza que atormenta a nuestro protagonista, y veremos cómo pasó de ser un ser un ángel de la justicia (destinado a proteger a los inocentes) a convertirse en un ente maligno dedicado a castigar a los culpables.
En definitiva, Ghost Rider: Espíritu de venganza es de lo más flojito y regulero que he visto en lo que se refiere a adaptaciones peliculeras de personajes de Marvel Comics. Si tienes algo de curiosidad por verla pero te da pereza porque ya no te acuerdas de la primera parte tampoco supone mayor problema, porque en los créditos del comienzo habrá un croquis bastante resumido de todo lo acontecido en esa entrega anterior, con lo cual te ahorras tener que tragarte el suplicio que fue ese otro film. Pero vamos, que si pasas de verla puedes emplear ese tiempo en irte por ahí a perseguir chavalas, que seguro que ganas más…