TÍTULO ORIGINAL: Kokuhaku. AÑO: 2010. DURACIÓN: 106 minutos. NACIONALIDAD: Japón. DIRECTOR: Tetsuya Nakashima. GUIÓN: Tetsuya Nakashima sobre la novela de Kanae Minato. FOTOGRAFÍA: Shoichi Ato. MÚSICA: Toyohiko Kanebashi, Boris y Radiohead. INTÉRPRETES: Takako Matsu, Masaki Okada, Yoshino Kimura, Yukito Nishii, Kaoru Fujiwara, Soichiro Suzuki, Kinuwo Yamada.
Para hablar de Confessions lo haremos como siempre, brevemente, y apoyándonos en tres puntos.
Primero, no hablaremos de la trama, porque se corre el riesgo de dar demasiados detalles y estropear el estupendo guión de Nakashima, bien narrado y con un ritmo sorprendente. Apoyándose en las diferentes confesiones de los protagonistas, la película fluye hasta el estallido final, atando todos los cabos y finalizando de forma asombrosa. La puesta en escena es brillante, haciendo gala de recursos como la cámara lenta acordes con la narrativa y que le dan a la película la carga necesaria para impactar al espectador. La fotografía, otra maravilla, moviéndose entre colores fríos y calidos,y todo ello apuntalado sobre una buenísima banda sonora que prácticamente acompaña cada momento de la película.
En segundo lugar, Confessions no es una película para todos los públicos. Y no por el perturbador lado de la raza humana que retrata ni por sus estallidos de violencia, sino que estamos hablando de una película asiática. Quien no esté familiarizado con las películas que nos llegan de aquellos países, sentirá la verdadera necesidad de dejar de ver Confessions. Su manera de contar la historia, algunos tramos lentos y ciertas variantes con respecto a los modos del cine occidental no son, ciertamente, para todo tipo de espectadores. Aún así, merece una oportunidad.
En último lugar, el tema que trata, que parece ser algo recurrente en los últimos años en el cine asiático. La venganza como eje central de la historia, pero también la degradación del ser humano, tan bueno como aterrador, e, incluso, la ley del menor (aunque esto último sea, más que nada, una excusa que intente hacernos reflexionar). Desde la Trilogía de la Venganza de Park Chan Wook, compuesta por Sympathy for Mr. Vengeance (Boksuneun naui geot, 2002), Old Boy (Oldeuboi, 2003) y Sympathy Lady Vengeance (Chinjeolgan geumjassi, 2005) , hasta la más reciente (y también muy recomendable) I Saw the Devil (Akmareul Boattda, Kim Ji-woon, 2010), la venganza en el cine asiático es un plato que se sirve muy frío. Y Confessions da fe de ello, con un acabado redondo y de sobresaliente.