No es necesario que conozcan ustedes al personaje de Hellboy, ni siquiera que hayan visto las películas que se han hecho de él. Puede que reconozcan los méritos del descoyuntado dibujo cubista de Mike Mignola, aunque tampoco hace falta que sitúen a este autor entre su top 10. Sin embargo, en este episodio, El Hombre Retorcido, es Richard Corben, uno de los mayores genios indiscutibles del arte contemporáneo, quien se encuentra al frente de los pinceles por segunda vez para ilustrar la totalidad del comic. Y eso ya de por sí hace a este tomo recientemente publicado por Norma no sólo interesante, sino prácticamente imprescindible. El artista de Kansas podría encargarse de poner en imágenes la tabla de multiplicar, y recibir el aplauso unánime de cualquier aficionado con gusto. Tras realizar Makoma en 2006, el trazo de Corben vuelve a brillar con su peculiar estilo en una siniestra historia de brujería ambientada entre rednecks de la América profunda. Mignola desarrolla un relato interesante que se sale de los cánones del género y depara unas cuantas sorpresas y no pocos aciertos. Un tipo de comic excelente en pequeñas dosis como esta, cuyo triunfo en la ocasión que nos ocupa no es en absoluto ajeno al poderío del dibujo del gran Richard Corben. Con todo, un cuento de puro American Gothic no exento de un peculiar sentido del humor, y una lectura atractiva aún cuando el mundo de Hellboy les sea desconocido. Lo más curioso de todo es el claro mensaje pro-cristiano que subyace bajo El Hombre Retorcido, y que muchos que lo denunciarían por rancio en otros contextos, aquí lo van a dejar pasar de rositas. Todo eso y mucho más porque, además, esto es un Corben.
Fran G. Lara