Reseñas flash: Air, Máquina Voladora

Demasiado simbólico y etéreo, Air parece bajar de las nubes para acabar en las viñetas de un cómic, donde la realidad está tejida con el mundo de los sueños.

Han pasado algunos meses desde que Planeta publicó el primer arco argumental de Air. Tras la agradable sorpresa inicial, donde la frescura del guión y, a la vez, la complicada trama hacían que uno se enganchara desde la primera página, asisitimos ahora a la segunda entrega de una serie con los días contados en nuestro país, no en vano DC canceló la serie en el número 24. Como hasta ahora tenemos diez números publicados en España, tenemos algún tomo mas para disfrutar de una serie incomprendida.

Con Air tenemos un problema: Hay que estar muy atento o uno se pierde. Si, al estilo Perdidos, donde o los guionistas son genios o realmente no saben hacia donde dirigir la nave. La cuestión es que desde que conocimos a Blythe, la azafata protagonista, nos preguntamos qué es lo que nos quiere mostrar G. Willow Wilson. Afortunadamente, en  Máquina Voladora conocemos mucho mas de lo que está ocurriendo para…volver a quedarnos igual.

Hay muchas formas de contar una historia, pero Air parece avanzar en espiral, de forma que siempre puedes mirar arriba o abajo sin moverte de tu sitio. Y así avanza la trama en Air, aunque sin tener todos los escalones en su lugar y sin saber el comienzo ni el final de la escalera.

Si en el primer tomo se nos mostró a grupos en busca de “algo” y un país que aparece de la nada (aunque ya existía), terminando la historia sobre los cielos y con la compañía de Amelia Earhart, ahora conoceremos algo mas de ese dispositivo azteca llamado Hiperprax y cómo es posible que Amelia siga viva.

Posiblemente, el error que comete G. W. Wilson es dejar demasiado al “aire” (y nunca mejor dicho), la trama. A veces aparecen pequeños interdulios que no aportan nada y que ensombrecen el producto final, donde tenemos el difícil reto de entender el funcionamiento de la máquina y el papel de Blythe.

Con respecto a la trama en sí, además de ver a nuestra azafata conociendo de primera mano el pasado de Zyan, la increíble historia de Amelia Earhart y algo del funcionamiento del misterioso objeto azteca, a medio camino entre la tecnología y la magia.

Que el fin de la serie se produzca con apenas dos docenas de números, es una pena. Air es demasiado incluso para el sello Vértigo a nivel comercial. Este proyecto en una editorial menor, posiblemente hubiera ido creciendo, pero en época de crisis y con apenas 5000 ejemplares mensuales, tenía una bala con su nombre.

Para cualquier lector que no crea ciegamente en Air, sencillamente es una historia mas. Si te gustan las historias donde no sabes lo que va a ocurrir y no quieres productos precocinados y predecibles, Air es tu historia. Eso si, ármate de paciencia.