Finalizada la etapa de Ennis al frente de Punisher, quedó la duda de por donde irían los siguientes arcos argumentales. A falta del último tomo que pondrá fin a este título, podemos decir que deberían haber terminado con Ennis y no intentar seguir con otros guionistas. Como si se tratase de una serie de TV, el actor principal abandona y se empeñan en seguir esperando que el público acepte la marcha. Y no es lo mismo.
Gregg Hurwitz tenía un marrón entre manos. Este escritor de novela negra puede tener en mente una gran historia sobre Punisher. Pero no es ésta. A su lado, Laurence Campbell intenta que no pensemos en el Castle de Dillon. Buen trazo, oscuro y lleno de matices, da la sensación de que debería tener mas oportunidades con personajes como Punisher o El Caballero Luna. Seres que se mueven en las sombras y que no necesitan de las luces que suelen acompañar a los superhéroes.
La historia nos transporta hasta la frontera mexicana, donde ya sabemos como funciona la ley. Incluye una sucesión de muertes inocentes y la siempre predisposición de Castle a impartir justicia. Y hasta allí que se nos va Castle y sus penurias en forma de recuerdos del pasado. Porque Hurwitz intenta explotar lo que convirtió a Frank Castle en Punisher y enlazarlo con la historia. Demasiada profundidad para una historia del montón.
Con ración de violencia asegurada, Niñas vestidas de blanco podía haber quedado como una miniserie mas y no como la continuación de la etapa de Ennis. No hay color y eso hace que parezca peor de lo que realmente es.
Finalizamos pensando que Hurwitz seguro que puede mostrar mucho mas de lo que hace aquí, donde no consigue mas que una historia aceptable y que no conecta con lo que nos habían contado hasta ahora.